Se produce cuando hay interrupciones en el paso del flujo aéreo completo en las vías respiratorias superiores durante el sueño, acompañadas por esfuerzos respiratorios musculares que no son suficientes para reabrirlas. Se producen desaturaciones del nivel de oxígeno en sangre, y cuando esta reducción es superior al 3% es cuando se contabiliza la apnea. Además, estas paradas respiratorias provocan que la persona se despierte para tomar aire. A menudo, estos despertares fragmentan el sueño y, aunque no sean percibidos de una forma consciente, impiden que se alcancen las fases de sueño más profundas. Por este motivo, el sueño no es reparador y la persona presenta una elevada somnolencia diurna y cansancio. La aparición de la apnea así como su gravedad dependen de varios factores, siendo uno de los más importantes el sobrepeso, especialmente en varones. La grasa acumulada en torno a la garganta y el pecho puede ser la causa del cierre de las vías aéreas
superiores.
Apnea
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