La orientación al desamparo es un concepto psicológico que describe una condición en la que los individuos perciben que no tienen control sobre los resultados de las situaciones negativas o desafiantes que enfrentan, llevándolos a un estado de pasividad, abandono de esfuerzo y disminución en la solución de problemas. Esta condición se contrasta frecuentemente con la orientación al dominio, donde los individuos sienten que pueden influir en los resultados a través de su esfuerzo y habilidades.
La teoría del aprendizaje del desamparo aprendido, desarrollada inicialmente por Martin Seligman y sus colegas en la década de 1970, proporciona una base teórica para entender la orientación al desamparo. En sus experimentos, Seligman observó que los animales que estaban expuestos repetidamente a estímulos aversivos de los cuales no podían escapar, eventualmente se daban por vencidos y dejaban de intentar escapar, incluso cuando se les presentaban oportunidades claras para hacerlo. Este fenómeno fue extrapolado a los seres humanos, sugiriendo que la exposición repetida a eventos negativos incontrolables podría llevar a las personas a creer que no tienen control sobre su entorno, resultando en desamparo aprendido.
En el contexto educativo, los estudiantes con una orientación al desamparo pueden mostrar una tendencia a rendirse fácilmente ante tareas difíciles, evitar desafíos, y tener una baja perseverancia. Pueden atribuir sus fracasos a factores externos o inmutables, como la falta de habilidad inherente, en lugar de a factores que pueden cambiar a través del esfuerzo, como la falta de estudio o preparación.
Contrarrestar la orientación al desamparo implica promover una mentalidad de crecimiento, en la cual los estudiantes entiendan que sus habilidades y competencias pueden desarrollarse a través del esfuerzo, la estrategia y la perseverancia. Esto incluye:
- Reforzar el Esfuerzo y la Estrategia: Elogiar a los estudiantes por su esfuerzo y las estrategias específicas que utilizan, en lugar de por su inteligencia o talento innato.
- Enseñar Estrategias de Aprendizaje Efectivas: Proporcionar a los estudiantes herramientas y técnicas para abordar las tareas de aprendizaje de manera efectiva.
- Promover el Enfrentamiento a Desafíos: Animar a los estudiantes a enfrentar tareas desafiantes y ayudarles a ver los errores como oportunidades de aprendizaje.
- Modelar la Resiliencia: Mostrar a través de ejemplos propios o de terceros cómo enfrentar el fracaso de manera constructiva, superando los contratiempos mediante la persistencia.
- Desarrollar la Autonomía: Fomentar en los estudiantes la toma de decisiones y la responsabilidad sobre su propio proceso de aprendizaje.
Al promover una orientación hacia el dominio y una mentalidad de crecimiento, los educadores pueden ayudar a los estudiantes a superar la orientación al desamparo, incentivándolos a comprometerse activamente con su aprendizaje y a enfrentar desafíos con confianza y determinación.
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