En los últimos años se han analizado, o se ha sugerido analizar, distintas variables transdiagnósticas que afectan al TDAH. Algunos estudios han manejado un amplio rango de trastornos, mientras que otros han acotado su revisión al espectro de los trastornos externalizantes o a la comparación del TDAH con otros trastornos concretos.
Sonuga-Barke et al. (2016). Propusieron un modelo sobre el proceso de toma de decisiones (etapas neuropsicológicas y componentes específicos) y, además, plantearon una serie de hipótesis, asociadas al modelo, sobre las características de la toma de decisiones en cuatro trastornos psicopatológicos infantiles concluyendo que: en el TDAH la toma de decisiones sería deficiente (ineficiente, poco reflexiva e inconsistente) e impulsiva (proclive a optar por alternativas inmediatas en lugar de por alternativas tardías). |
Norman et al. (2016). Buscaron establecer anormalidades estructurales, funcionales y superpuestas, tanto específicas como compartidas, entre dos trastornos (TDAH y TOC) a través de una comparación metaanalítica. Se concluyó que las deficiencias compartidas por los dos trastornos, en cuanto a control inhibitorio se refiere, en lugar de representar un endofenotipo transdiagnóstico, se asociaban con anomalías funcionales y estructurales diferenciales entre ambas patologías. En concreto, los pacientes con TDAH mostraron regiones prefrontales/insular-estriatal ventrolaterales más pequeñas y con bajo funcionamiento, mientras que los pacientes con TOC mostraron regiones insulares-estriatales más grandes y con alto funcionamiento, que pueden estar mal controladas por regiones prefrontales mediales rostro/dorsales más pequeñas y con bajo funcionamiento. |
Beauchaine et al. (2017). Centrándose en el espectro de los síntomas externalizantes (agresividad, falta de atención, desobediencia y conducta delictiva), revisaron la evidencia sobre el rasgo de impulsividad del TDAH. Los autores concluyen que la impulsividad constituye una vulnerabilidad abajo-arriba, mediada subcorticalmente, para todos los trastornos externalizados. Esta vulnerabilidad surge de la respuesta deficiente de la dopamina mesolímbica, que se asocia a irritabilidad, descontento e hiperactividad-impulsividad. |
Ros y Graziano (2019). Trataron de identificar perfiles de autorregulación a través de las funciones ejecutivas (FE) y la regulación emocional (RE) y, examinaron el impacto de dichos perfiles en los resultados del tratamiento. Utilizaron tres grupos de niños: (1) con TEA y trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TEA+TDAH); (2) niños con solo TDAH, y (3) niños con desarrollo típico. De manera transversal a esos grupos, los análisis de perfiles de autorregulación latente produjeron cuatro categorías: (a) déficits bajos de RE y FE; (b) déficits altos de RE; (c) déficits altos de FE, y (d) déficits moderados de RE y FE. Los resultados mostraron que los síntomas de TEA y TDAH estaban poco asociados a los perfiles de déficits bajos de RE y FE, y más asociados a perfiles de déficit moderados de RE y FE . Solo los síntomas de TEA se asociaron a perfiles de déficits altos de FE. Y solo los síntomas de TDAH se asociaron al perfil de altos déficits en RE. Estos resultados mostraron que los déficits de autorregulación pueden ser específicos de un determinado diagnóstico, pero también pueden servir para la descripción transdiagnóstica. Además, la pertenencia a uno de los cuatro perfiles de autorregulación fue predictiva de la respuesta (conductual y académica) al tratamiento, demostrándose así la utilidad clínica de la perspectiva transdiagnóstica para predecir los resultados del tratamiento de manera transversal a las clasificaciones tradicionales y, proporcionando evidencia sobre la pertinencia de su uso. No obstante, las variables transdiagnósticas conviven con otras específicas del trastorno. |
East-Richar et al. (2019). Analizaron déficits neurocognitivos en un amplio rango de trastornos: del estado de ánimo, psicóticos, TEA, TDAH y trastornos de ansiedad, en distintos grupos de edad. Sus resultados reflejaron deficiencias neurocognitivas en todos los grupos de edad y casi todos los trastornos: esquizofrenia, TEA, TDAH, trastorno bipolar, depresión, TOC y trastorno de estrés postraumático (TEP). En todos los trastornos, encontraron que los déficits más graves y frecuentes estaban asociados a las funciones ejecutivas y a la memoria episódica que, por lo tanto, parecen ser variables transdiagnósticas y permanecen relativamente estables a lo largo de la vida en muchos de esos trastornos. |
Vaidya et al. (2020). Estudiaron el funcionamiento ejecutivo en niños de ocho a catorce años, que padecían TDAH o TEA, y también en niños con desarrollo normal. Se observaron tres subtipos de funciones ejecutivas (FE) transdiagnósticas caracterizadas por perfiles de comportamiento que se definieron por una debilidad relativa en: (a) la flexibilidad y regulación de las emociones; (b) inhibición, y (c) memoria de trabajo (MT), organización y planificación. Los análisis con imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) mostraron que la actividad frontal-parietal estaba más asociada a los subtipos de FE que a los diagnósticos del DSM, y el subgrupo caracterizado por inflexibilidad no pudo modular la activación del lóbulo parietal inferior derecho en respuesta al incremento de demandas ejecutivas. A partir de estos resultados, los autores concluyen que los subtipos transdiagnósticos observados suponen un refinamiento de la nosología diagnóstica del DSM y propician una mejor toma de decisiones clínicas de cara a la personalización del tratamiento de la disfunción ejecutiva en niños. |
Referencias
- Belloch, Sandín, Ramos Campos, and Sandín, Bonifacio. Manual De Psicopatología. 3ª edición. Madrid [etc.]: McGraw-Hill Interamericana De España, 2020. Print.