Introducción trastorno del espectro del autismo

Uta Frith (2004). Una de las investigadoras más destacadas en este campo, reconoce que el TEA constituye un enigma aún por resolver.
Canal (2007); Levy, Mandell y Schultz (2009). En la actualidad, se considera que el TÉA es un trastorno del desarrollo, de origen neurobiológico, que se manifiesta durante los primeros años de vida y que perdura a lo largo de toda el ciclo vital.

El trastorno del espectro del autismo (TEA) es uno de los trastornos del neurodesarrollo que más ha suscitado la atención en los últimos años. El término «autismo» proviene del griego «autos» y significa «uno mismo». Fue utilizado por primera vez por Bleuler (1911) para referirse a la marcada tendencia de los pacientes esquizofrénicos a vivir encerrados en sí mismos, aislados socialmente y casi sin comunicación con el mundo exterior. A pesar de que Bleuler fue el primero que utilizó el término «Autismo», se considera á Leo Kanner (1943) como el autor pionero en investigar y definir este trastorno en los niños. Kanner describe el extraño y similar comportamiento de 11 niños, que a su vez es muy diferente del comportamiento de otros niños con trastornos psicopatológicos; sin embargo, el comportamiento de estos niños no había sido descrito con anterioridad en la literatura científica y el diagnóstico de estos 11 niños no figuraba en ningún sistema nosológico de la época. Kanner concibe este trastorno como una alteración del contacto psicoafectivo. Para diferenciarlo de la esquizofrenia, propone el término autismo infantil debido a que el trastorno se inicia a una edad muy temprana, y que en estos niños predomina como síntoma principal la dificultad de relación con las personas, incluso con sus propios padres, hermanos y otros familiares. Kanner también señala que el trastorno origina graves dificultades de comunicación y lo tendencia de estos niños a permanecer aislados y ensimismados en actividades motoras carentes de finalidad adaptativo.

Considerar el «autismo infantil» como consecuencia de una supuesta «carencia afectivas provocó que la mayor parte de las investigaciones llevadas a cabo en los primeros años, lo identificaran como un trastorno emocional, perspectiva que se ocupó de desarrollar ampliamente la escuela psicoanalítica. A partir de 1960, comienzan a diversificarse las líneas de investigación:

  • Rutter (1978). Sugiere como hipótesis explicativa la existencia de una alteración grave en el desarrollo del lenguaje. Se comprueba reiteradamente que el desarrollo motor, psicomotor, lingüística, cognitivo, emocional y social de los niños con TEA no solo está retrasado, sino también alterado, aunque en diverso grado; es por eso que el perfil de desarrollo de estos niños es muy heterogéneo con grandes diferencias de unas personas a otras.
  • En la actuafidad, el DSM-5 y la CIE-11 han englobado todos los diagnósticos relacionados con el autismo en un único término denominado «trastorna del espectro del autismo» (TEA), y existe consenso en agrupar los síntomas principales del TEA en tres grandes dominios que constituyen el núcleo esencial del «espectro del autismo»:
    • Afectación de la interacción social.
    • Alteraciones en las habilidades de comunicación.
    • Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.

Con la aparición de nuevas técnicas de exploración genética, neurológica (técnicas de neuroimagen), neuropsicológica, psicológica, educativa y social se ha dado un espectacular avance en el conocimiento de este trastorno, en su evaluación y tratamiento. La aplicación temprana de técnicas terapéuticas psicológicas, educativas y sociales contribuye poderosamente a mejorar la competencia y calidad de vida de estas personas.

Referencias

  • Belloch, Sandín, Ramos Campos, and Sandín, Bonifacio. Manual De Psicopatología. 3ª edición. Madrid [etc.]: McGraw-Hill Interamericana De España, 2020. Print.

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