Se refiere a patrones relativamente estables de emociones, motivaciones, cogniciones y comportamientos que se activan en respuesta a los cambios y estímulos del entorno. Estas características no son intrínsecamente positivas o negativas, sino que su valor depende de la situación, de su flexibilidad o adaptabilidad, y de su utilidad para el desarrollo del individuo.
Una de las características más importantes de los rasgos es su dimensionalidad. Es decir, los rasgos se pueden medir y describir en términos de su intensidad o grado de manifestación en una persona. Por ejemplo, alguien puede ser más o menos extrovertido, más o menos ansioso, más o menos organizado, etc.
Además, los rasgos no son estáticos, sino que pueden cambiar y evolucionar con el tiempo y la experiencia. Por ejemplo, una persona que antes era muy tímida puede desarrollar habilidades sociales y convertirse en alguien más extrovertido.
En resumen, los rasgos son patrones relativamente estables de emociones, motivaciones, cogniciones y comportamientos que se activan en respuesta a los cambios del entorno, y su valor depende de la situación, la flexibilidad y la utilidad para el desarrollo del individuo. Su dimensionalidad permite medir y describir su intensidad, y pueden cambiar y evolucionar con el tiempo y la experiencia.
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