D E M O C R A T O P I A

Adicciones a sustancias

Versión 1.3

Introducción

Kramer y Cameron (1975). Entendemos por droga «toda sustancia que, introducida en el organismo vivo, puede modificar una o más funciones de este».
Graña (1994). Las drogas tienen un gran poder adjetivo porque pasan rápidamente desde el torrente sanguíneo al cerebro y esto afecta a cómo el individuo percibe y siente. Estos cambios suelen apreciarse como placenteros o reforzantes. Este proceso de condicionamiento hace que se mantenga el consumo, que sea más probable la recaída y que el proceso de recuperación sea lento en los casos más graves.
Schuckit (2000). Entenderemos por droga de abuso «cualquier sustancia, tomada a través de cualquier vía de administración, que altera el humor, el nivel de percepción o el funcionamiento cerebral».

Hay drogas legales, como el alcohol, el tabaco y la cafeína, e ilegales, como el cannabis, la cocaína, la heroína, las drogas de síntesis, y un largo etcétera. También puede haber adicción a drogas de prescripción, como sedantes, hipnóticos y ansiolíticos. Tanto el DSM-5 como el CIE-11, incluyen a las drogas, junto al juego patológico y la adicción a los videojuegos, en una categoría global de trastornos relacionados con sustancias y trastornos adjetivos. En España el problema de las drogas tiene un coste sanitario y social enorme. El consumo masivo de la heroína comienza en los años setenta del siglo XX, la cocaína en los años ochenta, y luego las drogas de síntesis y el cannabis en los años noventa. Por el contrario, en las últimas décadas se aprecia un descenso del consumo abusivo en España de las drogas legales, alcohol y tabaco.

Según Schuckit (2000), «toda droga de abuso causa intoxicación, todas inducen dependencia psicológica (sentimiento desagradable sin la droga) y todas son autoadministradas por un individuo para cambiar su nivel de conciencia o para incrementar su bienestar psicológico».

CLASEALGUNOS EJEMPLOS
Depresores del SNCAlcohol, hipnóticos, muchas drogas ansiolíticas (benzodiacepinas).
Estimulantes o simpaticomiméticos del SNCAnfetaminas, metilfenidato, todos los tipos de cocaína, productos para perder peso.
OpioidesHeroína, morfina, metadona y casi todas las prescripciones analgésicas.
CannabinoidesMarihuana, hachís.
AlucinógenosDietilamina de ácido lisérgico (LSD), mescalina, psilocibina, éxtasis (MDMA)
Drogas para contrarrestar otros efectosContienen: atropina, escopolamina, estimulantes menores
OtrasFenciclidina (PCP).
Clasificación de las drogas según Schuckit (2000).

Para la OMS (1992) el síndrome de dependencia es el conjunto de manifestaciones fisiológicas, comportamentales y cognitivas donde el consumo de una droga, o de un tipo de ellas, adquiere la máxima prioridad para el individuo, mayor incluso que cualquier otro tipo de comportamiento de los que en el pasado tuvieron el valor más alto. La manifestación característica del síndrome de dependencia es el deseo, a menudo fuerte y a veces insuperable, de ingerir sustancias psicoactivas ilegales o legales, aun cuando hayan sido prescritas por un médico. La recaída en el consumo de una sustancia, después de un período de abstinencia, lleva a la instauración más rápida del
resto de las características de la dependencia, al contrario que lo sucede en individuos no dependientes.

El DSM-5 agrupa las drogas en diez clases: alcohol; cafeína; cannabis; alucinógenos (con categorías independientes para la fenciclidina y otros alucinógenos); inhalantes; opiáceos; sedantes, hipnóticos y ansiolíticos; estimulantes (sustancias tipo anfetamina, cocaína y otros estimulantes); tabaco; y otras sustancias (o sustancias desconocidas).


El último DSM-5 indica que cuando una persona tiene un trastorno por consumo de sustancias hay toda una serie de síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos que indican que el individuo continúa utilizando la sustancia a pesar de producirle problemas significativos. Este perjuicio o malestar clínicamente significativo se manifiesta con síntomas como consumo continuado y persistente de la sustancia, mucha dedicación de tiempo a la búsqueda de la droga y de su consumo, tolerancia, síndrome de abstinencia, craving, persistencia en el consumo a pesar de las consecuencias negativas, etc. Todas las drogas que se consumen en exceso producen una activación directa general del sistema de recompensa cerebral, que está implicado en el refuerzo comportamental y en la producción de recuerdos.

👁️‍🗨️Epidemiología

Se estima que actualmente uno de cada 20 adultos, de 15 a 64 años, han consumido al menos una droga en el último año. En torno a 30 millones de personas en el mundo sufren del trastorno por consumo de sustancias, de los cuales unos 12 millones se las inyectan. Muchos de los adictos están encarcelados, en distintos países. Tienen una alta probabilidad de adquirir enfermedades contagiosas por el consumo de drogas (sobre todo, VIH, hepatitis y tuberculosis. Además, los adictos, suelen consumir más de una droga (lo que conocemos como politoxicomonío) junto o distintos medicamentos de prescripción con características psicoactivas. La droga ilegal más consumida en el mundo es el cannabis.

En Europa las principales drogas ilegales consumidas son el cannabis, los opiáceos y los estimulantes (sobre todo, cocaína). El consumo de alcohol y tabaco es importante, pero ha descendido de modo significativo en la población general en las últimas décadas. El consumo de drogas varía por países, sobre todo, debido a la mayor o menor disponibilidad de una droga concreta en ese país. Así, en relación con los estimulantes, la cocaína es el estimulante preferido en los países meridionales y occidentales. En cambio, predomina la anfetamina en los países del norte y del este. No dejan de aparecer nuevas sustancias psicoactivas, producidas en Europa o importadas de China o India.

SustanciaConsumo vidaConsumo últimos 12 mesesConsumo últimos 30 díasEdad de Inicio
Alcohol91.275.262.717.3
Tabaco69.740.938.816.8
Cannabis35.211.09.119.1
Éxtasis3.60.60.221.4
Alucinógenos4.50.40.122.1
Anfetaminas/speed4.00.50.220.4
Cocaína (polvo y/o base)10.32.21.121.8
Heroína0.60.10.122.4
Inhalables volátiles0.60.10.019.8
Hipnosedantes con y sin receta20.811.17.534.9
Prevalencia de consumos de drogas en España, 2017 (encuesta de la población general de 15-64 años). Fuente: OEDYLT (2019).
SustanciaConsumo vidaConsumo últimos 12 mesesConsumo últimos 12 meses
Varones
Consumo últimos 12 meses
Mujeres
Consumo últimos 30 díasEdad de Inicio
Alcohol77.975.974.177.558.514.0
Tabaco41.335.031.438.526.714.1
Cannabis33.027.529.225.919.314.9
Éxtasis2.61.92.41.40.715.4
Alucinógenos1.91.42.00.80.515.2
Anfetaminas1.51.11.50.80.515.4
Cocaína (polvo y/o base)2.92.43.21.70.915.2
Heroína0.70.50.70.30.314.5
Inhalables volátiles1.71.01.30.80.514.0
GHB0.60.40.50.30.214.4
Hipnosedantes sin receta8.66.14.77.42.914.3
Hipnosedantes con y sin receta18.412.59.815.16.414.0
Prevalencia de consumos de drogas en España, 2018/2019 (encuesta de la población escolar de 14-18 años). Fuente: OEDYLT (2020).
2019-20_Informe_EDADES

En relación a las diferencias por sexo, la prevalencia de consumo de drogas en la población general es bastante más elevada en hombres que en mujeres, sobre todo en el caso de sustancias ilegales, exceptuando los hipnosedantes sin receta. En cuanto al consumo de sustancias entre los estudiantes de 14 a 18 años que cursaban Educación Secundaria Obligatoria (ESO), en la última encuesta de 2018/2019 (OEDYLT, 2020), un 58,2 había consumido alcohol en los 30 días previos a la encuesta, y un 26,7% tabaco. A estas sustancias, le sigue el cannabis, con una prevalencia del 19,3%, y la cocaína con un 0,9%. En la encuesta previa de 2016, el 12,5% fumaba tabaco diariamente y el 2,7% consumía alcohol diariamente; otro 2,7% consumía cannabis diariamente y un 0,9% tomaba hipnosedantes diariamente. Destaca el incremento del número de borracheras. Así, en los estudiantes de secundaria el porcentaje de borracheras en los 30 días previos a la encuesta ha sido de un 16,1% en 1994, un 25,6% en 2006, un 35,6% en 2010, un 22,6 en 2014 y un 24,3 en 2018. En el caso del tabaco hay oscilaciones de año a año, lo que indica cierto nivel de estabilidad.

El consumo de cannabis es muy elevado en los estudiantes de ESO de 14 a 18 años (27,5% para los últimos 12 meses), con un mayor consumo de los varones que las mujeres (29,2% de los hombres y 25,9% de las mujeres, en los últimos 12 meses), pero acercándose. Igualmente, se ha producido un enorme incremento en el consumo de hipnosedantes, con o sin receta médica, tanto en la población adulta como en la población escolarizada. Algo está ocurriendo aquí que va más allá de la mera demanda de sustancias. El riesgo percibido ante distintas conductas de consumo de drogas ha disminuido claramente, sobre todo en el caso del alcohol, el cannabis y los hipnosedantes, tanto en la población general como entre los estudiantes de ESO. Además, ha aumentado la disponibilidad percibida de cannabis y cocaína, tanto en la población general de 16 a 65 años como en los estudiantes de ESO de 14 a 18 años, si bien en la población general la tendencia es hacia la estabilización a partir de 2001.

Conceptos básicos en drogodependencias

Siguiendo el DSM-5, en los trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos hay que considerar los niveles de gravedad del trastorno (leve, moderado y grave). A su vez, diferencia entre:

  • Trastornos por consumo de sustancias. Considera los tipos de drogas y los criterios diagnósticos para cada una de ellas (p. ej„ tolerancia, síndrome de abstinencia, consecuencias físicas y psicológicas por su consumo, etc.).
  • Trastornos inducidos por consumo de sustancias. Considera la intoxicación, la abstinencia, los trastornos psicóticos, bipolares, depresivos, de ansiedad, obsesivo-compulsivos, de sueño, disfunciones sexuales, delirium y trastornos neurocognitivos.

En los trastornos por consumo de sustancias (TCS) hay toda una serie de síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos que indican que el individuo continúa utilizando la sustancia a pesar de producirle problemas significativos. De modo general, los TCS se caracterizan por un patrón problemático de consumo de la sustancia que lleva a un perjuicio o malestar clínicamente significativo (acompañado de una serie de síntomas como puede ser la presencia de craving, de tolerancia a la droga, de síntomas de abstinencia si no se consume, etc.).

Así mismo, son varios los trastornos que puede producir el consumo de drogas. Entre ellos están el delirium inducido por sustancias, demencia persistente inducida por sustancias, trastorno amnésico inducido por sustancias, trastorno psicótico inducido por sustancias, trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, trastorno de ansiedad inducido por sustancias, disfunción sexual inducido por sustancias y trastorno del sueño inducido por sustancias. Estos trastornos aparecen como consecuencia del consumo de la droga.

Equipo Docente.

El CIE-11 distingue el consumo nocivo de la dependencia, que se relaciona con el nivel de gravedad del trastorno, o un trastorno por consumo de sustancias, y su nivel de gravedad.

Intoxicación

La intoxicación es un estado transitorio que sigue a la ingestión o asimilación de sustancias psicotropas o de alcohol, en el que se producen alteraciones del nivel de conciencia, de la cognición, de la percepción, del estado afectivo, del comportamiento o de otras funciones y respuestas fisiológicas y psicológicas. Los síntomas van más allá de la mera intoxicación física, ya que con ella se consigue producir trastornos de la percepción, de la vigilia, de la atención, del pensamiento, de la capacidad de juicio, del control emocional, de la conducta psicomotora y del comportamiento interpersonal. Se diferencia la intoxicación aguda de la crónica. La aguda ocurre a corto plazo, a veces es puntual. La crónica es cuando es continuada en el tiempo.

Síndrome de abstinencia

El síndrome de abstinencia de una sustancia produce cambios significativos y problemáticos, que se aprecian a nivel fisiológico, del comportamiento y cognitivo, cuando la persona deja de consumirla o reduce de modo significativo su consumo. Al encontrase mal la persona, al faltarle la droga, lo más probable es que vuelva a consumirla para encontrarse bien. Así reduce esos síntomas. Esto puede ocurrir en unas horas o en unos días. Produce un malestar clínicamente significativo o un deterioro importante en la vida social y laboral del individuo que hace que vuelva a consumir la sustancia, pedir ayuda terapéutica, o realizar conductas que hasta ese momento no había
hecho (p. ej„ dejar el trabajo para consumir, para conseguir la sustancia, prostituirse, tomar otras sustancias sustitutivas, etc.).

Tolerancia

La tolerancia a una droga consiste en la necesidad de incrementar la dosis inicial al disminuir su efecto por la administración repetida de la misma. Viene a ser un mecanismo adaptativo del organismo para intentar mantener la homeostasis. Se distingue entre la tolerancia innata y la adquirida.

  • Tolerancia innata: Hay una disminución de la sensibilidad a la sustancia desde la primera administración. Esto facilita adquirir la dependencia temprana.
  • Tolerancia adquirida. Tres tipos clásicos de tolerancia:
    • Tolerancia farmacodinámica. Se produce cuando la respuesta del organismo a la sustancia que entra en él reduce su potencia con el uso repetido. Así, los receptores responden con cambios químicos para mantener la homeostasis. De ahí que la persona tiene que incrementar la dosis para lograr el efecto que tenía en las primeras pruebas de la droga porque la respuesta a la droga es menor.
    • Tolerancia farmacocinética (o metabólica). Tiene que ver con mecanismos del propio cuerpo como absorción, distribución, metabolismo y eliminación de la droga, lo que va a marcar diferencias de unos a otros individuos ya que la potencia, efectos secundarios y duración de su efecto varía de unas a otras personas. El mecanismo más frecuente es la inducción enzimática que provoca la propia sustancia, al aumentar la síntesis de enzimas microsomales hepáticas. Esta inducción enzimática, si no se originan metabolitos activos, reduce la biodisponibilidad y la eficacia de la sustancia.
    • Tolerancia conductual (o condicionada). Se refiere al efecto que tiene la sustancia en un individuo como consecuencia del aprendizaje o de los estímulos ambientales que están presentes en el momento de la autoadministración de la droga. En ello influyen además las expectativas o el estado de ánimo, que pueden cambiar la intensidad de los efectos. Por tanto, la misma se produce por aprendizaje (condicionamiento clásico u operante), a través de la asociación del consumo de la droga con ciertos estímulos o contextos ambientales. Esto lleva a que el efecto de la droga puede depender más del contexto («señales» como olores, preparación de la droga, jeringuilla, etc.) que de la propia sustancia. Esto explica cuadros de intoxicación aguda (sobredosis) en adictos que consumen la droga fuera de su contexto habitual.

En primer lugar, tenemos que conocer qué es la farmacodinámica y la farmacocinética. En este sentido, la farmacocinética es el estudio de cómo el cuerpo absorbe, distribuye, metaboliza y excreta una droga y la farmacodinámica es el estudio de cómo actúa una droga en el cuerpo.

En relación a las drogas, la tolerancia farmacodinámica es la que se presenta cuando después de la exposición a la droga, se requieren mayores niveles de la misma para conseguir una respuesta determinada. Y, la tolerancia farmacocinética, se produce por cambios en la distribución o metabolismo de la droga después de la administración repetida, reduciéndose su concentración en el plasma y, como consecuencia, en los lugares de acción.

Equipo Docente.

También se han diferenciado otros tipos de tolerancia:

  • Tolerancia aguda. Es la que ocurre precozmente con la administración repetida de una droga con motivo de un acontecimiento determinado (p. ej. el consumo de cocaína intenso al inicio de una fiesta).
  • Tolerancia invertida. Es la propiedad que tienen algunas drogas de producir los mismos efectos, pero con dosis bajas (p. ej„ en alcohólicos por su hepatopatía)
  • Tolerancia cruzada o recíproca. Ocurre cuando la persona que tiene tolerancia a una droga también se hace tolerante a los efectos de otra que tiene una acción semejante (p. ej„ la heroína tiene dependencia cruzada con los fármacos opiáceos, como la morfina; el consumo intensivo de bebidas alcohólicas produce tolerancia cruzada a los fármacos del tipo de los barbitúricos).

La tolerancia está muy relacionada con la dependencia. Así, también existe el fenómeno de la dependencia cruzada, que se refiere a la capacidad de una droga para suprimir el síndrome de abstinencia producido por otra. Por ejemplo, la metadona puede suprimir el síndrome de la abstinencia de la heroína y los tranquilizantes, el del alcohol. De hecho, la mayoría de los métodos de desintoxicación se basan en el fenómeno de la dependencia cruzada. Relacionado con la tolerancia y el síndrome de abstinencia está el de neuroadaptación.

Craving

El craving se caracteriza por un deseo intenso de consumir una sustancia que, si no se realiza, produce un poderoso sufrimiento físico y/o mental. El craving varía en intensidad. Puede ser breve o mantenerse durante tiempo. Puede aparecer puntualmente o de forma recurrente. Padecerlo es una causa frecuente de la recaída.

El actual DSM-5 ha incluido el craving como uno de los criterios diagnósticos del trastorno relacionado con sustancias. Sin embargo, no hay un completo acuerdo de que ello sea un criterio básico en todas las drogas.

Vía de administración

Las drogas se pueden tomar a través de seis vías de administración:

  1. Oral. En forma de ingestión, mascado o sublingual.
  2. Pulmonar, inhalada y/o fumada.
  3. Nasal (esnifada).
  4. Intravenosa.
  5. Intramuscular o subcutánea.
  6. Rectal.

Las que llegan antes al torrente sanguíneo (intravenosa, fumada, intranasal, esnifada) son las que producen una intoxicación inmediata. En todo caso, la dosis y la frecuencia de consumo desempeñan un papel importante para pasar del consumo al abuso y, finalmente, a la dependencia. Lo vía de administración más problemática es la intravenosa, especialmente en el caso de la heroína por los problemas de salud asociados.

Potencia de la droga y duración de su efecto

No es lo mismo tomar una bebida de 3 o 5 grados de alcohol que otra de 40 grados. Ni es lo mismo tomar delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia psicoactiva más importante del cannabis, con 3 o 10% de THC, ni tomar cocaína con un 70% de pureza que con un 30%. No solo hay que considerar el consumo según la dosis, sino también según su pureza para así conocer la potencia que tiene esa droga cuando el individuo la ingiere. Relacionada con la potencia de una droga está la duración de sus efectos. Las de acción corta producen su efecto en poco tiempo, con un desarrollo rápido de la abstinencia. Cuando el efecto es de acción larga, hay menores efectos de la abstinencia y menor intensidad del síndrome de abstinencia.

Escalada en el consumo

El curso de la dependencia, intoxicación y abstinencia varía según el tipo de sustancia consumida, la vía de administración, factores individuales, disponibilidad de la sustancia, etc. Cuando el individuo llega a ser dependiente el curso suele ser crónico, con años de evolución y consecuencias negativas debido a su consumo. Puede pasar por períodos de abstinencia total o parcial. La recaída es frecuente en este trastorno.

Para el DSM-5 el curso del trastorno tiene varias especificaciones para la remisión, dependiendo de cada sustancia. Se diferencia la remisión inicial de la remisión continuada.

  • La remisión inicial se aplica después de haberse cumplido previamente los criterios del trastorno pero desde hace al menos tres meses, y menos de doce meses, no los cumple, con la excepción del craving en muchas sustancias.
  • La remisión continuada es cuando, como en el caso anterior, supera ya los doce meses sin consumir la sustancia, aunque puede seguir teniendo craving.

También debemos especificarsi está en un entorno controlado (p. ej., hospital, comunidad terapéutica, centro asistencial) en donde tiene un acceso restringido a la sustancia. o en un entorno controlado (p. ej., hospital o comunidad terapéutica).

Politoxicomanía y poliadicción

Se habla de politoxicomanía, poliadicción o consumo de sustancias múltiples cuando una persona con un diagnóstico principal de dependencia de una sustancia psicoactiva presenta al mismo tiempo dependencia de otra u otras sustancias. Por ejemplo, el consumidor de heroína que consume cocaína cuando escasea la primera o, el consumidor de cocaína, que toma con frecuencia alcohol o ansiolíticos para contrarrestar el efecto de la ansiedad.

Uso, abuso y dependencia vs. nivel de gravedad

El DSM-5 distingue el nivel de gravedad (leve, moderado o grave). Esto es, en función del número de síntomas que tiene la persona, la gravedad del trastorno puede ser leve (2-3 síntomas), moderado (4-5 síntomas) o grave (6 o más síntomas). En la práctica, esto acarrea problemas al homogeneizar por igual al efecto de todas las drogas con el mismo nivel de gravedad.

El CIE-11 distingue entre episodio único de consumo, patrón de consumo nocivo y dependencia. El patrón de consumo perjudicial puede ser continuo, episódico o recurrente. En el contexto del consumo nocivo se contempla el daño que puede causar la persona a otras. También trastornos como la amnesia inducida y la demencia. Igualmente, se recoge la categoría de episodio único de uso nocivo como episodios que causan daños en ausencia de dependencia

El diagnóstico de los trastornos relacionados con sustancias

El DSM-5 distingue:

  • Trastornos relacionados con sustancias.
    • Trastornos por consumo de sustancias.
    • Trastornos inducidos por sustancias.
  • Trastorno de juego.

Se caracterizan porque todas las sustancias o conductas adjetivas (juego) producen una activación directa del sistema de recompensa cerebral, lo que lleva a que las actividades cotidianas pueden ser descuidadas.

Trastornos por consumo de sustancias (TCS)

Moss, Chen y Yi (2007). En la dependencia del alcohol, indican que es posible hacer hacer tipologías de adictos, que integran la tan habitual comorbilidad asociada, como ya se ha hecho en otros trastornos (p. ej., en los tipos de esquizofrenia, tipos de trastorno bipolar, etc., del propio DSM-5).
Hasin et al. (2013). El punto de corte para este trastorno en el DSM-5 ahora son dos de once criterios. Los estudios de validación realizados, utilizando tanto muestras de la población general como clínicas, cambiaba poco la prevalencia de usar dos, tres o cuatro criterios como punto de corte para el trastorno.
Compton et al. (2013). El punto de corte para este trastorno en el DSM-5 ahora son dos de once criterios. Estudios, con muestras muy amplias indican que el punto de corte sería de cuatro o más para el alcohol, cocaína y opiáceos. Para el cannabis sería de seis o más criterios.

De modo general, los TCS se caracterizan por un patrón problemático de consumo de la sustancia que lleva a un perjuicio o malestar clínicamente significativo, manifestado por al menos dos de los once síntomas que definen este trastorno, a lo largo de un periodo de doce meses:

  1. Se consume a menudo la sustancia en mayor cantidad o durante un periodo de tiempo mayor que el esperado.
  2. Hay un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de dejar o controlar el consumo de la sustancia.
  3. Se dedica una gran cantidad de tiempo en actividades necesarias para obtener la sustancia, consumirla o recuperarse de sus efectos.
  4. Tiene craving, o un fuerte deseo o urgencia de consumir la sustancia.
  5. Hace un consumo recurrente de la sustancia que le lleva a un fracaso para cumplir con las principales obligaciones en el trabajo, escuela o casa.
  6. Continúa consumiendo la sustancia a pesar de tener de modo persistente o recurrente problemas sociales o interpersonales causados o exacerbados por los efectos de la misma.
  7. Deja de hacer o reduce importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de la sustancia.
  8. El consumo de la sustancia es recurrente en situaciones en las que es físicamente peligroso.
  9. Continúa con el consumo de la sustancia a pesar de conocer que tiene un persistente o recurrente problema físico o psicológico que es probablemente causado o exacerbado por la misma.
  10. Tolerancia, definida de uno de estos dos modos:
    • La necesidad de incrementar de modo importante la cantidad de sustancia consumida para lograr la intoxicación o el efecto deseado.
    • Una marcada disminución del efecto con el uso continuo de la misma cantidad de sustancia.
  11. Síntoma de abstinencia, manifestado por uno de los siguientes:
    • Los característicos del síndrome de abstinencia para esa sustancia.
    • La sustancia (o una sustancia similar, como las benzodiacepinas en el caso del alcohol) se toma para aliviar o evitar los síntomas del síndrome de abstinencia.

Además, el DSM-5 considera que se debe especificar:

  • Si el trastorno está en remisión inicial (cuando no cumple los criterios del mismo en un mínimo de tres meses y menos de doce).
  • Si el trastorno está en remisión continuada (cuando no cumple los criterios durante doce meses o más).
  • Si la persona está en un entorno controlado, que es cuando tiene en ese ambiente restringido el acceso a la sustancia
  • (p. ej., en una unidad hospitalaria cerrada).
  • El nivel de gravedad actual (en función del número de síntomas que presente):
    • Leve (2-3 síntomas).
    • Moderado (4-5 síntomas).
    • Grave (6 o más síntomas).

El consumo de sustancias psicoactivas puede producir un gran número de efectos y trastornos de tipo físico y mental, como dependencia, intoxicación, síndrome de abstinencia (con y sin delirium), trastorno psicótico, síndrome amnésico, trastorno del estado de ánimo, trastorno sexual, trastorno del sueño, trastorno perceptivo u otros. Para algunas sustancias, por ejemplo, la heroína, las consecuencias físicas son claras cuando se consume inyectada (la persona se expone a contraer hepatitis, tuberculosis y el VIH/sida). Los problemas médicos y legales derivados del consumo de heroína han provocado una gran alarma social, lo que a su vez ha facilitado la aparición de una amplia red de tratamiento en España y en otros países. Sin embargo, en la actualidad, la principal demanda de nuevos tratamientos es por cocaína, a lo que hay que añadir una parte de heroinómanos cronificados y el incremento de demandas de tratamiento por cannabis. En las drogas legales el problema con el alcohol se ha mantenido constante y en un alto nivel, incrementándose también en los últimos años las demandas de tratamiento de los fumadores de cigarrillos.

A. Ingestión reciente de alcohol.
B. Cambios psicológicos o comportamentales desadaptativos clínicamente significativos (sexualidad inapropiada, comportamiento agresivo, labilidad emocional, deterioro de la capacidad de juicio) que se presentan durante la ingestión de alcohol o poco tiempo después.
C. Uno o más de los siguientes signos o síntomas que aparecen durante o poco tiempo después del consumo de alcohol:
Habla disártrica.
Descoordinación.
Marcha inestable.
Nistagmo.
Deterioro de la atención o de la memoria.
Estupor o coma.
D. Los signos o síntomas no se deben a otra enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental, incluyendo la intoxicación por otra sustancia.
Criterios para la intoxicación del alcohol, DSM-5
A. Interrupción o disminución del consumo de alcohol después de su consumo prolongado y en grandes cantidades.
B. Dos o más de los siguientes síntomas que aparecen horas o días después del abandono o reducción descrito en el criterio A:
Hiperactividad autonómica (p. ej., sudoración o más de 100 pulsaciones).
Temblor distal de las manos.
Insomnio.
Náuseas o vómitos.
Alucinaciones o ilusiones visuales, táctiles o auditivas transitorias.
Agitación psicomotora.
Ansiedad.
Crisis comiciales de gran mal (crisis epilépticas).
C. Los signos o síntomas del criterio B provocan un malestar clínicamente significativo o un deterioro de la actividad social, laboral, o de otras áreas importantes del funcionamiento del individuo.
D. Los signos o síntomas no se deben a otra enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental, incluyendo la intoxicación o el síndrome de abstinencia de otra sustancia.

Especificar si:
Con alteraciones perceptivas.
Criterios para el síndrome de abstinencia del alcohol, DSM-5
  • Criterios para el diagnóstico de trastorno por consumo de sustancias que considera el DMS-5:
    • alcohol.
    • cafeína.
    • cannabis
    • alucinógenos (fenciclidina y otros alucinógenos).
    • inhalantes.
    • opiáceos.
    • sedantes
    • hipnóticos y ansiolíticos.
    • estimulantes (sustancia anfetamínica, cocaína y otros estimulantes).
    • tabaco y otras sustancias (o sustancias desconocidas).
  • Criterios para la intoxicación de cada sustancia que considera el DMS-5.
  • Criterios para el síndrome de abstinencia de cada sustancia que considera el DMS-5.
  • Trastornos inducidos por cada sustancia.

Los trastornos inducidos por sustancias

Son varios los trastornos que puede producir el consumo de drogas. Entre ellos están el delirium inducido por sustancias, demencia persistente inducida por sustancias, trastorno amnésico inducido por sustancias, trastorno psicótico inducido por sustancias, trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, trastorno de ansiedad inducido por sustancias, disfunción sexual inducido por sustancias y trastorno del sueño inducido por sustancias.


Los trastornos inducidos por sustancias pueden aparecer en el contexto de la intoxicación, de la abstinencia de sustancias, o persistir largo tiempo una vez que el consumo ha cesado. Siendo graves en muchos casos, suelen ser temporales. Si el consumo es continuado suelen ser persistentes. Si los síntomas no remiten, hablaríamos de un trastorno mental primario independiente; si remiten, hablaríamos de un trastorno inducido por sustancias.


En general, las drogas sedantes (p. ej., alcohol, ansiolíticos) pueden causar trastornos depresivos importantes durante la intoxicación, y en el síndrome de abstinencia suelen observarse alteraciones ansiosas. En cambio, en la intoxicación por los estimulantes (p. ej., anfetaminas, cocaína) podemos encontrar trastornos psicóticos o de ansiedad inducidos por el consumo, y episodios de depresión mayor en la abstinencia.

A. El trastorno tiene una presentación sintomática clínicamente representativa de un trastorno mental relevante.
B. A partir de la historia clínica, la exploración física o los exámenes de laboratorio, hay pruebas de que:

El trastorno se ha desarrollado durante o dentro del mes posterior a la intoxicación o la abstinencia de la sustancia o por la toma de una medicación.
El consumo de la sustancia o de la medicación es capaz de producir el trastorno mental.
C. El trastorno no se explica mejor por un trastorno mental independiente (p. ej., un trastorno que no está inducido por la sustancia o la medicación). Tal evidencia de un trastorno mental independiente puede incluir lo siguiente:

El trastorno precede al comienzo de la intoxicación severa, abstinencia aguda o la exposición al medicamento.
El trastorno mental completo persiste por un periodo de tiempo sustancial (p. ej., al menos un mes) después del cese de la intoxicación o abstinencia aguda, o de tomar la medicación. Este criterio no se aplica para los trastornos neurocognitivos inducidos por
sustancias o el trastorno perceptivo persistente por consumo de alucinógenos, que persisten más allá del cese de la intoxicación aguda o del síndrome de abstinencia.
D. El trastorno no aparece exclusivamente durante el curso de un delirio.
E. El trastorno causa un malestar o deterioro clínicamente significativo en las áreas social, laboral u otras importantes del funcionamiento del individuo.
Resumen de criterios diagnósticos del DSM-5 para los trastornos mentales inducidos por sustancias o medicamentos.
ALCOHOLCAFEÍNACANNABISALUCINÓGENOS
FENCICLIDINA
OTROS
ALUCINÓGENOS
INHALANTESOPIÁCEOSSEDANTES, HIPNÓTICOS,
ANSIOLÍTICOS
ESTIMULANTES*TABACOOTROS
Trastorno por consumo de sustanciasXXXXXXXXXX
IntoxicaciónXXXXXXXXXX
Síndrome de abstinenciaXXXXXXXX
Trastornos psicóticosI/AIII**I/AII/A
Trastornos bipolaresI/AIII/AI/AI/A
Trastornos depresivos I/AIIII/AI/AI/AI/A
Trastornos de ansiedadI/AIIIIIAAI/AI/A
Trastornos obsesivo-compulsivo y otros relacionadosI/AI/A
Trastornos del sueño I/AI/AI/AI/AI/AI/AAI/A
Disfunciones sexualesI/AI/AI/AII/A
Trastornos neurocognitivosI/A/PI/A/PI/A/P
X= categoría reconocida en el DSM-5; I= inicio durante la intoxicación; A=inicio durante la abstinencia; I/A= inicio durante la intoxicación o con inicio durante la abstinencia; P= el trastorno es persistente; *= incluye sustancias de tipo anfetamina, cocaína y otros estimulantes no especificados; **=también trastorno perceptivo persistente por alucinaciones (flashbacks).
TRASTORNOS INDUCIDOS POR SUSTANCIASTRASTORNOS POR CONSUMO DE SUSTANCIAS
Intoxicación
Abstinencia
Trastornos psicóticos
Trastornos bipolares
Trastornos depresivos
Trastornos de ansiedad
Trastornos obsesivo-compulsivos
Trastornos del sueño
Disfunciones sexuales
Delirium
Trastornos neurocognitivos
Para las diez drogas consideradas (alcohol; cafeína; cannabis; alucinógenos (con categorías independientes para la fenciclidina y otros alucinógenos); inhalantes; opiáceos; sedantes, hipnóticos y ansiolíticos; estimulantes (sustancias tipo anfetamina, cocaína
y otros estimulantes); tabaco; y otras sustancias).
Criterios diagnósticos comunes (consume grandes cantidades o durante un tiempo más prolongado del previsto; intentos persistentes de dejar o reducir el consumo sin conseguirlo; invierte una gran cantidad de tiempo intentando conseguir la sustancia, consumirla o recuperarse de sus efectos; craving incumplimiento de sus deberes académicos, laborales o domésticos por el consumo de la sustancia; sigue consumiendo
a pesar de tener problemas recurrentes o persistentes en la esfera social o interpersonal; reduce o abandona importantes actividades sociales, ocupacionales o recreativas debido al
consumo; consume la sustancia a pesar de que la misma le produce un riesgo físico; consume la sustancia a pesar de que padece un problema físico o psicológico recurrente o persistente que se originó o que se exacerba con el consumo; tolerancia; síndrome de abstinencia cuando disminuye o cesa el consumo).
Los trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos según el DSM-5
Psicosis por consumir drogas. Trastorno Psicótico Inducido por sustancias. Los estudios señalan que el consumo de drogas como afecta el cerebro y los neurotransmisores cerebrales dentro de ellos la dopamina, la noradrenalina, la serotonina, puedo conducir a cuadros psicóticos. Esos cuadros de psicosis ocasionados por sustancias reciben el nombre de Psicosis Exotoxica. Un vídeo de Ramón Acevedo Cardona, Psiquiatra, Concejal de Medellín, Presentador de Sanamente de Televid.

Comorbilidad

Kavanagh y Connolly (2009). En los estudios con pacientes que acuden a tratamiento, los porcentajes de comorbilidad son todavía mayores que los porcentajes de comorbilidad en población general.
Rosenthal (2013). En relación con la esquizofrenia, se calcula que el 50% de las personas con esquizofrenia consumirán drogas a lo largo de su vida. En muestras clínicas, este porcentaje ha llegado en ocasiones hasta el 80%.

La comorbilidad es la coocurrencia a un tiempo de un trastorno mental o del comportamiento con un trastorno de consumo de sustancias. Esto ocurre porque con frecuencia las manifestaciones de la intoxicación o del síndrome de abstinencia son muy semejantes a la de distintos trastornos psicopatológicos. De ahí la necesidad de que la persona pase por un período de abstinencia antes de poder hacer un diagnóstico real, si existe, de otros trastornos que tienen síntomas semejantes o idénticos a los producidos por la propia sustancia.

Los problemas más frecuentemente presentes en las personas con un consumo problemático de sustancias son los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad, los trastornos de personalidad, los trastornos psicóticos, y otro amplio conjunto de trastornos psicopatológicos dependiendo de la sustancia consumida.

Autor/esDependenciaComorbilidadTrastorno comórbido
Grant et al., 2004Dependencia del alcohol 25% Depresión
Grant et al., 2004Dependientes de drogas ilegales 50% Depresión
Grant et al., 2004 Dependientes de opiáceos 90%Depresión??
Grant et al., 2004Dependencia del alcohol50%Personalidad
Grant et al., 2004Dependientes de drogas ilegales70%Personalidad
Estudios realizados con población general

En los estudios con pacientes que acuden a tratamiento, los porcentajes de comorbilidad son todavía mayores. A su vez, en el caso de los pacientes psiquiátricos, más del 60% de los pacientes diagnosticados de esquizofrenia han utilizado drogas ilegales. Para hacer un buen diagnóstico de los trastornos psicopatológicos en los pacientes con trastornos por consumo de sustancias hay que saber si el paciente presenta síntomas que son manifestaciones de un coexistente trastorno psicopatológico o son consecuencia de la intoxicación o del síndrome de abstinencia de la sustancia psicoactiva consumida recientemente.

TRASTORNO
COMÓRBIDO
TRASTORNO
POR USO DE
DROGAS
ABUSO DE
DROGAS
DEPENDENCIA
DE DROGAS
Abuso del alcohol4.24.23.7
Dependencia del alcohol6.84.89.0
Dependencia de la nicotina4.22.64.4
Cualquier trastorno del estado de ánimo1.81.13.3
Cualquier trastorno de ansiedad1.20.91.8
Cualquier trastorno de personalidad2.21.83.3
Trastorno de personalidad antisocial2.92.52.6
Trastorno de personalidad dependiente2.2
Odd ratios ajustados de los trastornos de uso de drogas en los últimos doce meses en relación con distintos trastornos comórbidos. Tomado de Compton et al. [2007]

El consumo de distintas drogas de uso frecuente (p. ej., cannabis) puede llevar a una psicosis específica por dicho consumo (p. ej., psicosis cannábica), pero también al surgimiento de la esquizofrenia, produciendo trastornos graves e incapacitantes.; es decir, no que tenga una psicosis cannábica y sus síntomas psicóticos puntuales remiten al dejar el consumo, sino que se ha producido una «esquizofrenia» real que ahora es independiente del consumo. Esto suele ocurrir en individuos con predisposición genética a padecer esquizofrenia.

Características clínicas de las distintas drogas

Alcohol

El alcohol es la sustancia que más años lleva consumiéndose en nuestro medio. Es nuestra droga social por excelencia. De ahí su alta prevalencia y la problemática que ocasiona. Dado que el alcohol es soluble tanto en medio lipídico como acuoso puede atravesar fácilmente las membranas de las paredes del estómago. Con ello es rápidamente absorbido y distribuido por el sistema circulatorio a los tejidos, incluido el cerebro, de forma rápida. De ahí que su efecto se note en poco tiempo, en minutos. La mayoría del alcohol se elimina por el hígado.

El alcohol consumido en exceso produce importantes daños tanto en la salud física como en la mental y el funcionamiento social del individuo. Farmacológicamente, el alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central.

Pequeñas dosis Embriaguez👁️‍🗨️ DSM-5
Interfiere con distintas funciones (p. ej., autocrítica),
aunque la persona siente sedación y sensación de excitación.
Alteraciones del comportamiento, reducción de la capacidad
de autocrítica, mala coordinación de movimientos y alteraciones
en la capacidad perceptiva.
La intoxicación por alcohol se caracteriza por una ingestión reciente de alcohol, junto a cambios psicológicos o comportamentales desadaptativos, clínicamente significativos (sexualidad inapropiada, comportamiento agresivo, labilidad emocional, deterioro de la capacidad de juicio) que se presentan durante la ingestión de alcohol o poco tiempo después. Esto se acompaña de una serie de signos o síntomas que aparecen durante o poco tiempo después del consumo de alcohol, como: habla disártrica; incoordinación; marcha inestable; nistagmo; deterioro de la atención o de la memoria; y estupor o coma.

El síndrome de abstinencia del alcohol se produce cuando se reduce o se deja de consumir alcohol después de un tiempo prolongado de consumo. Los síntomas característicos son: hiperactividad autonómica (p. ej., sudoración o más de 100 pulsaciones); temblor distal de las manos; insomnio; náuseas o vómitos; alucinaciones visuales, táctiles o auditivas transitorias, o delirios; agitación psicomotora; ansiedad, y crisis comiciales de gran mal (epilepsia alcohólica). También se debe especificar si es o no con alteraciones perceptivas. Tarda en desaparecer, si no se trata, de cinco a siete días. De ahí que si la persona no busca ayuda, y no se le trata, aumenta la probabilidad de recaída.

En el caso del alcohol, su síndrome de abstinencia es de los pocos que puede llevar a la muerte al individuo. En los casos graves la persona entra en un estado confusional, que también puede ser violento, apareciendo un delirium, con o sin alucinaciones. Esto suele ser debido a la existencia de una enfermedad médica previa. Las personas que tienen graves problemas con el alcohol tienen asociadas múltiples enfermedades físicas. Entre ellas, la cirrosis hepática, úlcera estomacal o duodenal, pancreatitis, cáncer de esófago, cáncer de estómago y de otras partes del tracto intestinal, hipertensión, incremento del colesterol y triglicéridos, déficits cognitivos, amnesia grave, síndrome de Wernicke-Korsakoff. En mujeres alcohólicas embarazadas puede darse el síndrome alcohólico fetal o abortos espontáneos. Se suelen tener alucinaciones visuales de insectos, animales pequeños u otras distorsiones, junto con terror y agitación. Aunque en la mayoría remite en unos días, puede llegar a durar cuatro o cinco semanas. Sin tratamiento su mortalidad es del 10-20%.


La comorbilidad que se encuentra frecuentemente en relación con los problemas debidos al consumo de alcohol son problemas de conducta, depresión, ansiedad, insomnio, disfunción eréctil y mayor riesgo de suicidio, entre otros. Las personas que lo sufren tienen más accidentes de tráfico, laborales y problemas por conducta violenta. Es importante hacer el diagnóstico diferencial con el trastorno por consumo de sedantes, hipnóticos y ansiolíticos.

Tabaco

Becoña (2006). La nicotina tiene un gran poder adictivo pues tarda menos de diez segundos en atravesar la barrera hematoencefálica y en activar los receptores colinérgicos-nicotínicos.

Hoy es la principal causa evitable de mortalidad por las enfermedades que produce, sobre todo, en el árbol bronquial (enfisema, cáncer de pulmón), y por los problemas cardiovasculares que ocasiona. La nicotina es un alcaloide muy adictivo, líquido e incoloro, que adquiere un tono marrón cuando entra en contacto con el aire. Además es altamente tóxica. Se absorbe por vía oral, digestiva, dérmica y conjuntival y se elimina por la saliva, la orina, la leche materna, el sudor, en las secreciones mucosas y en el pelo recién lavado.

El alquitrán, producto de la combustión, contiene muchas sustancias irritantes y nocivas para la salud. La nicotina es una sustancia muy adictiva, que llega en pocos segundos al cerebro. Otro componente, el monóxido de carbono, es un gas incoloro, que se desprende de la combustión del cigarrillo. Al ser absorbido por la vía pulmonar, se combina con la hemoglobina de la sangre y forma la carboxihemoglobina, una sustancia que limita el aporte de oxígeno al organismo. Otros componentes, como el amoníaco, que se añade en la producción de los cigarrillos, permite potenciar de dos a cuatro veces más el poder adictivo de la nicotina. También lleva añadidas otras sustancias, como saborizantes, potenciadores del sabor, etc., que añadidos a la planta en el proceso de producción de los cigarrillos, los hacen más adictivos

Los efectos psicofarmacológicos de la nicotina se deben a su poder altamente reforzante, tanto a través del refuerzo positivo (placer después de fumar) como del refuerzo negativo (evitación de los síntomas del síndrome de abstinencia). Entre los factores que contribuyen al reforzamiento positivo se encuentran: la mejora de la concentración, del estado de ánimo, disminución de la ira y el peso, efecto en el cerebro casi inmediatamente después de la inhalación, capacidad de modular la cantidad que se necesita con la profundidad de las caladas, conducta que se repite continuamente a lo largo del día y que se asocia a distintas señales que dan lugar a la repetición de la conducta por condicionamiento.

Se estima que el tabaco es responsable de unos seis millones de muertos en el mundo cada año; en España más de 52.000 muertos prematuros anuales. En el caso del cáncer de pulmón, el tabaco explica casi el 90% de ellos. También es responsable de al menos el 30% de las muertes por enfermedades cardiovasculares: aneurismas, paradas cardíacas, arteriesclerosis, enfermedad cardíaca isquémica (angina de pecho e infarto de miocardio) y síndrome coronario agudo, hipertensión y enfermedad cerebrovascular. También sabemos que fumar incide en la salud mental, encontrándose una relación consistente entre fumar y tener distintos trastornos mentales, en muchos casos por las propiedades de la nicotina, como la esquizofrenia, trastorno bipolar, trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, etc.

DSM-IVDSM-VCIE-10CIE-11
Si incluye la intoxicación por el tabacoNo incluye la intoxicación por el tabaco.Si incluye la intoxicación por el tabaco6C4A Trastornos debidos al consumo de nicotina
El síndrome de abstinencia del tabaco se caracteriza, para el DSM-5, por la aparición en las 24 horas después del cese del consumo de irritabilidad, frustración o ira, ansiedad, dificultad para
concentrarse, aumento del apetito, intranquilidad, estado de ánimo deprimido e insomnio.
6C4A.4 Síndrome de abstinencia de la nicotina

Cafeína

Yamamoto et al. (2015). Dosis muy altas (p. ej., de 1000 a 5000 mg) pueden producir crisis de gran mal y fallo respiratorio que pueden llevar a la muerte, como se ha documentado.
Temple et al., 2017. Los efectos de la cafeína suelen duran de tres a siete horas en los adultos. La cafeína se une a los receptores de la adenosina, localizados en el SNC y periférico, así como en varios órganos como el corazón y los vasos sanguíneos.
Grosso et al. (2017). Los efectos beneficiosos de la cafeína se achacan a las propiedades antioxidantes de la cafeína y a su acción antiinflamatoria.
Wikoff et al. (2017). Hasta 400 mg de cafeína/día se considera segura en la población adulta sana; en embarazadas sanas se reduce a un máximo de 300 mg/día.

La cafeína (1,3,7-trimetilxantina) es la sustancia psicoactiva estimulante de mayor consumo en el mundo. Es un alcaloide de tipo xantina. Se encuentra en el café, té, chocolate, refrescos con cafeí­na, bebidas energéticas, bebidas de cola, y como aditivo de varios medicamentos, alimentos y vitaminas. Es soluble en agua y lípidos. Cruza fácilmente la barrera hematoencefálica y se concentra en todos los fluidos corporales. Puede estar presente en el feto y leche materna. Se metaboliza en el hígado.

Por su efecto estimulante, incide en la cognición y, con ello, en el aprendizaje, la memoria, la atención y la vigilancia o concentración, facilitándola. Reduce la fatiga, permite estar más alerta y disminuye el sueño. Alivia también el dolor, de ahí que a veces sea un componente de ciertos medicamentos para el dolor. Su consumo eleva la tensión arterial, incrementa la tasa metabólica y la diuresis. La tasa cardíaca se incrementa al inicio pero, luego, a los 30 minutos, desciende. En altas dosis incide negativamente en el sistema cardiovascular.

BEBIDADOSIS DE CAFEÍNA (EN MG)
Café filtrado (1 taza)100-150
Café expreso (1 taza)85-150
Café instantáneo (1 taza)60-100
Café en cápsulas (1 taza)60-90
Café descafeinado (1 taza)0-15
Té (1 taza)25-50
Bebida de cola (330 ml)25-50
Chocolate a la taza (1 taza)30-100
Bebida energizante (250 ml)40-100
Bebidas que contienen cafeína (en mg). Por taza nos referimos al modo de presentación de la bebida. Las tazas varían en tamaño por bebidas (p. ej., de café, té o chocolate). Los mg que indicamos es por este tipo de taza.

Son numerosos los estudios epidemiológicos que han examinado la relación entre el consumo de cafeína y el mayor o menor riesgo de enfermedad cardiovascular. El análisis de los resultados puede resultar confundente, ya que en algunos estudios la conclusión es que el consumo de café constituye un riesgo para la salud cardiovascular (p.ej., Tavani et al., 2004), en tanto que otros concluyen que, no tiene efectos (p.ej., Mneharu et al., 2009), incluso que es beneficioso (p.ej., Bonita et al., 2007).

Por ejemplo, en relación al infarto de miocardio, casi todos los estudios epidemiológicos, prospectivos y de meta-análisis, concluyen que un consumo alto de café puede constituir un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, un análisis en detalle de estos estudios, lleva a concluir que el riesgo de infarto de miocardio presenta una curva tipo J, característica en muchos estudios epidemiológicos. Esto es, el no consumo de café se asocia con un riesgo menor a moderado de infarto de miocardio, el consumo de cantidades moderadas de café origina un bajo riesgo de infarto de miocardio y cantidades crecientes de consumo implican riesgos mayores de infarto de miocardio.

Equipo Docente.
Hasta 400 mg de cafeína/día
se considera segura en la población adulta sana.
Más de 300 mg.Más de 400 mg.Más de 600 mg.Más de 1000 mg.
✅Disminuye el riesgo de cáncer de mama.
✅Disminuye el riesgo de cáncer colorrectal.
✅Disminuye el riesgo de cáncer de colon.
✅Disminuye el riesgo de cáncer de endometrio.
✅Disminuye el riesgo de cáncer de próstata.
✅Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
✅Enfermedad de Parkinson.
✅Diabetes tipo 2.
✅En algunos estudios se ha encontrado que mejora la depresión
Efectos negativos en mujeres embarazadas, como bajo peso al nacer, abortos y otros problemas posteriores en los niños. Puede causar daños, aunque no en todas las personas.❌ Incrementa el colesterol.
❌ úlceras gástricas.
❌ problemas de sueño.
❌ hipertensión.
❌arritmias.
❌ migrañas.
❌ cáncer.
❌artritis reumatoide.
produce dependencia; a veces:

❌agitación y desorientación.
❌delirio.
disnea.
❌arritmia cardíaca.
❌mioclonías.
❌náuseas.
❌vómitos.
❌hipoglicemia e hipocalcemia.
❌insomnio.
❌inquietud.
❌temblor.
❌dolor de cabeza.
❌dolor abdominal.
❌diarrea y enuresis.
❌pueden aparecer espasmos musculares.
❌divagaciones de pensamiento y del habla.
❌taquicardia o arritmia cardíaca. ❌periodos de infatigabilidad y agitación psicomotora.
❌delirium tremens.
❌cuadros psicóticos.
❌alteraciones leves sensoriales, como zumbido de los oídos y destellos luminosos.


El DSM-5 no reconoce un trastorno por consumo de cafeína, pero sí la intoxicación, la abstinencia, el trastorno inducido y el trastorno relacionado no especificado por la cafeína. La intoxicación por cafeína se produce, para el DSM-5, después de un consumo reciente de cafeína a altas dosis (más de 250 mg) y cuando aparecen cinco o más de los siguientes síntomas: intranquilidad, nerviosismo, excitación, insomnio, rubor facial, diuresis, trastornos gastrointestinales, espasmos musculares, divagación de los pensamientos y del habla, taquicardia o arritmia cardíaca, periodos de infatigabilidad y agitación psicomotora.

El CIE-11 si reconoce el trastorno por consumo de cafeína. Los trastornos debidos al consumo de cafeína se caracterizan por el patrón y las consecuencias de su consumo. La cafeína es un psicoestimulante suave y diurético que se encuentra en los granos de la planta del café (especie Coffea) y es un componente del café, bebidas de cola, chocolate, una gama de «bebidas energéticas» patentadas y ayudas para bajar de peso. Es la sustancia psicoactiva más utilizada en todo el mundo y se describen varias condiciones clínicas relacionadas con su uso, aunque los trastornos graves son comparativamente raros considerando su ubicuidad. Se describe la intoxicación por cafeína relacionada con el consumo de dosis relativamente más altas (es decir,> 1 g por día). La abstinencia de cafeína es común al cesar su uso entre las personas que han consumido cafeína durante un período prolongado o en grandes cantidades. Se ha descrito el trastorno de ansiedad inducido por cafeína, a menudo después de intoxicación o uso intensivo.

La abstinencia de cafeína produce cefalea; fatiga o somnolencia notable; disforia, desánimo o irritabilidad; dificultades para concentrarse; y síntomas gripales (náuseas, vómitos y dolor o rigidez muscular). El dolor de cabeza, a veces fuerte y molesto, es un síntoma característico de la abstinencia de cafeína. La abstinencia aparece poco tiempo después de dejar de consumirlo, a las 12-24 horas. El pico se da a las 20-48 horas. A la semana suele remitir.

Cannabis

Andreason et al. (1987). En un estudio sueco con 50.000 reclutas que no tenían psicosis, pero que consumían cannabis, se encontró que 15 años después el riesgo de tener esquizofrenia era el doble que los que no consumían cannabis.
Ródner et al. (2008). En los últimos años han cogido relevancia otras especies del cannabis, como la Cannabis indica y la Cannabis ruderalis, junto con otras variedades cruzadas entre las tres. El cultivo de cannabis, que hasta hace pocos años solo se daba fundamentalmente en Marruecos y otros países como Afganistán, ha llegado también a Europa, de tal modo que actualmente el 30% de todo el cannabis que se consume en Europa se cultiva en su propio territorio.
Hall (2014); Volkow et al. (2014). Los efectos negativos de su consumo son importantes, con claros riesgos en la salud en consumidores crónicos.
Hall (2014). El riesgo de padecer una psicosis se dobla de aproximadamente de 7 de 1.000 no consumidores a 14 de 1.000 consumidores regulares de cannabis.
Becoña (2016). Es frecuente que aumente el apetito después de su consumo.
Becoña et al. (2020). La edad de inicio en el consumo de cannabis se considera hoy un factor determinante para la aparición y gravedad de las consecuencias negativas que el mismo produce. Empezar a consumirlo antes de los 16 años tiene importantes repercusiones, como la cronicidad posterior, el incremento de problemas físicos (p. ej., incremento de padecer tumor de testí­culos) y distintos trastornos mentales.

El DSM-5 considera que para que haya intoxicación por cannabis tiene que haber un comportamiento problemático o cambios psicológicos clínicamente significativos (p. ej„ descoordinación motora, euforia, ansiedad, sensación de paso lento del tiempo, alteración del juicio, aislamiento social) que aparecen durante, o poco tiempo después del consumo de cannabis, junto a algunos de los siguientes síntomas que aparecen sobre unas dos horas después de su consumo: inyección conjuntival, aumento de apetito, boca seca y taquicardia.

Con relación al síndrome de abstinencia del cannabis, este se ha encontrado cuando el nivel de consumo es muy alto, habitualmente cuando es diario o casi diario. Con consumos menores o esporádicos puede no darse. De ahí que el DSM-IV no incluía el síndrome de abstinencia del cannabis, pero sí el DSM-5. En este se indica la irritabilidad, rabia o agresividad; nerviosismo o ansiedad; dificultades para dormir (insomnio, pesadillas…); pérdida de apetito o peso; intranquilidad, estado de ánimo deprimido, y por lo menos uno de los siguientes síntomas físicos que provocan una incomodidad significativa: dolor abdominal, espasmos y temblores, sudoración, fiebre, escalofríos o cefalea.

Estimulantes

El DSM-5 ha incluido dentro de la denominación de trastornos relacionados con estimulantes a la cocaína, la sustancia anfetamínica y otros estimulantes. Las anfetaminas y los estimulantes de tipo anfetamínico son sustancias con una estructura química feniletilamina sustituida, entre las que se incluyen las anfetaminas, la dextroanfetamina y la metanfetamina. De una estructura química distinta, pero también estimulante, incluyen al metilfenidato. Este es un medicamento legal, pero también puede derivarse al mercado ilegal.

La intoxicación de estimulantes produce una sensación de bienestar, confianza y euforia, junto con taquicardia o bradicardia; dilatación pupilar; tensión arterial elevada o reducida; sudoración o escalofríos; náuseas o vómitos; pérdida de peso; agitación o retraso psicomotores; debilidad muscular, depresión respiratoria, dolor torá­cico o arritmias cardíacas; y confusión, convulsiones, discinesias, distonías o coma. Luego le sigue un comportamiento caótico, aislamiento social, comportamiento agresivo y disfunción sexual. En la intoxicación aguda se presenta habla incoherente, dolor de cabeza, ideas de autorreferencia y tinnitus.

La abstinencia de los estimulantes aparece horas o días después de cesar el consumo. Suele caracterizarse por un estado de ánimo disfórico con algunos de estos síntomas: fatiga; sueños vividos y desagradables; insomnio o hipersomnia; aumento del apetito; y, retraso psicomotor
o agitación. Pueden aparecer paranoias y alucinaciones auditivas y táctiles, anhedonia y depresión, amenazas o conducta agresiva, alteraciones de la atención y concentración e ideación suicida.

Cocaína

En el DMS-5 la abstinencia de cocaína está dentro de la abstinencia de estimulantes (anfetamina, cocaína y otros estimulantes). Se caracteriza por padecer un estado de ánimo disfórico y otros cambios fisiológicos (p. ej., fatiga, sueños vividos y desagradables, insomnio o hipersomnia, aumento del apetito, y retraso psicomotor o agitación) que aparecen en unas horas o en unos días después de cesar el consumo de la sustancia. Cuando se deja de consumir cocaína se produce un intenso síndrome de abstinencia (crash), caracterizado por disforia, dolores gastrointestinales y otras sensaciones desagradables, como deseo intenso de consumir (craving), depresión, trastorno de los patrones del sueño, hiper-somnolencia e hiperalgesia.

Distintos estudios han encontrado relación entre los trastornos afectivos y el abuso de cocaína, lo que sugeriría un consumo de la misma para controlar el estado de ánimo depresivo. Esto parece claro cuando, después del síndrome de abstinencia, no remite la depresión, que puede confundirse inicialmente con uno de los síntomas del síndrome de abstinencia de la cocaína. Los síntomas de abstinencia no dejan ninguna secuela fisiológica, aunque los síntomas como disforia, falta de energía y anhedonia pueden durar de una a diez semanas. Ello facilita la recaída ante el recuerdo de los efectos eufóricos de la misma. La cocaína, a diferencia de la mayoría de las drogas, produce un elevado grado de dependencia psicológica y poca dependencia física.

Las complicaciones orgánicas más importantes que produce el consumo de cocaína son distintas alteraciones cardiovasculares, como arritmias, infarto agudo de miocardio e ictus, incluso en personas jóvenes. También pueden aparecer alteraciones neurológicas, como convulsiones, vasculitis cerebral, cefaleas, etc. Igualmente pueden aparecer complicaciones respiratorias en los que la esnifan, como es la perforación del tabique nasal; complicaciones en las vías aéreas inferiores (p. ej., hemorragia pulmonar); fallo renal agudo, infarto de la arteria renal, o facilitar la progresión de una insuficiencia renal crónica; ginecomastia, disfunción eréctil, amenorrea, infertilidad; perforación yuxtapilórica, lo que exige una intervención quirúrgica, etc. Todo ello indica el gran número de complicaciones médicas que su consumo puede acarrear. En algunos casos pueden llegar a producir la muerte. Igualmente, el consumo agudo o crónico de cocaína puede producir depresión, paranoia transitoria, alucinaciones, psicosis inducida por cocaína, etc. La comorbilidad del consumo de cocaína con otros trastornos suele ser frecuente.

Anfetaminas
Colado eta al. (2006). Los estudios sugieren que los consumidores crónicos de metanfetamina sufren cambios estructurales en el cerebro y se observan cambios cognitivos en áreas como la memoria y el aprendizaje.

Las anfetaminas son potentes estimulantes del SNC. Descubiertas en los años treinta, e inicialmente usadas como descongestivo nasal, pronto se vieron sus potencialidades y problemas de abuso. Las anfetaminas producen una elevación del estado de ánimo, disminución de la sensación de fatiga y del apetito. Finalizados los efectos estimulantes iniciales, surge la depresión y la fatiga. La metanfetamina (speed, hielo, ice, crystall es estructuralmente similar a la anfetamina, pero más potente.

La supresión súbita del consumo provoca la aparición de signos contrarios a la intoxicación: agotamiento, sueño excesivo, apetito voraz y depresión. El síndrome de abstinencia de las anfetaminas, cuando la dosis que se consume es alta, dura muchos días. Para evitar los efectos negativos de la intoxicación por anfetaminas también suelen consumir, abusar o depender del alcohol, sedantes, hipnóticos o ansiolíticos para aliviar los efectos desagradables de la intoxicación por anfetaminas. Algunos de los efectos conductuales más importantes que producen las anfetaminas son depresión, irritabilidad, anhedonia, falta de energía, aislamiento social y, en otros casos, disfunción social, ideación paranoide, alteraciones de la atención y problemas de memoria. Puede incrementarse la agresividad del consumidor en el período de intoxicación.

Opiáceos

Se consideran opiáceos al opio (Papaver somniferum) y distintas sustancias derivadas del mismo. El opio se extrae de la cápsula de su planta, conocida como adormidera. Contiene distintos alcaloides, como la morfina, codeína, tebaína, papaverina y noscapina. De la morfina se extraen otros derivados (p. ej., heroína). La morfina se viene utilizando en terapéutica desde hace mucho tiempo, sobre todo, para el dolor. Igualmente, ha sido habitual su consumo ilegal. Luego surgió la heroína, que pronto pasó al mercado ilegal. Los estudios realizados con morfinómanos indican una elevación del estado de ánimo y una sensación placentera de bienestar asociada a su consumo. Al tiempo que es un analgésico eficaz, también es un potente depresor de los centros respiratorios y de la tos. Produce un intenso estreñimiento y la característica miosis o constricción pupilar. La heroína tiene efectos similares a la morfina, salvo que con una dosis diez veces menor de heroína se obtienen efectos comparables. Ambas sustancias son muy adjetivas; desarrollan rápidamente tolerancia y dependencia. Un problema en los consumidores de heroína es la sobredosis por una intoxicación intensa que puede producirle la muerte. En los últimos años destaca la introducción de nuevos opiáceos, de modo legal o ilegal, como es la oxicodona y los fentanilos. Concretamente, en Estado Unidos, tienen una nueva epidemia de consumo de opiáceos debido a ellos.

La intoxicación por opiáceos, para el DSM-5, incluye la presencia de cambios comportamentales desadaptativos (p. ej., euforia inicial seguida de apatía, disforia, agitación, alteración de la capacidad de juicio, etc.) y algunos síntomas físicos específicos del consumo de opiáceos (p. ej., miosis, somnolencia, lenguaje farfullante, deterioro de la atención o de la memoria). En general, la presencia de un estado de ánimo alterado, retardo psicomotor (inhibición psicomotora), somnolencia, lenguaje farfullante, disminución de la memoria y la atención en la presencia de otros indicadores de un consumo reciente de opiáceos, sugieren un diagnóstico de intoxicación por opiáceos.

El DSM-5 considera para la abstinencia de opiáceos que esta se puede producir tanto por el cese de su consumo como por la administración de un antagonista. Los síntomas serían los de estado de ánimo disfórico; náuseas o vómitos; dolores musculares; lagrimeo o rinorrea; dilatación pupilar, piloerección o sudoración; diarrea; bostezos; fiebre, e insomnio. Aparece varias horas después desde que el individuo tenía que haberse administrado la dosis, sobre las ocho horas desde el último consumo. Alcanza su punto álgido a los dos o tres días y desaparece tras siete a diez días. Los signos y síntomas más importantes, semejantes a una gripe fuerte, son: piloerección, sudoración, lagrimeo, bostezos y rinorrea, al principio; luego, diarrea, dolor generalizado en las articulaciones, incremento de la frecuencia respiratoria, vómitos, dilatación pupilar y pérdida
de peso. Transcurridas 36 horas desde el último consumo, los síntomas de abstinencia aumentan en gravedad, pudiendo aparecer contracciones musculares incontrolables, calambres, escalofríos alternando con sudoración, aumento de la tasa cardíaca y de la presión sanguínea y perturbaciones del sueño. Los síntomas más intensos duran unas 72 horas y disminuyen gradualmente durante los
siguientes cinco a diez días.

Alucinógenos

Dentro de los alucinógenos, el DSM-5 considera, por una parte, a la fenciclidina (p. ej., PCP o polvo de ángel) y otros compuestos menos potentes, como la ketamina, la ciclohexamina y la dizocilpina, los cuales son anestésicos disociativos que se usan ilegalmente. En dosis bajas se usan en anestesia; permiten disociar el cuerpo de la mente. Por otra parte, incorpora otros alucinógenos como las fenilalquilaminas (p. ej., mescalina, MDMA o éxtasis -3,4-metilendioximetanfetamina), indolaminas (p. ej., dietilamina del ácido lisérgico, LSD) y las semillas de gloria de la mañana (pariente cercano del LSD). No incluye el cannabis, aunque este también puede tener efectos alucinógenos. Aparte de los cambios en la percepción que producen todos los alucinógenos (p. ej., intensificación subjetiva de las percepciones, despersonalización, pérdida de contacto con la realidad, ilusiones, alucinaciones, sinestesias), la intoxicación por fenciclidina produce conductas agresivas, impulsividad, agitación psicomotora, juicio alterado y con signos y síntomas como nistagmo vertical u horizontal, hipertensión o taquicardia, entumecimiento o reducción de la respuesta al dolor, ataxia, disartria, rigidez muscular, convulsiones e hiperacusia.

En relación con la intoxicación de otros alucinógenos, el DSM-5 incluye la dilatación pupilar, taquicardia, sudoración, palpitaciones, visión borrosa, temblores e incoordinación. Los flashbacks son frecuentes en consumidores de alucinógenos. Es lo que el DSM-5 denomina trastorno perceptivo persistente por alucinógenos. La persona vuelve a experimentar los síntomas de tipo perceptivo (p. ej., alucinaciones, destellos de color, intensificación de los colores, rastros de imágenes de objetos en movimiento, halos alrededor de objetos) sin haber consumido la sustancia. Es un fenómeno característico del consumo de alucinógenos. No se reconoce la existencia del síndrome de abstinencia de alucinógenos.

Las drogas de síntesis son estimulantes tipo anfetamínico, derivadas de las anfetaminas o de las metanfetaminas. Su origen está en la elaboración de anfetaminas sintéticas en la II Guerra Mundial para uso de los soldados alemanes, de cara a mejorar su rendimiento, concentración y evitar el sueño. Son potentes estimulantes del SNC. Su fabricación es sencilla, con ingredientes de bajo coste y fáciles de conseguir, de ahí su gran difusión. A pesar de que hay un gran número de drogas de síntesis, la más importante y consumida es el éxtasis.

Inhalantes

El DSM-5 considera la intoxicación, pero no la abstinencia en los inhalantes. La intoxicación se caracteriza por cambios claramente observables en el comportamiento, como belicosidad, agresividad, apatía, juicio alterado; y con signos y síntomas como mareos, nistagmo, descoordinación, habla disártrica, marcha insegura, aletargamiento, reducción de reflejos, retraso psicomotor, temblores, debilidad muscular generalizada, visión borrosa o diplopía, estupor o coma y euforia.

Sedantes, hipnóticos o ansiolíticos

Los signos característicos de la intoxicación por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos son: habla disártrica, descoordinación, marcha insegura, nistagmo, trastorno cognitivo (p. ej., alteración de la memoria o de la atención) y estupor o coma. Su consumo puede producir altos niveles de tolerancia y un agudo síndrome de abstinencia. El síndrome de abstinencia es característico cuando se dejan de tomar, al ser sustancias depresoras del SNC. Uno de los síntomas característicos es el craving. Con frecuencia, el paciente con otros trastornos por consumo de sustancias, como cocaína o anfetaminas, las usan para relajarse tras su uso; o, en pacientes en tratamiento con metadona, para potenciar sus efectos. Otras veces se usan para aliviar el efecto no deseado de otras sustancias o al surgir el síndrome de abstinencia de ellas.

El DSM-5 incluye como síntomas de abstinencia de estas la hiperactividad del SN autónomo (p. ej., sudoración o ritmo superior a 100 Ipm), temblores en las manos, insomnio, náuseas o vómitos, alucinaciones o ilusiones transitorias visuales, táctiles o auditivas, agitación psicomotora, ansiedad y convulsiones tónico-clónicas generalizadas. Este síndrome de abstinencia va a depender de la vida media de la sustancia, oscilando la misma de horas a días, incluso una semana después.

Otras sustancias psicoactivas

Sabemos que existen más de 100 plantas con propiedades alucinógenos en el mundo vegetal, y otras de tipo químico. Derivados anfetamínicos y metanfetamínicos aparecen cada vez más frecuentemente, elaborados en muchos laboratorios del este de Europa. El conocido como éxtasis líquido, que es el GHB (gamma-hidroxibutirato), heroína sintética, derivados de los fentanilos, poppers (nitrito de amilo) y otras sustancias para incrementar la masa muscular (anabolizantes) son algunas de ellas. Existen otras drogas de menor difusión en España y Europa, pero de amplio uso en otros países, como la ayahuasca en Latinoamé­rica, utilizada frecuentemente para fines religiosos y espirituales; el khat (una catinona, en varios países de África, como Yemen, Etiopía y Somalia), etc.

Etiología

Becoña (I999, 2002, 20I9). El proceso de comenzar a consumir drogas no es simple; es un proceso complejo. Pasa por una fase previa, o de predisposición, y puede seguir la de conocimiento, la de experimentación e inicio al consumo de sustancias, la de consolidación, de dependencia, de abandono o mantenimiento, y de recaída.

El proceso de comenzar a consumir drogas no es simple, en la fase previa o de predisposición hay toda una serie de factores que incrementan o disminuyen la probabilidad del consumo de drogas. Pueden ser de tipo biológico, psicológico y sociocultural. En la fase de conocimiento de la sustancia su contacto y su conocimiento van a depender de la disponibilidad, del interés que surja por ella, del efecto que crea que producen (expectativas), y de si los amigos o los propios familiares le inducen a su consumo. La fase de conocimiento puede llevar a la experimentación e inicio al consumo de distintas sustancias o bien puede seguir sin consumir. Conocer adecuadamente los factores de riesgo y protección y las características de la etapa adolescente es de gran relevancia en esta fase. La fase de consolidación del consumo de una sustancia es aquella donde se da el paso del uso al abuso y a la dependencia. La última fase es la de abandono o mantenimiento.

Factores de predisposición históricos, ecológicos y de la especie humana

  • Factores ecológicos, históricos y socioculturales. Nuestro mundo actual se estructura en grupos sociales. Y, dentro de nuestro grupo social, las creencias, expectativas y conductas se modulan por una historia previa que ha llevado a la constitución de una cultura específica en la interrelación mutua del hombre con su ambiente a lo largo del tiempo. Y ciertas drogas se llevan consumiendo años o siglos en esa cultura (p. ej., el alcohol).
  • Predisposición biológica. Distintos estudios han mostrado la existencia de una predisposición biológica para el consumo de distintas sustancias, aunque esto varía de persona a persona. Se considera que los factores genéticos explicarían el 49% de la variando en el riesgo para la dependencia del alcohol (en gemelos monocigóticos).
  • Predisposición psicológica: el aprendizaje, la personalidad y la inteligencia. Sin aprendizaje no hay conducta. El poder reforzante de la droga hace que la asociación con distintos estímulos neutros sea muy amplia. Al producirse el consumo frecuentemente en contextos sociales o en grupo, aumenta más la probabilidad de condicionamiento a elementos parciales o totales de ese contexto. Este refuerzo va a fortalecer posteriormente el proceso de búsqueda de la droga. Y sin olvidar que el consumo de drogas no depende siempre de sus propiedades farmacológicas, sino de sus propiedades esperadas (expectativa). Varios estudios han encontrado una asociación entre menor coeficiente de inteligencia (CI) y abuso o dependencia del alcohol.

Factores de predisposición contextúales y cercanos

  • La biología. En este modelo el sustrato central para explicar el consumo de drogas sería biológico, con base genética. La mayor parte de los estudios en este campo se corresponden con los denominados factores genéticos, sobre todo para el consumo de alcohol y de drogas de los padres y el posterior consumo de sus hijos. También los estudios que se basan en los cambios biológicos que producen las drogas en el organismo en distinta dianas biológicas, sobre todo en el cerebro, la existencia de receptores específicos en el cerebro, el papel de la dopamina y el centro del reforzamiento cerebral, etc. Esto ha llevado al planteamiento en los últimos años de la adicción como una enfermedad cerebral.
  • El ambiente. El ambiente familiar es uno de los más relevantes para la evolución de la persona. Tipos de ambientes determinan distintos comportamientos y son un elemento esencial para el proceso de socialización. Otros ambientes, como el escolar, referido al tipo de escuela en donde estudia, o como el barrio influyen en un modo u otro de socializarse. Con posterioridad, conforme la persona llega a la adultez, o al final de la adolescencia, es posible seleccionar el ambiente en el que uno puede vivir.
  • El aprendizaje. Sin aprendizaje no hay conducta.
  • La socialización. Desde el nacimiento, el medio influye en el desarrollo humano a través de dos procesos: el de aprendizaje y el de socialización. Hoy la socialización tiene lugar primero en la familia, que es el agente más importante de la misma, siendo aquí relevantes los estilos de crianza. La socialización sigue luego en la escuela, instituto y ambiente escolar. Los compañeros tienen en este momento un papel destacado. Finalmente, están los medios de comunicación, sobre todo hoy vía internet. Después de la adolescencia también otras personas contribuyen al proceso de socialización, dado que este no finaliza hasta que muere la persona.
  • Leyes y normas sobre las sustancias legales e ilegales. Cuanto más restrictivas son las leyes y normas sobre el consumo de drogas, menos consumo se hace, sobre todo en el caso de las drogas legales.
  • Internet, redes sociales y otros medios de comunicación. Hay muchos contenidos pro-consumo circulando sin ningún control.
  • Factores cognitivos: las expectativas y creencias. Las expectativas representan los mecanismos a través de los cuales las experiencias y el conocimiento pasado son utilizados para predecir el futuro. El consumo de cualquier droga no depende siempre de sus propiedades farmacológicas, sino de sus propiedades esperadas (expectativa). También, cada vez tenemos más pruebas de que las percepciones cognitivas inadecuadas o erróneas mantienen el consumo tanto en personas normales como en personas con problemas de dependencia del alcohol.

Factores relacionados con la experimentación e inicio al consumo

  • La adolescencia. Esta es la edad crítica para el inicio del consumo de drogas. Junto a ello hoy cobra relevancia la adultez emergente, desde el final de la adolescencia hasta los 30 años, o momento en que los jóvenes asumen los roles adultos o entran en el mercado laboral.
  • Características sociodemográficas. Los varones consumen más; la edad de inicio al consumo está en torno a la adolescencia, 14-16 años. Otras variables son el barrio donde se vive, zona de la ciudad en la que se está, nivel de pobreza, clase social, etc. El estatus socioeconómico alto actúa como factor de protección entre los hombres y como factor de riesgo entre las mujeres.
  • Características de la sustancia. Un factor que se relaciona claramente con el consumo de drogas es la disponibilidad. Además, como producto, tiene que tener unas propiedades para que sus potenciales consumidores la acepten y se convierta en un elemento más de consumo.
  • La percepción del riesgo de cada sustancia. El grado de riesgo percibido por los jóvenes sobre las distintas drogas influye en su consumo: a mayor riesgo percibido sobre una droga menor consumo, y viceversa.
  • Publicidad (drogas legales), aceptación social del consumo (normalización) y presión social al consumo como una conducta «normal». La publicidad de las drogas legales, directa o indirecta, va orientada claramente a que los consumidores incrementen el consumo de las mismas. A ello hay que añadir la aceptación social del consumo.
  • Creencias, actitudes, normas interiorizadas, valores e intenciones. Las creencias, actitudes, normas interiorizadas, valores e intenciones que se tengan sobre las distintas drogas van a ser un elemento predictor que se lleguen a probar o no y de su posterior consumo o abstinencia.
  • Las drogas como reforzadores. El alcohol, el tabaco y las drogas ilegales, son potentes reforzadores para los individuos. Desde el punto de vista del comportamiento, el consumo de una sustancia psicoactiva está regulada por sus consecuencias inmediatas. Su consumo puede ser placentero por sí mismo (reforzamiento positivo) o por evitar la presencia de un estímulo aversivo.
  • Los iguales y amigos en las situaciones de consumo, ocio y diversión. Los iguales y amigos tienen múltiples funciones, como proporcionar oportunidades para el aprendizaje de habilidades sociales, contribuir a establecer valores sociales, sirven de normas con las cuales se juzgarán a sí mismos y dan o niegan apoyo emocional, refuerzan la conducta, sirven como modelo de comportamiento y se entablan amistades u otras relaciones sociales. Son un predictor del consumo de alcohol y drogas en función de si ellos consumen o no.
  • La interacción con otras conductas problema (TDAH, agresividad, conducta antisocial). El consumo de drogas se relaciona con estas conductas. Existe una comunalidad entre ellas.
  • La personalidad: impulsividad y búsqueda de sensaciones. Destacan los rasgos de impulsividad y búsqueda de sensaciones.
  • Rendimiento escolar y consumo de drogas. Han encontrado una clara relación entre el consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales y un menor rendimiento académico.
  • Trastornos mentales de los padres y consumo de drogas en los hijos. Un gran número de estudios han encontrado que hay una relación consistente entre los trastornos mentales de los padres y el mayor riesgo del posterior consumo de drogas de sus hijos.
  • Estrés y eventos vitales estresantes. El estrés y la exposición a eventos vitales estresantes son factores importantes relacionados con el consumo de drogas legales e ilegales o el incremento en el consumo, y de especial relevancia para explicar en algunas personas el abuso o dependencia del alcohol. Destaca el maltrato infantil, físico, psicológico o sexual, como una forma de estrés. Predice los problemas psicopatológicos posteriores y la dependencia del alcohol y drogas. Cuanto mayor es este, mayor probabilidad de ser un policonsumidor.

En la vida adulta, estresores como el terrorismo, desastres o eventos catastróficos incrementan el consumo de alcohol y drogas, sobre todo en los meses posteriores a tal evento. Este incremento es relevante en las personas que ya hacían consumos de alcohol de riesgo o en los abstinentes que pueden recaer. La pobreza también incrementa el estrés, siendo otro factor relacionado con el consumo. Igualmente, el divorcio, perder el trabajo, tener problemas financieros o legales se relacionan con el incremento del consumo de alcohol, sobre todo en hombres, aunque hay una importante variabilidad entre los estudios ya que algunos no encuentran esta relación. Esto puede deberse a que hay otras variables que modulan o enmascaran esta relación.

  • El estado emocional. El estado emocional tiene hoy una gran relevancia en la explicación del consumo o no de las distintas sustancias, y más todavía una vez que se ha producido el consumo en su mantenimiento.
  • Habilidades de afrontamiento. La persona que a lo largo de su vida ha adquirido habilidades de afrontamiento tienen menor probabilidad de consumir drogas.
  • Problemas internalizantes y externalizantes. El consumo de alcohol y drogas en jóvenes se ha relacionado con varios problemas de salud mental de tipo internalizante. Varios estudios longitudinales han demostrado que los adolescentes con problemas de conducta no solo tienen una mayor probabilidad de abusar del alcohol, sino también de consumir otro tipo de sustancias y de llevar a cabo conductas sexuales de riesgo.
  • Autocontrol. Un factor que se relaciona con la experimentación y el consumo excesivo del alcohol y drogas es la carencia de adecuadas habilidades de afrontamiento (ante el aburrimiento, el control del peso corporal, la timidez, etc.).
  • Efectos de la prueba/no prueba de la sustancia disponible. Todas las variables anteriores en interacción llevan finalmente a una persona a probar o no una determinada sustancia. Si no la prueba, esas variables siguen ahí presentes, favoreciendo el que la pruebe en un momento posterior (riesgo) o aumentando la probabilidad de que no lo haga (protección). Si la prueba, lo que puede ocurrir es que sea una simple experiencia por las consecuencias negativas que le produzca, o bien siga consumiendo por sus consecuencias positivas.
  • La interacción entre los distintos factores. Sería una simpleza pensar que hay un solo factor, o unos pocos factores, que puedan explicar el consumo abusivo de una droga. Siempre están varios presentes, tanto de la esfera social como de la psicológica y biológica. También unos individuos son más vulnerables que otros al consumo o dependencia de drogas.

Factores relacionados con la consolidación del consumo: del uso al abuso y a la dependencia

Lo que va a mantener el consumo de sustancias son las consecuencias, positivas o negativas, que siguen a dicho consumo. En función de estas, la persona decidirá si continúa consumiendo o no. Las consecuencias estarán en relación con sus iguales, su familia y consigo mismo. En función de todo esto, y de la percepción del riesgo de la sustancia una vez que la conoce, le llevará a seguir o no consumiendo o, en caso negativo, a seguir sin consumirla, o a hacer intentos o pruebas de consumo en el futuro.

En el proceso adictivo la persona empezará habitualmente a consumir drogas legales, luego ilegales, hasta pasar del uso, al abuso y a la dependencia. La interacción entre distintas sustancias e incluso entre otras adicciones sin sustancias, reforzará el proceso adictivo. Y, poco a poco, el estado emocional modulará su comportamiento. Cuando ya se está en una fase de dependencia, y se ha mantenido en el tiempo, entonces podemos afirmar que la persona está en una fase de adicción consolidada.

¿Qué lleva al abandono del consumo o al mantenimiento del mismo?

A los 25 años la mayoría de las personas dejan el consumo de drogas o consolidan el mismo. Esto es aún más claro a los 30 años. De los que lo abandonan, el motivo puede ser por causas externas o por causas internas. Las causas externas puede ser la presión familiar, de los amigos, la pareja, presión social, policial, sanitaria, etc., para que abandone el consumo de esa sustancia concreta. De tipo interno, cuando la persona decide dejar de hacer un consumo por los problemas que le acarrea, sean de tipo personal, físico, afectivo, familiar, social, etc.

Referencias

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