La teoría reformulada de la indefensión aprendida de Abramson, Seligman y Teasdale (1978) es una actualización de la teoría original de la indefensión aprendida, que fue propuesta por Seligman en la década de 1960. La teoría reformulada sugiere que la depresión es el resultado de una serie de factores interconectados, incluyendo la indefensión aprendida, la atribución causal y el sesgo cognitivo.
Según la teoría reformulada, la indefensión aprendida se produce cuando una persona experimenta eventos estresantes que están fuera de su control, lo que lleva a una sensación de impotencia y falta de control sobre su vida. La atribución causal se refiere a la tendencia de una persona a atribuir los resultados de un evento a factores internos (como su propia habilidad) o externos (como la suerte o las circunstancias), y el sesgo cognitivo se refiere a la tendencia de una persona a centrarse en los aspectos negativos de una situación y a ignorar los aspectos positivos.
La teoría reformulada sugiere que la depresión se produce cuando una persona experimenta una serie de eventos estresantes que están fuera de su control y atribuye estos eventos a factores internos y estables. Esto lleva a una sensación de impotencia y falta de control sobre su vida, lo que a su vez refuerza la creencia de que la persona es incapaz de cambiar su situación. La persona también puede desarrollar un sesgo cognitivo que le impide ver los aspectos positivos de su vida, lo que perpetúa su sensación de impotencia y desesperanza.
La terapia cognitiva basada en la teoría reformulada se enfoca en ayudar a la persona a identificar y desafiar sus patrones de pensamiento negativo y a desarrollar habilidades para enfrentar situaciones estresantes de manera más efectiva. La terapia también puede incluir técnicas para ayudar a la persona a desarrollar una perspectiva más equilibrada y realista sobre su vida.
En resumen, la teoría reformulada de la indefensión aprendida propone que la depresión es el resultado de una serie de factores interconectados, incluyendo la indefensión aprendida, la atribución causal y el sesgo cognitivo. La terapia cognitiva basada en esta teoría se enfoca en ayudar a la persona a identificar y desafiar sus patrones de pensamiento negativo y a desarrollar habilidades para enfrentar situaciones estresantes de manera más efectiva.
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