BIENESTAR SUBJETIVO

Concepto y definición 

El Bienestar subjetivo es un concepto complejo en el que convergen investigaciones de diferentes constructos relacionados con la evaluación que la persona hace de la satisfacción con su vida. Según Diener (1984), el bienestar subjetivo presenta 3 aspectos característicos: 

  1. Naturaleza subjetiva. Se basa en la propia experiencia de la persona. 
  2. Carácter global. Incluye una valoración de todos los aspectos de la vida. 
  3. Presencia de Afecto positivo, dado que no es suficiente la ausencia de factores negativos. 

En cuanto a la definición de bienestar subjetivo, las numerosas propuestas pueden ser agrupadas en tres categorías: 

  • Las que inciden en la valoración que el individuo hace de su propia vida en términos positivos. 
  • Las que inciden en la comparación que la persona hace de experiencias de sentimientos positivos con negativos. 
  • Las que inciden en el desarrollo de un funcionamiento personal óptimo. 

Definición de referencia sobre el bienestar subjetivo (Diener, Suh, Lucas y Smith, 1999): Categoría amplia de fenómenos que incluye las respuestas emocionales de las personas, dominios de satisfacción y juicios globales de satisfacción con la vida”. 

De acuerdo con esta definición el BS incluiría la “experiencia subjetiva emocional” que tendría dos componentes Afectivos independientes (Afecto Positivo (AP) y Negativo (AN)), y un componente Cognitivo (Satisfacción con la vida). La satisfacción con la vida se refiere en término generales a la evaluación (los juicios) que la persona hace de su satisfacción con las circunstancias y condiciones de su vida. Los componentes afectivos y el componente cognitivo son dimensiones distintas aunque relacionadas, por lo que es necesario examinar cada uno de los componentes (afecto positivo, afecto negativo y satisfacción con la vida) por separado para una completa descripción del bienestar subjetivo. 

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Diener y cols., (1999) amplían el componente cognitivo al incluir una diferenciación entre la Satisfacción con la vida en términos generales y la satisfacción en una serie de dominios de la vida. Algunos autores defienden que los dominios de satisfacción (SD) y la satisfacción con la vida (SV) están relacionadas e, incluso, consideran que la SD forma parte de la SV. Lo que parece más razonable e intuitivo, como afirma Schimmack (2008), es considerar que los cambios en la SD (familia, trabajo, salud, etc.) afectan a la SV en términos generales tal y como sugieren los datos experimentales. Por ejemplo, Schimmack, Diener y Oishi (2002) examinaron en qué pensaban los individuos cuando estaban respondiendo a cuestiones relacionadas con la SV. Los datos claramente indicaban que las personas que evaluaban su SV tenían significativamente más pensamientos relacionados con dominios importantes (la familia, el trabajo, la salud, etc.) que con dominios menos significativos (por ejemplo, el clima). 

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Medidas del bienestar subjetivo (BS) 

Una característica del BS es que representa una experiencia subjetiva del propio individuo por lo que la 1ª fuente de información es la propia persona que, a través de auto-informes, puede darnos datos sobre sus experiencias emocionales (AP, AN) sobre su SV o con dominios específicos (SD): 

  • Para evaluar los componentes afectivos positivos y/o negativos, encontramos: o Escalas PANAS de Afecto Positivo y Negativo: 20 ítems (10 descriptores positivos y 10 descriptores negativos), a los que se responde con una escala tipo Likert (1 Nada o Casi Nada a 5 Muchísimo). Tienen una estructura temporal que se puede ajustar para evaluar experiencias inmediatas y de otros años. Las 2 subescalas (AP/AN) tienen excelentes propiedades psicométricas 
  • Para evaluar el componente cognitivo, encontramos: o Escala de Satisfacción con la Vida (SWLS): Es una de las más usadas para evaluar globalmente la SV, es decir, el juicio global que hacen las personas sobre la SV. Consta de 5 ítems cuyos valores de respuesta oscilan, en la versión original, entre 1 y 7. En la versión española, entre 1 y 5 (Tipo Likert). Presenta buenos datos psicométricos. 
  • Para evaluar tanto componentes afectivos como cognitivos, encontramos: o Inventario de Felicidad de Oxford (OHI). Traducido y adaptado a diferentes idiomas, presenta buena fiabilidad interna y test-retest, así como validez de constructo

Aunque los sesgos y los estilos de respuesta tienen una limitada incidencia en los autoinformes, en los últimos años se han desarrollado medidas y procedimientos alternativos para evaluar el BS: 

  • Método de Muestreo de Experiencias (MME): registra aleatoriamente y en distintos momentos temporales datos del estado de ánimo y las cogniciones de la persona. 
  • Método de Reconstrucción Diaria (MRD): se basa en la reconstrucción que la persona hace de las experiencias y actividades realizadas el día anterior mediante una técnica que minimiza posibles sesgos de memoria en la reconstrucción. También evalúa el tiempo invertido en realizar actividades y las experiencias afectivas experimentadas durante su realización.

Heredabilidad y Estabilidad del Bienestar Subjetivo 

En un estudio pionero de Genética Conductual, Tellegen y cols. (1988), examinaron la heredabilidad en gemelos Monocigóticos y Dicigóticos criados juntos y por separado. 

Resultados: 

  • En torno al 50% de la varianza asociada al BS puede ser explicada por factores genéticos. 

Estos resultados fueron confirmados por Røysamb, Harris, Magnus, Vitterso y Tambs (2002) quienes, además, comprobaron que la heredabilidad del BS variaba en función del sexo, de modo que era más alta en las mujeres (0,54) que en los hombres (0,46). 

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La heredabilidad del BS sigue siendo un tema controvertido respecto a su cuantía. Algunos autores señalan que aproximadamente el 80% de los componentes estables del BS son heredables. Otros mantienen que la heredabilidad del AP y el AN no es superior al 0’2 (20%) y que el ambiente compartido explica el 31-32% de la varianza en el AN y entre el 15-18% en el AP. No obstante, la mayoría aceptan que “los genes parecen explicar en torno al 40-50% de la varianza en los niveles estables del AP, AN, SV, y otros aspectos del BS global. Aunque no está claro si estos efectos genéticos son aditivos o no aditivos, ni tampoco está claro si hay algunos efectos ambientales fiables debidos a la familia”. 

Estabilidad del Bienestar Subjetivo. Los estudios con gemelos y de adopción indican que hay una fuerte relación entre factores disposicionales y BS. Si a esto le sumamos la estabilidad de la personalidad a lo largo de la vida cabe pensar que el BS podría ser tan estable en el tiempo como la personalidad. 

A nivel experimental, los datos confirman que existe un cierto grado de estabilidad en períodos cortos de tiempo: investigación de Eid y Diener (2004) cuyos resultados indican que entre el 74-84% de la varianza en la medida de SV permanecía estable, mientras que la influencia de los estados afectivos transitorios apenas tenía incidencia sobre la estabilidad de la misma. 

La estabilidad también se ha evaluado en períodos más largos de tiempo: Fujita y Diener (2005) encontraron, utilizando los datos del estudio del panel socioeconómico alemán (GSOEP) para evaluar la estabilidad de un ítem en la medida de SV durante un periodo de 17 años, que la estabilidad año a año era moderadamente alta (50-60%) y para el total de los 17 años se mantenía en torno a 30%. 

Estatus económico y bienestar subjetivo 

El estatus económico es uno de los determinantes sociodemográficos que más investigaciones y debates ha suscitado con relación a su posible impacto sobre el desarrollo de BS en las personas. En general: 

  • Estatus económico alto (definido en base a los ingresos económicos y riqueza) supone tener mayor nivel de expectativa de vida, mejor alimentación y disminución de mortalidad infantil. 
  • Estatus económico bajo (pobreza) suele correlacionar con bajos niveles de salud, movilidad, educación y acceso a los servicios. 

En este sentido, es razonable pensar que podría existir una fuerte correlación positiva entre el estatus económico de las personas y su nivel de bienestar subjetivo. En un trabajo pionero, Cantril (1965) encontró, en un trabajo pionero que evaluó a 20.000 personas de 13 naciones, que independientemente del nivel económico de las personas, todas percibían que tener más dinero, más propiedades, y una buena calidad de vida eran condiciones necesarias para ser felices. Aunque esta idea (a más dinero y riquezas, mayor nivel de felicidad) se mantiene en la actualidad, se han introducido aspectos que matizan o cuestionan esta relación estatus económico-felicidad: 

  • El crecimiento económico constante de los países desarrollados no se ha reflejado en un crecimiento similar en la media de BS (ej. La prosperidad de EEUU en los últimos 50 años no se corresponde con el BS, que apenas ha crecido en este tiempo). 
  • Los datos de investigaciones indican que la correlación estatus económico-BS sigue el principio de “La Ley Económica de la Utilidad Marginal Decreciente”: a medida que aumenta la renta personal disponible, cada dólar adicional contribuye menos al BS. Es un EFECTO CURVILÍNEO, que supone que el coeficiente de correlación entre ingresos económicos y BS disminuye cuando se incrementan los ingresos por lo que las correlaciones más altas se obtienen en países con un bajo nivel de desarrollo económico ya que al tener “poco”, el tener más que ese “poco” te hace ser más feliz a diferencia de quién tiene “mucho”, que el tener más que ese “mucho” ya no le hace feliz. Este efecto ha sido explicado mediante “La Paradoja Easterlin según la cual en las personas que tienen solucionado el problema de las necesidades básicas (alimentación, vestido, vivienda, ocio, etc.) es el estatus económico relativo (la comparación con la situación económica anterior, con la situación económica de los demás, o con las aspiraciones de un mayor estatus económico) lo que incide en su percepción de BS y no el nivel absoluto de ingresos. Este planteamiento se enmarca en lo que se conoce como teoría de la necesidad que se utiliza para explicar lo que señalábamos previamente de una mayor correlación entre estatus económico y BS en las poblaciones más pobres, así como el efecto de disminución marginal del estatus económico sobre el BS cuando aumentan los ingresos económicos y la riqueza (Zavisca y Hout, 2005). 
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  • A nivel experimental, Howell y Howell confirman una asociación estatus económico – Bienestar subjetivo más alta en países en vías de desarrollo que en países desarrollados. Este meta-análisis también puso de manifiesto el papel moderador de algunas variables, así por ej. se encontró que a mayor nivel de estudios menor relación estatus económico – BS o que la relación era más débil cuando para medir el BS se empleaba el concepto de felicidad en vez del término calidad de vida, satisfacción vital, etc..

Aunque las medidas correlacionales deben ser analizadas cuidadosamente, dada su dificultad para establecer una relación clara de causalidad entre variables, y no permiten descartar totalmente la posibilidad de que sea el bienestar subjetivo el que conduce a un mayor nivel económico, o que la relación económica entre estatus económico y BS pueda estar adulterada, en el sentido de que es determinada por una tercera variable no medida (p. ej. el apoyo familiar que influye positivamente tanto en la situación económica como en el BS) (Lever, 2004). Sí parece que, en conjunto, los resultados se ajustan a las predicciones de la teoría de la necesidad, de modo que como señalan Sheldon y Lyubomirsky (2007), «el dinero es necesario, pero no suficiente, para alcanzar la felicidad». 

Personalidad y Bienestar Subjetivo 

Otra de las áreas de investigación más relevantes se centra en el análisis de cómo determinadas características personales influyen en el desarrollo del BS. Aunque el interés de los investigadores ha llevado a estudiar numerosas variables de personalidad, nosotros examinaremos, a continuación, algunas de las más significativas como son la extraversión, el neuroticismo o el optimismo, tanto por la literatura psicológica generada, como por los datos empíricos aportados. 

Extraversión y Neuroticismo 

Numerosos estudios indican la existencia de una clara relación entre personalidad y BS, en el sentido de que una «parte importante del BS estable es debida a la personalidad». 

La mayoría de los estudios se han centrado en el estudio de los Cinco Grandes factores de personalidad de Costa y McCrae, especialmente en Extraversión y Neuroticismo, dada su posible influencia en los dos componentes emocionales del BS (el afecto positivo y el afecto negativo, respectivamente). En general: 

  • Los individuos Extravertidos experimentan sentimientos y emociones más positivas y tienen umbrales más bajos para la activación del afecto positivo. 
  • Los individuos Neuróticos experimentan sentimientos y emociones más negativas y tienes umbrales más bajos para la activación del afecto negativo. 
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Se han realizado varios análisis de la relación entre los Cinco Factores y el BS: 

  • Los datos obtenidos del meta-análisis de DeNeve y Cooper indican que la correlación entre BS y los Cinco Factores era muy poco significativa, hasta el extremo de que no explicaban más del 4% de la varianza asociada a todos los índices del BS. Esto puede ser debido a utilizar datos de estudios con medidas excesivamente amplias o generales (Uno de los problemas de los meta-análisis en el ámbito de la personalidad radica en la comparación de estudios que no utilizan escalas o cuestionarios de personalidad equivalentes). 
  • Lucas y Fujita repitieron el meta-análisis anterior utilizando diseños exclusivos para evaluar la relación extraversión y BS, encontrando una correlación media más alta (0,37). 
  • Steel, Schmidt y Shultz analizaron la relación entre personalidad y componentes del BS, encontrando una fuerte correlación entre neuroticismo, extraversión, cordialidad y minuciosidad con todos los componentes del BS (40% de la varianza en BS estaba asociada a estos rasgos de personalidad). 

Para explicar la correlación entre extraversión/neuroticismo y BS se han propuesto diversas hipótesis: 

  • La explicación temperamental: postula que la personalidad influye directamente en el nivel de BS mediante la acción de mecanismos biológicos. La teoría con mayor consenso dentro de este enfoque es la “teoría de la sensibilidad al refuerzo y al castigo” de Gray, que propone la existencia de dos sistemas: o SAC (Sistema de Activación Conductual), responsable del grado de sensibilidad que muestra la personas a las señales de refuerzo y recompensa. 
  • SIC (Sistema de Inhibición Conductual), responsable del grado de sensibilidad que muestra la persona hacia las señales de amenaza o castigo condicionados. 

Se postula que los extravertidos serían más sensibles a experimentar emociones positivas y los que puntúan alto en neuroticismo serían especialmente sensibles a experimentar emociones negativas. Las predicciones fueron confirmadas por el estudio de Smits y Boeck: los extravertidos son muy reactivos a los procedimientos de inducción de estado de ánimo positivo y más sensibles a las señales de refuerzo que de castigo. 

  • • La explicación instrumental: asume que la personalidad incide en el BS de forma indirecta a través de situaciones o acontecimientos experimentados. Se sustenta en que las personas extravertidas dedican más tiempo a actividades sociales y suelen tener una influencia más positiva sobre las personas que les rodean, aspecto que facilita crear una red de relaciones sociales que favorece el BS.

Optimismo

Es una de las variables de personalidad que más interés ha suscitado en los últimos años debido a su capacidad para producir un estado de ánimo que tiende a favorecer el bienestar subjetivo, facilita el ajuste psicológico e incide favorablemente en los distintos ámbitos de la vida. Teóricamente, el optimismo puede ser considerado como un estilo explicativo cuyo origen está en el modelo re-formulado de Indefensión Aprendida y en la necesidad del ser humano de encontrar explicación a lo que le sucede.

Las personas utilizan 3 dimensiones atribucionales para dar explicación a los sucesos: 

  1. Locus de control (interno/Externo). En qué medida las personas consideran que los acontecimientos se deben a ellos o a los demás. 
  2. Estabilidad (estable/inestable). En qué medida las personas consideran que las causas de lo ocurrido se mantendrán en el tiempo. 
  3. Especificidad (específico/global). En qué medida afecta lo sucedido a un área específica de la vida o tiene una influencia más global. 

Los datos experimentales muestran que las personas optimistas atribuyen los éxitos a causas internas, estables y globales y los fracasos a factores externos, inestables y específicos lo que genera una percepción de sí mismo más favorable (“sesgo auto-ensalzamiento”).  El optimismo también se puede considerar como una variable disposicional, relacionada con la expectativa que las personas tienen sobre su futuro (expectativa generalizada y estable a través del tiempo y las situaciones) de que en el futuro ocurrirán resultados favorables frente a los desfavorables. Todas las personas tienden a ver el futuro de manera relativamente positiva, aunque en los optimistas esta visión es mucho más intensa y se mantiene incluso cuando hay evidencia desfavorable. 

Ambos tipos de optimismo son evaluados mediante auto-informes: 

  • Para medir el optimismo como estilo explicativo se utiliza el Cuestionario de Estilo Atribucional ( Attributional Style Questionnaire: ASQ ), desarrollado por Peterson y cols. 
  • Para evaluar el optimismo como variable disposicional se suele emplear el Test de Orientación Vital ( Life Orientation Test: LOT ), de Scheier y Carver.  

Dado que las personas optimistas tienen expectativas positivas del presente y del futuro, cabe esperar que mantengan cotidianamente niveles más alto de bienestar subjetivo en períodos de estrés que aquellos menos optimistas. Estudios prospectivos ponen de manifiesto que las personas optimistas tienen más facilidad para establecer relaciones sociales y más éxito en el ámbito académico y profesional. Investigaciones señalan que el optimismo tiene un efecto beneficioso en la salud de la población y es un recurso psicológico de primer orden para enfrentarse al estrés que producen los traumas dentro del ámbito de la población clínica (amortigua el efecto del estrés haciendo que la persona sea más resistente) Igualmente, el optimismo disposicional está relacionado con buen pronóstico o recuperación en pacientes con trastornos cardiovasculares y cáncer, y con menor morbilidad y mortalidad (incluyendo VIH y cáncer). Aunque ser optimista es positivo, puede convertirse en desadaptativo, especialmente cuando las ilusiones positivas distorsionan en exceso el concepto de sí mismo o alteran peligrosamente la realidad, produciendo un autoengaño que podría minimizar la percepción de riesgo en situaciones de peligro para la salud. 

Cultura y bienestar subjetivo

Existen datos que sugieren diferencias respecto a aquellos aspectos que son considerados como relevantes para ser feliz. Lu y Guilmour (2004) realizaron un estudio con estudiantes chinos y norteamericanos sobre qué significado tenía para ellos la felicidad. Todos coincidían en que era un estado positivo de la mente, pero unos enfatizaban en unas cosas y otros en otras: 

  1. Chinos (cultura colectivista). Enfatizaban el cultivo de valores espirituales y la necesidad de lograr un balance emocional en su vida, subrayando la importancia de alcanzar expectativas sociales relacionadas con un sentido amplio de felicidad (y por eso en asia han sido capaces de controlar el COVID mucho mejor que en occidente).
  2. Norteamericanos (cultura individualista). Enfatizaban los aspectos materiales y expectativas asociadas a la necesidad de disfrutar la vida que consideraban por encima de las restricciones sociales que limitan el desarrollo personal de la felicidad. 
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Estas diferencias son consistentes con las características de las sociedades individualistas (norteamericanos: comprometidos con un yo independiente y que tienden a igualar una vida feliz en términos emocionales con una vida feliz en términos de satisfacción) y de las sociedades colectivistas (chinos: comprometidos con las relaciones con los demás, de modo que las emociones agradables implican un componente de relación social y están condicionadas por la aprobación de los otros que son significativos para ellos). 

En general las investigaciones transculturales indican que los individuos de culturas individualistas tienen mayor percepción de BS que los que pertenecen a culturas colectivistas. Shu y Koo (2008) dan 2 explicaciones a las diferencias en BS entre individualistas y colectivistas: 

  • Se necesita mayor sacrificio de las necesidades instintivas y de los deseos para vivir una vida plena en las culturas colectivistas que en las individualistas. Para los colectivistas el ser aceptado por los otros es una de las mayores recompensas sociales que pueden obtener, pero el obtener esta aprobación supone limitar los impulsos instintivos y los deseos de auto-gratificación, incluida la felicidad personal. 
  • El colectivismo puede nutrir varias cualidades disposicionales que de manera no intencional producen “baches” en el camino hacia la felicidad. Los colectivistas al estar preocupados por establecer y mantener relaciones sociales planifican metas orientadas a la prevención (no fracasar) más que a la promoción que son las que suelen producir emociones positivas y BS. 

Finalmente, no podemos deducir que unas culturas sean intrínsecamente mejores que otras, simplemente diferentes culturas podrían tener diferentes opiniones acerca de qué es lo más conveniente considerar. 

Referencias

  • Resumen Jovana RN (2017-18)
  • Resumen NESS Uned (2015-16)
  • Bermúdez Moreno, J., & e-libro, C. (2011). Psicología de la personalidad (1® ed.). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • UNED aLF

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