D E M O C R A T O P I A

Aplicaciones, evidencia empírica y estudios de resultados de la TREC

David (2014), David y Lynn (2010), Dryden, David y Ellis (2010), y O’Kelly y Collard (2016). Analizan de forma detallada los estudios publicados que avalan la TREC.

A título de ejemplo cabe resaltar intervenciones de la TREC en problemas afectivos, el sexuales, de pareja, celos, toxicomanías, duelo, afrontamiento de enfermedades y adherencia al tratamiento médico, coaching, educación escolar, estrés, deporte, relaciones laborales, promoción de la salud física y mental, etc. Las investigaciones realizadas se pueden dividir en dos tipos de estudios:

  • La investigación de procesos. Centrada en contrastar empíricamente los principios teóricos de la TREC, intentando esclarecer las relaciones entre creencias irracionales, estados emocionales, indicadores psicofisiológicos, conducta y otros productos cognitivos.
  • Investigación de resultados. Centrada en la eficacia o efectividad de la TREC en su aplicación a diversos problemas y trastornos.

Investigación de procesos: evidencia empírica sobre la Teoría Racional Emotiva Conductual

Dobson (2000). El modelo ABC, en el marco general de las intervenciones cognitivo-conductuales, ha recibido un amplio y significativo apoyo empírico la importancia de las cogniciones en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos emocionales y conductas disfuncionales.
David et al. (2002); David, Szentagotai, et al. (2005). La tendencia al catastrofismo es un componente fundamental de la ansiedad y el dolor, mientras que descalificarse a uno mismo, lo es del ánimo depresivo.
David, Schnur y Belloiu (2002). Resaltan que el pensamiento exigente y la baja tolerancia a la frustración están presentes en los problemas de ira, la auto-descalificación global en el ánimo depresivo y catastrofismo y pensamiento exigente en los trastornos de ansiedad.
DiLorenzo et al. (2007). La falta de flexibilidad psicológica/pensamiento absolutista es un mecanismo/proceso cognitivo irracional primario, mientras que la falta de tolerancia a la frustración, el catastrofismo y la auto-descalificación global son mecanismos de valorativos irracionales secundarios.
Szentogatai y Freeman (2007). Encontraron que el ánimo depresivo de pacientes con depresión mayor estaba determinado por pensamientos automáticos generados por creencias irracionales.
  • El modelo ABC, en el marco general de las intervenciones cognitivo-conductuales, ha recibido un amplio y significativo apoyo empírico la importancia de las cogniciones en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos emocionales y conductas disfuncionales.
  • Las creencias irracionales están asociadas con emociones y conductas perturbadoras.
  • Las creencias irracionales consideradas cogniciones valorativas (hot cognitions) se han encontrado como componentes fundamentes de diferentes trastornos emocionales.
  • En relación con el pensamiento caracterizado por altas exigencias, varios estudios parecen indicar que la falta de flexibilidad psicológica o pensamiento absolutista es un mecanismo o proceso cognitivo irracional primario, mientras que la falta de tolerancia a la frustración, el catastrofismo y la auto descalificación global son mecanismos valorativos irracionales secundarios.
  • Hay un patrón específico de creencias irracionales en diferentes trastornos emocionales.

El desconocimiento es aún muy amplio. Algunas áreas que requieren atención son las siguientes:

  • Las relaciones que han sido identificadas entre pensamiento irracional y perturbación psicológica son de carácter correlacional, sin que ningún estudio haya podido poner de manifiesto de forma incuestionable relaciones causales entre la modulación a la baja de las emociones disfuncionales y la mejoría de la salud física y mental.
  • No se dispone de evidencia empírica suficiente sobre si las creencias racionales y las irracionales son polos opuestos de un único constructo unidimensional bipolar o bien se trata de dos dimensiones independientes relacionadas.
  • La investigación no ha mostrado datos acerca de si los procesos racionales y funcionales son diferentes a los irracionales y disfuncionales.
  • No existe conocimiento sobre el fundamento biológico de las creencias racionales e irracionales.
  • Las diferencias entre las emociones saludables y funcionales y las emociones poco saludables y disfuncionales no están claramente establecidas ni son totalmente aceptadas y reconocidas, a su vez, no es fácil determinar si estas diferencias son de carácter cualitativo o cuantitativo, y si se relacionan diferencialmente con las creencias racionales e irracionales (p.ej. ansiedad-creencia irracional vs. preocupación-creencia racional).

Evidencia empírica sobre la estrategia de intervención de la TREC

EmmeIkamp, Brilman, Kuiper y Mersch (1988). Para el tratamiento de problemas de agorafobia, la TREC parece ser menos efectiva que la exposición en vivo.
DiGiuseppe et al (1990). En general, varios ensayos clínicos han encontrado que la TREC es un tratamiento más efectivo que las condiciones de control, y que su eficacia es similar a los tratamientos conductuales para la ansiedad social.
Boegels, y Van der Sleen (1989); Mersch, Emmelkamp y Lips (1991). En general, varios ensayos clínicos han encontrado que la TREC es un tratamiento más efectivo que las condiciones de control, y que su eficacia es similar a los tratamientos conductuales para la fobia social.
Emmelkamp y Beens (1991). En general, varios ensayos clínicos han encontrado que la TREC es un tratamiento más efectivo que las condiciones de control, y que su eficacia es similar a los tratamientos conductuales para los trastornos obsesivo-compulsivos.
Macaskill y Macaskill (1996). Compararon una intervención conjunta (TREC + tratamiento farmacológico) frente a un tratamiento farmacológico aislado en pacientes con depresión mayor, los resultados muestran mejoras significativas del grupo que recibió el tratamiento combinado frente al grupo que solo recibió tratamiento farmacológico.
Lyons y Woods (1991); Engels, Carnefski, Diekstra (1993); Gonzalez, Nelson, Cutkin, et al. (2004). Identifican un tamaño del efecto entre moderado y grande a favor de TREC.
Terjesen et al. (2008). No parecen existir diferencias significativas entre la TREC y la Terapia de Conducta convencional para el tratamiento de diversos trastornos de ansiedad.
David, Szentagotai, Lupu y Cosman (2008). Ensayo clínico controlado y aleatorizado (ECA) en el que se comparaba la eficacia de la Terapia Cognitiva, la TREC y un tratamiento farmacológico con fluoxetina para el tratamiento de la depresión. No se encontraron diferencias significativas entre los tres tratamientos una vez finalizado el tratamiento y a los seis meses de seguimiento, siendo los tres igualmente de eficaces.
Iftene, Predescu, Stefan y David (2015). Ensayo controlado aleatorizado con trastorno depresivo mayor en población juvenil, indican que la TREC resultó igual de efectiva que el tratamiento farmacológico con inhibidores de la recaptación de la serotonina, y que el tratamiento combinado (TREC + fármacos).

Hay un número importante de estudios metodológicamente rigurosos que apoyan la efectividad de la TREC desde los años 70. No olvidar que correlación y causalidad son cosas muy diferentes. En todo caso, hay un montón de estudios correlacionales que coinciden en «avalar empíricamente» la TREC para el tratamiento de problemas emocionales en general y trastornos psicopatológicos en particular.

Cuando se ha comparado una intervención conjunta (TREC + tratamiento farmacológico) frente a un tratamiento farmacológico aislado en pacientes con depresión mayor, los resultados muestran mejoras significativas del grupo que recibió el tratamiento combinado frente al grupo que solo recibió tratamiento farmacológico. En el caso de los pacientes con distimia, el tratamiento farmacológico y la TREC mostraron resultados similares.

Pese al éxito, la revisión sistemática de la investigación y los metaanálisis realizados hasta la fecha también pone de manifiesto problemas metodológicos que debilitan el valor de esos resultados. Los estudios de efectividad realizados son dispares, tanto por el tipo de hipótesis que se ha sometido a prueba, como por la variedad de las características sociodemográficas de la muestra, tipo de tratamiento, grado de malestar emocional o diagnóstico. Adicionalmente, muchos de los participantes han sido personas a las que se ha dado en llamar YAVIS (jóvenes, atractivos, verbales, inteligentes y sensibles). Por este motivo, los resultados obtenidos con poblaciones subclínicas, y además YAVIS, difícilmente se podrían considerar generalizables a poblaciones clínicas,

Consideraciones finales

Longmore y Worrell (2007). Aunque las técnicas conductuales se utilizan en la TREC como procedimientos para facilitar el debate, desafío y modificación de creencias, muchos teóricos del campo de la Terapia de Conducta señalan que existe evidencia empírica suficiente que avala la efectividad de estas técnicas conductuales para explicar, sin necesidad de acudir a ningún tipo de creencias, el cambio emocional.

La TREC se ha convertido en una de las psicoterapia5 más influyentes de hoy en día. No obstante, aunque hay cada vez más estudios controlados que apoyan empíricamente la efectividad de la TREC (estudios correlacionales), el aval teórico no ha alcanzado una cota de desarrollo semejante. Apenas existen investigaciones que avalen inequívocamente el supuesta básico de la TREC de que el cambio emocional alcanzado es debido fundamentalmente al debate y modificación de las creencias irracionales.

Referencias

  • Díaz García, et al. Manual De Técnicas y Terapias Cognitivo Conductuales. Desclée De Brouwer : Universidad Nacional De Educación a Distancia, 2017.

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