La creatividad se entiende como la capacidad de generar ideas que son a la vez novedosas y útiles. Esta capacidad se manifiesta a través de diversos procesos, productos, y se ve influenciada por características individuales y contextuales. Ampliando la definición inicial, se exploran las cuatro perspectivas fundamentales para comprender la creatividad de manera integral:
1. Proceso Mental:
Según la Psicología Cognitiva, la creatividad es vista como un conjunto de procesos mentales que conducen a la generación de ideas originales y adaptativas. Autores como Sternberg y Lubart (1996) sugieren que la creatividad emerge de la interacción entre habilidades cognitivas, conocimientos, estilos de pensamiento, motivación y el ambiente. Este enfoque destaca el pensamiento divergente, propuesto por Guilford (1967), como un componente crucial, al involucrar la capacidad de pensar en múltiples direcciones para generar varias soluciones a un problema.
2. Característica del Producto:
La creatividad también puede ser atribuida a los productos o resultados de la actividad creativa, como obras de arte, invenciones o teorías. Según esta perspectiva, un producto se considera creativo si presenta originalidad (incorporando novedad, complejidad y sorpresa), relevancia y utilidad. Csikszentmihalyi (1996) plantea que la creatividad debe ser reconocida dentro de un campo por una comunidad o dominio, lo que implica que el valor de la originalidad es en parte determinado socialmente.
3. Rasgo o Perfil de Personalidad:
Desde el enfoque de la personalidad, la creatividad se entiende como una característica o cualidad que varía entre individuos. Eysenck (1993) y Feist (1998) argumentan que ciertos rasgos de personalidad, como la apertura a nuevas experiencias, la tolerancia a la ambigüedad y la disposición a tomar riesgos, están asociados con niveles más altos de creatividad. Esta perspectiva sugiere que algunos individuos poseen una inclinación natural hacia el pensamiento y la expresión creativa.
4. Pensamiento Divergente:
El pensamiento divergente es considerado por muchos autores como el elemento cognitivo clave de la creatividad. Este tipo de pensamiento implica la habilidad para generar múltiples soluciones a un problema abierto y producir respuestas novedosas y variadas. Guilford (1967) fue pionero en destacar la importancia del pensamiento divergente en la creatividad, sugiriendo que la fluidez, la flexibilidad, la originalidad y la elaboración son sus componentes esenciales.
Ampliando la Comprensión de la Creatividad:
La creatividad trasciende la simple generación de ideas novedosas; debe ser adaptativa y ofrecer soluciones a problemas significativos para el individuo o la sociedad. Además, la interacción entre el individuo y su contexto es fundamental. Teresa Amabile (1983, 1996) propone el modelo de la «Consensual Assessment Technique», donde la creatividad se evalúa en función de la percepción consensuada de expertos, enfatizando que la creatividad no existe en el vacío sino en un contexto cultural y social específico.
En conclusión, la creatividad es un fenómeno multifacético que involucra la interacción de procesos cognitivos, atributos personales, características del producto y el entorno sociocultural. Entender la creatividad desde estas cuatro perspectivas permite una apreciación más rica y completa de cómo se manifiesta y puede ser fomentada tanto en ámbitos educativos como profesionales.
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