El aislamiento es un término que se refiere a la condición de estar separado o desconectado de otros, ya sea de manera física o emocional. En el ámbito de la psicología, el aislamiento social se refiere a una falta de contacto social significativo y satisfactorio con otras personas. Esto puede ser el resultado de factores externos, como el aislamiento físico debido a una pandemia o la distancia geográfica, o de factores internos, como la depresión, la ansiedad social o la falta de habilidades sociales.
El aislamiento social puede tener efectos negativos en la salud mental y física, ya que el contacto social es una necesidad básica del ser humano. La falta de contacto social se ha asociado con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares, depresión, ansiedad, demencia y mortalidad prematura. Además, el aislamiento social puede afectar negativamente la autoestima, la confianza y la capacidad para formar relaciones satisfactorias con los demás.
Es importante distinguir entre el aislamiento social y la soledad. Aunque pueden estar relacionados, no son lo mismo. La soledad se refiere a la percepción subjetiva de sentirse solo, incluso si se está rodeado de personas, mientras que el aislamiento social se refiere a la falta de contacto social significativo y satisfactorio con otras personas. Es posible sentirse solo incluso cuando se está rodeado de amigos y familiares, mientras que una persona puede estar físicamente sola pero no sentirse sola si tiene una vida social satisfactoria y se siente conectada con los demás.
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