Introducción: la personalidad normal y los trastornos de la personalidad
DeYoung (2015). los rasgos tienen efectos causales directos sobre la vida de las personas, sobre su salud, su trabajo, sus relaciones personales, su estabilidad emocional, etc, porque influyen decisivamente en los modos de comportarse, de sentir, de experimentar la realidad, y de relacionarse. |
La psicología ha estudiado la personalidad desde sus comienzos, pero aún no existe una definición universalmente aceptada de lo que es y cómo se compone la personalidad. En términos generales, la personalidad se define como el conjunto de características que mejor describen el modo de ser, sentir y comportarse de un individuo. Estos rasgos pueden predecir su funcionamiento en diversos contextos sociales, emocionales e incluso intelectuales. Los rasgos de personalidad tienen un impacto directo en la vida de las personas, como su salud, trabajo, relaciones personales y estabilidad emocional. Por lo tanto, es importante destacar que los patrones estables y consistentes de comportamiento tienen consecuencias y efectos predecibles.
Los rasgos de personalidad son descripciones probables de patrones relativamente estables de emociones, motivaciones, cogniciones, experiencias y comportamientos. Estos patrones se activan o manifiestan como resultado de los cambios y estímulos en el entorno. Por lo tanto, no se considera que los rasgos de personalidad sean inherentemente positivos o negativos, ya que su valoración depende del momento o situación en el que se manifiestan. Además, su flexibilidad y adaptabilidad a los cambios son esenciales para su utilidad en el desarrollo personal y las relaciones interpersonales. La dimensión de los rasgos es la característica más importante, lo que implica que su presencia no se caracteriza en términos absolutos.
La personalidad humana no es una entidad concreta y específica, sino más bien la organización de propiedades y características psicológicas de diferente orden y naturaleza. Estas características incluyen la emoción, la motivación, la cognición, la relación interpersonal, el comportamiento y la aptitud social. En resumen, la personalidad es una propiedad emergente compleja que se desarrolla y cambia a lo largo de la vida del individuo y en diferentes situaciones y roles.
El estudio de la personalidad normal
Ando et al. (2002). Examinaron la estructura genética del inventario de Cloninger sobre el Temperamento y el Carácter (TCI), el autoinforme con el que se evalúa el modelo, y encontraron que la estructura óptima era una de cuatro factores, parcialmente relacionados, en lugar de siete. Lo interesante de esta reorganización, más allá de sus contenidos concretos es, por un lado, que las dimensiones del temperamento y el carácter no son independientes, como muestran la mayoría de las investigaciones sobre personalidad. |
La investigación científica sobre la personalidad humana se ha enfocado en la identificación, descripción, análisis y medición de los elementos fundamentales que la conforman, es decir, los rasgos y su organización. Sin embargo, existen diferencias significativas en las teorías sobre la personalidad, como en la definición de un rasgo de personalidad (¿se refiere a la forma de expresar emociones y afectos, aptitudes y/o capacidades, motivaciones o relaciones con los demás?), en su génesis (por ejemplo, las teorías del carácter enfatizan la influencia cultural y el aprendizaje, mientras que las del temperamento destacan la impronta biológica) y en los métodos adecuados para detectar y evaluar los rasgos (desde el uso de técnicas multivariadas hasta estrategias cualitativas). Estas diferencias influyen en el número de rasgos necesarios para explicar la configuración nuclear de la personalidad, así como en su contenido, organización, importancia o centralidad en el resultado final, y en las interacciones entre ellos (por ejemplo, teorías de un solo rasgo versus teorías de múltiples rasgos).
El modelo actual de los «Cinco Grandes Factores» de personalidad (5GF) es el resultado más conocido de la amplia tradición de la psicología de la personalidad normal, iniciada por Allport y Odbert en la década de 1930, basada en la búsqueda de los «universales léxicos» del lenguaje sobre la personalidad humana. Desde esta perspectiva, se asumía que cuanto más importante o significativo fuera un ámbito o dominio de funcionamiento personal, y cuanto más fuerte fuera como fuente de diferencias individuales, mayor sería el número de «palabras» utilizadas para describir sus atributos, manifestaciones, matices, facetas y características específicas. La estructura penta-factorial del modelo de los 5GF se ha replicado, con pocas variaciones, en la mayoría de los lenguajes y contextos en los que se ha estudiado y, según sus proponentes, explica la mayor parte de las diferencias individuales en la personalidad normal. Los cinco factores son los siguientes:
- Neuroticismo (inestabilidad emocional) versus estabilidad emocional.
- Extroversión versus introversión.
- Apertura a la experiencia versus aislamiento o cerrazón.
- Cordialidad, afabilidad o amabilidad versus hostilidad o ira.
- Escrupulosidad, minuciosidad, tesón, responsabilidad o meticulosidad versus negligencia, dejadez o falta de perseverancia.
La idea del rasgo en el modelo de los 5GF se alinea con la perspectiva dimensional clásica de la personalidad. Este modelo es el referente actual en el estudio de la personalidad normal y ha influido en las nuevas propuestas para la clasificación y el diagnóstico de los trastornos de personalidad en la última edición del DSM-5. Además, la noción de temperamento, enfocada en las respuestas emocionales automáticas, es un concepto central en la teoría de la personalidad psicobiológica de Cloninger. El temperamento se compone de predisposiciones neurobiológicas heredadas que hacen que las personas reaccionen con emociones primarias ante estímulos ambientales específicos. Se han postulado tres dimensiones iniciales del temperamento: búsqueda de novedad, evitación del daño y dependencia de la recompensa, cada una de las cuales varía desde la impulsividad e irascibilidad hasta la rigidez y templanza, desde la ansiedad y el pesimismo hasta la sociabilidad y optimismo, y desde la calidez y la búsqueda de aprobación hasta la frialdad y la distancia emocional. Posteriormente, se añadió una cuarta dimensión de persistencia o perseverancia. El carácter, por otro lado, se refiere a las diferencias individuales en procesos cognitivos superiores y en cómo las personas se representan a sí mismas y a sus interacciones con el medio social. El carácter es el resultado final de la combinación entre los rasgos heredados del temperamento, las presiones y condicionantes socioculturales y los acontecimientos vitales. Se han postulado tres dimensiones del carácter: autodirección, cooperación y auto-trascendencia.
Los trastornos de la personalidad (TP)
Como se ha mencionado, uno de los elementos fundamentales de la personalidad es su relativa estabilidad a lo largo de la vida. Esto es aplicable tanto para las personalidades sanas y normales como para las anormales o perturbadas. Esta característica es importante porque sirve como punto de partida para establecer la diferencia entre una personalidad normal y una anormal. En el caso de los Trastornos de Personalidad (TP), su omnipresencia es lo que los distingue de otros trastornos mentales, ya que las anomalías del individuo se manifiestan en una amplia gama de comportamientos, sentimientos y experiencias internas en diversas situaciones.
Además, la persona con un TP presenta un repertorio de comportamientos limitado, reiterativo e inflexible, lo que dificulta la adquisición de nuevas habilidades y comportamientos. Esto explica por qué las personas que padecen un TP son especialmente vulnerables y psicológicamente frágiles ante el estrés, entendiendo por estrés una situación nueva que requiere el desarrollo de nuevas estrategias para afrontarla.
Otro aspecto importante en el que los TP difieren de la mayoría de los otros trastornos mentales es que, aunque provocan sufrimiento e incomodidad intensos en el propio individuo y en aquellos que lo rodean, no suele haber conciencia de enfermedad. Las personas con TP no suelen ser conscientes de que su modo de ser es la causa fundamental de su malestar o de los problemas a los que se enfrentan como consecuencia de ese modo de ser. Por esta razón, difícilmente buscan por sí mismos ayuda psicológica. Son más bien otros significativos, las circunstancias sociales o las consecuencias que tiene su modo de ser en su vida cotidiana, las que los llevan a solicitar algún tipo de ayuda.
En resumen, un TP es un modo de ser y comportarse que:
- Es omnipresente: se manifiesta en la mayor parte de las situaciones y contextos, abarcando un amplio rango de comportamientos, sentimientos y experiencias.
- No es producto de una situación o acontecimiento vital concreto, sino que abarca la mayor parte del ciclo vital del individuo.
- Es inflexible, rígido y no se adapta fácilmente a los cambios.
- Hace difícil adquirir habilidades y comportamientos nuevos, especialmente en el ámbito de las relaciones sociales.
- Hace que quien lo padece sea frágil y vulnerable ante situaciones nuevas que requieren cambios.
- No se ajusta a lo que cabría esperar para ese individuo teniendo en cuenta su contexto sociocultural.
- Produce malestar y sufrimiento tanto al individuo como a quienes lo rodean, y aunque es egosintónico, es decir, no se percibe como anormal, puede causar problemas en diversos ámbitos, como el social, familiar y laboral.
A diferencia de otros trastornos mentales, en los trastornos de personalidad el malestar suele ser más bien una consecuencia de la falta de aceptación por parte de los demás del modo de ser del individuo, en lugar de una característica intrínseca del trastorno. Estos trastornos suelen ser egosintónicos, lo que significa que el individuo acepta su comportamiento y pensamiento anormales como algo coherente y acorde con su personalidad, a diferencia de la egodistancia que caracteriza a la mayoría de los trastornos mentales. Debido a lo anterior, es común que los individuos con trastornos de personalidad tengan poca o ninguna conciencia de enfermedad o anomalía en relación con sus características personales disfuncionales.
Referencias
- Belloch, Sandín, Ramos Campos, and Sandín, Bonifacio. Manual De Psicopatología. 3ª edición. Madrid [etc.]: McGraw-Hill Interamericana De España, 2020. Print.
- ChatGPT