Stanley Hall (1844-1924). Considerado el precursor del estudio científico de la adolescencia, fue quién más influyó en la divulgación de esta visión a partir de su tratado sobre la Adolescencia (1904). |
Stanley Hall consideraba la adolescencia como una etapa turbulenta, dominada por conflictos y cambios del estado de ánimo. Por su parte, el psicoanálisis, de la mano de Anna Freud (1936) y Peter Blos (1979), mantienen que la adolescencia supone un momento de gran vulnerabilidad, ya que los cambios fisiológicos que se producen en la pubertad, y en concreto, en la emergencia de las pulsiones sexuales, hacen al adolescente especialmente proclive a las alteraciones y desequilibrios psicológicos.
Si algo caracteriza la adolescencia es la búsqueda de una identidad personal y social, la identidad es una tarea evolutiva compleja que comienza durante la infancia pero que tiene en la adolescencia un momento de especial trascendencia ya que puede suponer un factor de riesgo o protección desde el que afrontar los retos de la vida adulta. A lo largo de décadas, diversas corrientes y autores han propuesto modelos y teorías acerca de este hito evolutivo. Veamos algunos de los más relevantes.
Erikson: La adolescencia como la búsqueda
Erik Erikson (1902-1994). Autor de la propuesta pionera y quizá la más conocida acerca de desarrollo de la identidad adolescente, la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. |
Su teoría se ocupa del progreso del Yo a lo largo de toda la vida y tiene en consideración aspectos sociales y culturales, por lo que se le considera uno de los pioneros de la perspectiva del desarrollo del ciclo vital. Para Erikson, el desarrollo psicosocial se produce a través de un continuo, a través de una serie de etapas que pueden situarse en edades aproximadas, que incluyen la tensión entre dimensiones positivas y negativas, y cuya característica esencial es la gestión de lo que el autor denominó crisis de personalidad. El término crisis, se asocia en la literatura a Erikson y su modelo, pero lo cierto es que el autor posteriormente dejó de utilizarlo refiriéndose a tendencias en conflicto o en competición que resulta más descriptivo del hecho de que en cada etapa existe cierta polaridad (por ejemplo, alcanzar una identidad o permanecer en
una confusión de roles).
El desarrollo saludable del Yo se basa en la superación de la crisis de desarrollo que se presenta en cada etapa, resolviendo de manera apropiada las tendencias en conflicto, la crisis, que le es propia. Cabe señalar que cuando la crisis se resuelve de forma positiva emerge una potencialidad o virtud que es específica de la fase. Las crisis o conflictos a los que debe enfrentarse el individuo suelen provenir del entorno social que, a su vez, dota a los individuos de mecanismos para poder superar con éxito dicho conflicto. Los estadios son jerárquicos, ya que cada nuevo estadio supone superación del anterior. Además, han de entenderse desde un punto de vista de proceso y de cambio hacia una estructura de mayor diferenciación interna, complejidad, flexibilidad y estabilidad.
Erikson sitúa la adolescencia entre los 12 y 20 años, y según el autor, los retos esenciales de esta etapa se agrupan en torno a la adquisición de una identidad personal al finalizar esta etapa. Para Erikson, la identidad supone alcanzar una concepción coherente e integrada del Yo. Esta concepción es personal y está compuesta por valores, metas, creencias a los que el individuo debe acceder de forma consciente y autónoma y con la que ha comprometerse de la misma manera. Así mismo, está influida por los valores sociales y culturales donde los individuos se desarrollan. Además la identidad supone, por una parte, que el adolescente asuma de forma consciente y autónoma compromisos personales y sociales y, por otra, la convivencia armónica de los diferentes roles en las distintas áreas psicosexuales y psicosociales propias de la adolescencia.
Para Erikson, los cambios biológicos, psicológicos y sociales que ocurren durante la adolescencia tienen un gran impacto en el desarrollo de la personalidad, siendo un momento de especial relevancia. Una de las características esenciales de esta etapa son las nuevas capacidades de los adolescentes (cognitivas, biológicas, sociales) y los nuevos retos personales y sociales a los que se enfrenta.
Erikson propone que la intolerancia de los adolescentes ante ideas diferentes a las suyas, o la exclusión de los otros, son mecanismos de defensa frente a las emociones que produce la confusión de identidad, no tener todavía una identidad personal madura. Una de las nociones más interesantes del autor es la de moratoria psicosocial. Este concepto se refiere al retraso en el compromiso que es propio de la adolescencia. Erikson sitúa la etapa entre los 20 y 30 años, como un momento evolutivo diferente de la adolescencia y de transición a la edad adulta, el autor califica esta etapa como de adulto joven.
James Marcia: Formación de la identidad
James E. Marcia (1966, 1980). Para este autor, la búsqueda de la identidad durante esta etapa se define mejor en torno al grado en el que los adolescentes exploran los diferentes roles y su nivel de compromiso con algunos de ellos. Desde esta perspectiva y fruto de sus estudios con adolescentes en los que les preguntaba acerca de sus aspiraciones profesionales, religión, ideología y visión del mundo, propone 4 estados del desarrollo de identidad, del Yo. Estos estados se definen por la combinación de dos dimensiones: Crisis y Compromiso. |
Alan Waterman (1990,1993). Estudio mediante entrevistas la identidad en los adolescentes desde los presupuestos de Marcia. Sus estudios muestran que incluso dentro de cada estado, podían distinguirse diferentes grados en la cualidad de la exploración y del grado de compromiso que habían adquirido. Estos hallazgos apoyan la idea de diferencias importantes en la vivencia y gestión de los retos durante la adolescencia, por lo que cabría preguntarse si realmente se trata de una etapa de especial dificultad. |
Marcia retoma y amplía la propuesta de Erikson acerca de la identidad durante la adolescencia. Desde la perspectiva de Marcia y fruto de sus estudios con adolescentes en los que les preguntaba acerca de sus aspiraciones profesionales, religión, ideología y visión del mundo, propone 4 estados del desarrollo de identidad, del Yo. Estos estados se definen por la combinación de dos dimensiones: Crisis y Compromiso.
Para Marcia la noción de Crisis se refiere al periodo de toma de decisión personal y autónoma respecto a los diferentes aspectos personales y sociales. Por su parte, el Compromiso, hace referencia a la asunción efectiva de la responsabilidad en esos aspectos.
Del trabajo de Marcia se desprenden 4 estatus de de identidad que surgen de la combinación de 2 dimensiones (crisis y compromiso):
- Identidad Difusa. Simplemente reacciona ante las situaciones de la vida. No hay claros intereses.
- Identidad Hipotecada. Aceptación pasiva de una identidad que proviene del exterior. Puede ser una manera de evitar el malestar del conflicto de contraponer valores, creencias, etc.
- Moratoria. Indefinición, en el que todas opciones están abiertas. Se posponen los compromisos. Es un momento de investigación y análisis.
- Identidad de Logro. Adquisición de una identidad personal y social con la que se siente cómodo.
En la década de los 90, se hicieron estudios que muestran que incluso dentro de cada estado, podían distinguirse diferentes grados en la cualidad de la exploración y del grado de compromiso que habían adquirido. La exploración podría resultar más o menos profunda y ser más o menos restringida en cuanto a ámbitos; asimismo, el compromiso podía ser más o menos profundo y la motivación para tales compromisos podría ser debida en mayor o menor media a motivaciones intrínsecas o extrínsecas. Estos hallazgos apoyan la idea de diferencias importantes en la vivencia y gestión de los retos durante la adolescencia, por lo que cabría preguntarse si realmente se trata de una etapa de especial dificultad.
Coleman Coleman: La teoría Focal
Coleman (1974) Llevó a cabo un estudio con una amplia muestra de adolescentes procedente de población normal, de 11, 13, 15 y 17 años. Debían contestar una serie de cuestionarios en los que se les preguntaba por sus actitudes y opiniones acerca de diversos aspectos como la autoimagen, su sentido de independencia, las amistades, las relaciones con sus padres o los estudios. Además, se les preguntaba por la importancia o el grado de preocupación que sentían en cada uno de los asuntos. Los resultados más relevantes fueron, por una parte, que tanto las actitudes como las opiniones de los adolescentes en la mayoría de los aspectos por los que se les preguntaba variaban con la edad. Pero quizá un resultado más interesante fue que el grado de preocupación sobre los asuntos por los que se les preguntaba también variaba con la edad, alcanzado su máximo a edades diferentes dependiendo del aspecto del que se tratara. Esta constatación, llevó a Coleman a proponer su Teoría Focal. |
Coleman (1977). Sólo los adolescentes que se enfrenten a varios aspectos de forma simultánea, vivirán esta etapa como una verdadera crisis. |
Oliva, Jiménez, Parra y SánchezQueija (2005). Los estudios más recientes sobre adolescencia parecen alinearse con la teoría focal. Un ejemplo son las investigaciones acerca de la relación de los adolescentes con sus padres, un foco de tensión que ejemplificaría desde una perspectiva tradicional, la turbulencia y los problemas que tradicionalmente definen esta etapa. Aunque los estudios muestran un aumento de los conflictos con los padres, así como un incremento de comportamientos desafiantes durante los primeros años de la adolescencia, tras un periodo de ajuste, todos ellos disminuyen hacia la adolescencia media, esta tendencia está influida por variables como la cualidad anterior de la relación entre los padres y los hijos. |
McLaughlin et al. (2012). La presencia o desarrollo de psicopatología durante la adolescencia tiene uno de sus factores predictivos de mayor peso en la presencia de factores de riesgo presentes en la infancia (tanto del propio individuo como de los entornos familiares o sociales). |
La teoría Focal hace referencia a la propuesta del autor de que los adolescentes, en general, no se enfrentan simultáneamente a todos los retos (psicológicos y sociales) propios de esta etapa de transición. Por el contrario, la mayoría de adolescentes abordan o ponen el foco en la resolución de unos u otros retos, aquellos que le resultan más relevantes o críticos en cada momento. Sólo los adolescentes que se enfrenten a varios aspectos de forma simultánea, vivirán esta etapa como una verdadera crisis (Coleman, 1977).
La Teoría focal podría interpretarse como un modelo de estadios, pero la noción de estadio se flexibiliza al máximo, describiéndose unos estadios con unas características especiales:
- La resolución de un aspecto no es requisito imprescindible para el paso al siguiente estadio; es más, la mayoría de los individuos, estarán enfrentándose al mismo tiempo a más de una cuestión.
- No existen límites claros entre un estadio y el siguiente. No hay una edad ni nivel de desarrollo preestablecido para deambular por cada uno de los estadios.
- La secuencia de desarrollo no es única ni inmutable. Dentro de una misma cultura, existe una secuencia más probable o típica que otras, pero no única.
La propuesta de Coleman tiene varias ventajas:
- Se basa en datos empíricos.
- Permite reconciliar la aparente contradicción entre la dura tarea de los adolescentes de transitar por esta etapa de la vida y la capacidad de la mayoría de ellos para hacerlo con éxito.
En relación con la psicopatología en la adolescencia, disponemos de bastantes datos que desmienten la existencia de una prevalencia mayor de trastornos en la adolescencia que en otras etapas del desarrollo, como la infancia o la edad adulta. En esencia, podemos decir que la mayoría de los adolescentes atraviesan y superan esta etapa sin problemas relevantes.
Referencias
- García Madruga, Delval, & Delval, Juan. (2019). Psicologia del desarrollo I (2ª ed. rev. ed., Grado (UNED); 6201201). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.