Quijano (2006). Han recogido diversos sesgos y faltas éticas que hacen referencia a la praxis profesional. Por ejemplo, el «sesgo managerialista» que significa que el evaluador se coloca de parte del cliente que paga la intervención, se establece una relación de complicidad y cordialidad y que se refleja en la metodología elegida para diagnosticar el problema, la presentación de los resultados, las conclusiones, las recomendaciones. |
Un consultor puede trabajar con múltiples relaciones, intervenciones e información. Sin embargo, es crucial recordar que su papel se basa en una relación fundamental de confianza y confidencialidad. Es importante tener en cuenta que la práctica profesional del consultor puede verse afectada por diversos sesgos y faltas éticas. Según Quíjano (2006), se ha hablado del «sesgo managerialista», en el cual el evaluador se alinea con el cliente que paga por la intervención, lo que puede influir en la metodología utilizada para diagnosticar el problema, presentar los resultados, llegar a conclusiones y hacer recomendaciones. En resumen, los valores de los participantes en el proceso de consultoría pueden afectar el proceso en sí.
Para garantizar una buena práctica profesional, los consultores deben cumplir con un código de buena conducta. En este sentido, se espera que tanto el consultor como el cliente establezcan su relación basándose en unos valores que aseguren la confianza y el buen trabajo. Hay varios ejemplos de buenas prácticas y deontología profesional tanto a nivel internacional como nacional.
A nivel internacional, el Institute of Management Consultants de Estados Unidos (IMC) ha establecido el Código Ético para los Consultores Organizacionales, que consta de 15 artículos agrupados en tres bloques: compromiso con el cliente, con la administración pública y con la profesión y la sociedad. Este código ofrece directrices para que los consultores establezcan una buena relación con la sociedad y sus clientes.
A nivel nacional, la Asociación Nacional de Consultoría (2011) ha publicado un Libro Blanco que ofrece recomendaciones de buenas prácticas que un consultor debe seguir en el ejercicio de su profesión. Estos valores en el servicio incluyen eficiencia, calidad, estabilidad, estandarización, racionalización de recursos, seguridad, confianza, honestidad, transparencia, responsabilidad y flexibilidad.
En el ámbito de la Psicología y también a nivel nacional, el Código Deontológico del Psicólogo (1984) regula la profesión del consultor con formación en Psicología que realiza funciones de psicólogo. El código deontológico es de obligado cumplimiento y consta de ocho apartados que regulan la profesión del psicólogo en diferentes ámbitos, como organizaciones, equipos, grupos, entre otros. Se recogen principios generales, principios de competencia profesional y de relación con otros profesionales, de la intervención, de la investigación, de la obtención y uso de la información, de la publicidad, de los honorarios y de las garantías procesales.
Además de los códigos éticos mencionados anteriormente, resulta interesante considerar los principios de actuación del consultor organizacional propuestos por Franca (1996). Estos principios se estructuran en torno a tres aspectos fundamentales: la beneficencia, la autonomía y la justicia. El principio de beneficencia implica realizar el trabajo de forma adecuada sin perjudicar a terceras personas, mientras que el principio de autonomía destaca la importancia de tomar decisiones y gobernarse a uno mismo sin influencias externas. Por último, el principio de justicia hace hincapié en establecer relaciones de igualdad y evitar actitudes discriminatorias.
Es importante tener en cuenta que el consultor también tiene derecho a elegir a sus clientes en función de sus valores y metas, y no solamente por motivos económicos. En este sentido, el consultor debe evaluar cuidadosamente cada propuesta de trabajo y aceptarla solo si se ajusta a sus intereses y valores, en lugar de buscar vender a cualquier costo.
Además de la ética profesional, es necesario considerar la importancia de ofrecer consultoría de calidad. Para ello, es esencial el aprendizaje continuo y el desarrollo profesional constante, debido a las nuevas demandas, desarrollos científicos, tecnológicos y sociales que surgen constantemente. Si bien el consultor debe partir de conocimientos rigurosos y modelos mentales sólidos, es necesario adoptar una actitud crítica y estar siempre abierto a la experiencia y al aprendizaje de nuevos conocimientos.
El-triunvirato-entre-Etica-Ley-y-ComplianceReferencias
- Palací Descals, Francisco José ., and Miguel . Bernabé Castaño. Consultoría Organizacional. Madrid: Sanz Y Torres : Universidad Nacional De Educación a Distancia, 2013.
- García, F. N. (s/f). El triunvirato entre Ética, Ley y Compliance. Aeaecompliance.com. Recuperado el 28 de febrero de 2023, de http://www.aeaecompliance.com/images/documentos/revista5/j5navarro.pdf
- ChatGPT