Introducción
Yweene y Murphy (2014); Roane, Ringdahl y Falcomata (2015); Miltenberger, Miller y Zerger (2016). Las técnicas operantes generadas durante la primera generación de la Terapia de Conducta se han mantenido hasta la actualidad y siguen plenamente vigentes. |
Las técnicas de intervención basadas en el condicionamiento operante constituyen uno de los pilares básicos de la Terapia de Conducta desde sus comienzos, y la principal perspectiva desde la que se enfoca tanto el diagnóstico como el tratamiento. Sus fundamentos teóricos y empíricos los desarrolló Skinner (1953) bajo la influencia de las teorías de Pavlov sobre condicionamiento clásico y, entre otras, la Ley del Efecto formulada por Thorndike. Estas técnicas se desarrollaron durante la primera generación de la Terapia de la Conducta y se han mantenido hasta la actualidad, constituyendo un cuerpo de procedimientos altamente eficaces siendo frecuente en los programas de tratamiento cognitivo conductual e ingrediente (casi exclusivo) de las intervenciones desarrolladas para ámbitos de educación especial, infantil o regulación de interacciones sociales.
Fundamentos teóricos y principios básicos
Los principios del condicionamiento operante describen la influencia de los diferentes estímulos y acontecimientos ambientales (antecedentes y consecuencias) en la conducta. Se consideran antecedentes aquellas situaciones en las que ocurre una conducta particular. Las consecuencias son el impacto que tiene la conducta sobre las relaciones sociales, u otros resultados personales en relación con el entorno. Contingencia es el término que se utiliza para describir las relaciones probabilísticas entre la conducta, sus antecedentes y su consecuencias.Los principios básicos que caracterizan las relaciones entre las conductas y los sucesos ambientales del modelo de condicionamiento operante son: reforzamiento, castigo, extinción y control de estímulos.
Principios básicos del Condicionamiento Operante, adaptado de A. Kazdin, (1994):
- Reforzamiento. Presentación de un estímulo positivo o retirada de uno negativo, después de una respuesta, que a consecuencia de ello incrementa su frecuencia o probabilidad.
- Castigo. Presentación de un estímulo negativo o retirada de uno positivo después de haber sido emitida una respuesta que a consecuencia de ello reduce su frecuencia o probabilidad.
- Extinción. Dejar de reforzar la conducta previamente reforzada, a consecuencia de lo cual disminuye su frecuencia o probabilidad.
- Control de estímulos. Reforzamiento de una conducta en presencia de un estímulo pero no en presencia de otros. En el primer caso se incrementa la respuesta, en el segundo decrece.
Es importante señalar las diferencias entre tres conceptos: refuerzo, reforzamiento y reforzador, que frecuentemente son confundidos. Vila y Fernández-Castelar (2004), señalan de forma clara y concisa estas diferencias.
- El refuerzo es el proceso de aprendizaje que tiene que ver con el aumento de la probabilidad de la conducta por su asociación con un cambio estimular tras su emisión. Se considera un proceso único porque en todos los casos aumenta la probabilidad de la conducta.
- El reforzamiento es el procedimiento mediante el cual las consecuencias producen el aprendizaje (aumento de probabilidad de ocurrencia de la conducta). El procedimiento se lleva a cabo de dos formas: bien introduciendo un estímulo placentero (reforzamiento positivo) o bien retirando un estímulo aversivo (reforzamiento negativo).
- El reforzador es el estímulo concreto (tangible, simbólico, etc.) que se usa para producir el reforzamiento positivo o negativo.
Tipo de reforzadores
Premack (1965). Formuló el Principio de Premack que dice que si existen dos respuestas en el repertorio de un individuo, una de ellas con alta probabilidad de aparición (más frecuente, p. ej., desayunar) y otra de baja probabilidad (menos frecuente, p. ej., tomar la medicación) puede utilizarse la primera como reforzador de la segunda. |
Los reforzadores pueden ser de diferentes tipos y han sido agrupados en categorías en función de su origen, naturaleza, tangibles e intangibles, contexto de aplicación, valencia apetitiva o aversiva, etc.
- Reforzadores primarios o incondicionados: Su valor reforzante suele asociarse a necesidades básicas como el dinero, la comida o la bebida. No siempre mantienen su valor reforzante, varia en función de las necesidades del individuo. Si no tienes hambre, la comida opera como un reforzador muy potente, pero si estas saciado dejaría de ser un reforzante.
- Reforzadores secundarios o condicionados: Son los más extendidos. No se asocian a necesidades básicas y su valor reforzante se ha adquirido por aprendizaje. Inicialmente suelen ser estímulos neutros que adquieren su valor reforzante al asociarse repetidamente con estímulos primarios o con otros estímulos que ya son reforzantes. A los reforzadores condicionados que están asociados con varios reforzadores se les denomina Reforzadores condicionados generalizados. El dinero y el elogio, la aprobación y el afecto son ejemplos de reforzadores condicionados porque se han adquirido mediante el aprendizaje, y son generalizados porque están asociados a muchos otros reforzadores (p. ej., comida, sonrisa, entrega de distintos objetos o actividades reforzantes, etc.).
- Reforzadores tangibles: Objetos que pueden ser reforzadores primarios como secundarios, comida, juguetes, ropa, cromos,…
- Reforzadores sociales: Son las muestras de atención, valoración, aprobación, etc., que se recibe por parte de otras personas como consecuencias de la realización de una conducta. Son de los reforzadores más poderosos que facilitan el incremento y mantenimiento de la conducta de todos los seres humanos. Spiegler y Guevremont 2010, resaltan 4 ventajas al aplicarlos:
- Fáciles de administrar.
- No tienen coste económico.
- Pueden administrarse inmediatamente.
- Son refuerzos naturales, en la medida en que se reciben habitualmente por distintas conductas o acciones, pudiéndose mantener aún alcanzada la conducta.
- Actividades reforzantes: Cualquier actividad placentera que realiza la persona y que con ella se incremente la ocurrencia de una conducta. Se da también el caso en el que actividades no demasiado gratas habituales, puedan utilizarse como reforzadores de conductas. P. ej., ponerse lenceria sexy antes de tener sexo, o tomar la mediación antes de desayunar.
Variables que influencian la efectividad de los reforzadores
Estos principios son los principales que van a sustentar todas las técnicas operantes, técnicas que diferirán en su forma y diseño en función del efecto conductual concreto que se persiga.
Variables que influencian la efectividad de los reforzadores
- Tasa de reforzamiento: Se refiere a la cantidad de veces que se suministra el reforzador por unidad de tiempo (frecuencia), siendo una variable crítica a la hora de influenciar la respuesta operante. A mayor tasa de reforzamiento, mayor tasa de respuesta operante, y viceversa. P. ej. En general, cuando un trabajador recibe su salario en pagos semanales, su tasa de respuesta operante es mayor que cuando recibe su salario en un único pago mensual.
- Cantidad: En general, aunque no siempre, la tasa de respuesta operante suele estar relacionada con la cantidad de reforzador. Cantidades mayores de reforzamiento tienden a mantener tasas de respuesta operante más altas, en relación con menores cantidades de reforzador. P. ej., la tasa de respuesta de un trabajador no es la misma con una nomina de 900€ que con una de 1900€. A más cantidad, mayores tasas de respuesta.
- Calidad: Aunque la calidad puede estar afectada por elementos subjetivos, es cierto que los reforzadores de mayor calidad son preferidos a los de menor calidad. P. ej., no es lo mismo recibir el salario en Grivnas ucranianos, que en euros. Los reforzadores de mayor calidad son más efectivos en el mantenimiento de tasas altas de respuesta operante.
Contingencias
Catania (2012). Una contingencia de reforzamiento se define como la diferencia entre la probabilidad de que una conducta sea seguida por un determinado reforzador y la probabilidad de que ese mismo reforzador sea dispensado o accesible en ausencia de dicha conducta. |
Para que el reforzador sea eficaz en la consecución del proceso de refuerzo, la primera probabilidad debe ser mayor que la segunda, y deseablemente siendo la segunda igual a 0. Si vamos a utilizar un billete de 500€ para incrementar la conducta de acercamiento a un depósito de residuos radiactivos, la probabilidad de que el trabajador consiga esos 500€ extra emitiendo otras conductas debe ser lo más cercana a 0.
Contigüidad
En general la efectividad de un reforzador va decreciendo en la medida en que se demora su disponibilidad después de la conducta. Este efecto es denominado descuento por demora (delay discounting) y suele estar asociado a problemas de adicciones y control de impulsos. De hecho, el descuento por demora (DD) es una medida de impulsividad.
Operaciones de motivación
La efectividad de un reforzador puede alterarse por las llamadas operaciones motivacionales, es decir, eventos contextuales, procedimientos o condiciones estimulares que afectan al organismo, alterando temporalmente la efectividad reforzadora de otros eventos y la frecuencia de ocurrencia de la conducta del organismo que es relevante para la consecución de los eventos reforzadores. La deprivación de un estímulo a una persona incrementa la efectividad de dicho estímulo como reforzador, e incrementa la frecuencia de la conducta a la que le sigue. P. ej., Personas migrantes que buscan una vida mejor en España y habiendo sufrido escasez económica, esas personas pueden trabajar con gran productividad por un sueldo mucho menor que el que reciben sus «compañeros» españoles. De forma inversa, la mejor forma disminuir la efectividad de un reforzador es incrementar la cantidad de exposición a él y/o incrementar su magnitud.
REFERENCIAS
- Díaz García, et al. Manual De Técnicas y Terapias Cognitivo Conductuales. Desclée De Brouwer : Universidad Nacional De Educación a Distancia, 2017.
- Apuntes M. Goretti González