La teoría de Piaget sobre el desarrollo de la inteligencia sensoriomotriz y el concepto de objeto

La teoría piagetiana sigue siendo un referente básico en el estudio de la cognición infantil.

Los estadios de la inteligencia sensoriomotriz

Para Piaget (1936) la inteligencia sensoriomotriz se construye progresivamente a partir de los reflejos innatos y los primeros hábitos y se alcanza cuando el bebé es capaz ya de actuar de forma intencionada. Para Piaget la intencionalidad es el rasgo característico de la inteligencia y «empieza en cuanto el niño rebasa el nivel de las actividades corporales simples (chupar, escuchar y emitir sonidos, mirar y coger) para actuar sobre las cosas y utilizar relaciones de los objetos entre sí» (ibid., p. 112). En este desarrollo que va de los reflejos del recién nacido a la aparición de los primeros rudimentos de representación mental, se pueden distinguir seis estadios diferentes caracterizados cada uno de ellos por la adquisición por parte del bebé de nuevas posibilidades y capacidades en su interacción con el medio. Las edades que se proponen para cada estadio son, como en todos los estadios piagetianos, un promedio indicativo.

Características generales de los estadios del desarrollo de la inteligencia sensoriomotriz, según Piaget (1936).

  • Estadio 1.- Ejercicio de los reflejos (0-2 meses). Ejercicio de conductas innatas y automáticas. La acomodación y la asimilación están ya presentes, aunque en forma rudimentaria e indiferenciada.
    • Por ejemplo, reflejos básicos como los de succión o prensión, otros protectores como el palpebral, y otros que desaparecerán paulatinamente como el de marcha o el de Moro.
  • Estadio 2.– Primeras reacciones adquiridas y reacciones circulares primarias (RCP) (2-4 meses). Primeras adquisiciones que suponen una distinción entre asimilación y acomodación. Las RCP consisten en la repetición de estas adquisiciones.
    • Por ejemplo, el bebé es ya capaz de conductas no innatas como la succión de su pulgar, lo que implica una coordinación entre la succión y el movimiento de la mano.
  • Estadio 3.- Reacciones circulares secundarias (RCS). Coordinación visiónprensión (4-8 meses). Primeras conductas «casi intencionales» orientadas hacia los objetos. Las RCS están orientadas hacia el mundo externo y en ellas se basa la exploración del mismo.
    • Por ejemplo, actividades motoras como asir, golpear o empujar con el propósito de reproducir el movimiento o el ruido de un objeto (muñeco o sonajero, etc.) que resulta especialmente atractivo.
  • Estadio 4.- Coordinación de esquemas secundarios y su aplicación a situaciones nuevas (8-12 meses). Primeras conductas inteligentes, intencionales, realizadas merced a la coordinación de esquemas móviles. Primeras conductas de anticipación.
    • Por ejemplo, conductas de golpear o apartar un obstáculo (1er. esquema) para alcanzar un objeto (2º esquema). El bebé llora cuando ve que su madre se levanta (anticipando su partida).
  • Estadio 5.- Reacciones circulares terciarias (RCT). Descubrimiento de nuevos medios por experimentación activa (12-18 meses). Búsqueda activa de nuevos esquemas mediante la repetición con variaciones (RCT). Se logra una clara distinción entre asimilación y acomodación.
    • Por ejemplo, el repertorio de conductas se incrementa notablemente en todos los ámbitos; así, el bebé es capaz de acercar un objeto de formas diversas: tirando de la manta sobre la que reposa, acercándolo con un palo o tirando de un hilo.
  • Estadio 6.- (18-24 meses). Invención de nuevos medios por combinación mental (18-24 meses). Conductas plenamente inteligentes que implican representación mental, imágenes simbólicas, anteriores a la solución de los problemas.
    • Por ejemplo, una niña, enfrentada a la tarea de sacar un objeto de una caja de cerillas, abre y cierra su boca antes conseguir el objeto sin ningún tanteo previo. Existen ya, por tanto, imágenes simbólicas rudimentarias, anteriores a la acción.

Estadio 1

El primer estadio se caracteriza por el ejercicio de los reflejos. El recién nacido posee en su repertorio innato de conductas, un conjunto de reflejos de diverso tipo y función. Estas conductas del bebé son automáticas y todavía alejadas de los comportamientos organizados e intencionales posteriores.

Según Piaget, los dos componentes del mecanismo adaptativo básico que dirige el desarrollo, la asimilación y acomodación, están ya presentes desde el nacimiento, aunque sea en forma rudimentaria. El ejercicio del reflejo permite su consolidación, modificando ligeramente las situaciones en que se activa y la eficacia en su funcionamiento. Estas sutiles modificaciones constituyen ya rudimentos de acomodaciones mediante las que el bebé consigue introducir, merced a su interacción con el medio, pequeños cambios en su esquema innato. También la asimilación aparece en este estadio tan temprano estrechamente unida al ejercicio de los reflejos. Cuando el bebé aplica el esquema de succión no sólo con el pecho materno o con la tetilla del biberón, sino también con un chupete, con un dedo, con un pequeño juguete o con la sábana, está realizando una asimilación generalizadora. Cuando por acercarse el momento de mamar se niega a succionar el chupete o el dedo, exigiendo el pecho o el biberón está realizando un tipo de asimilación mediante la cual «reconoce» las diferencias entre los objetos sobre los que es posible ejercer el reflejo de succión, y busca la satisfacción de sus necesidades nutritivas sólo en aquellos que le pueden proporcionar alimento.

Estadio 2

Está caracterizado por la aparición de las primeras adquisiciones, los primeros hábitos, que suponen ya una alteración de los reflejos innatos, pero que todavía no tienen el rasgo de intencionalidad propio de las conductas inteligentes.

Aparecen las primeras reacciones circulares, como la conducta de chuparse los pulgares que veremos a continuación, son consideradas reacciones circulares primarias debido a que las acciones del sujeto están todavía centradas en su propio cuerpo. La coordinación entre mano y boca que implica el que el bebé sea capaz de chuparse el pulgar en forma sistemática y no por azar, es una adaptación adquirida ya que no existe «instinto alguno que induzca a chuparse los dedos » (ibid., pág. 43). Esta modificación del esquema reflejo de succión supone una acomodación debida a la experiencia y, por tanto, una distinción entre asimilación y acomodación que no existía en el estadio anterior. La asimilación ahora no es ya una repetición del esquema reflejo, sino más bien la repetición de las nuevas adaptaciones adquiridas con el resultado de su progresivo fortalecimiento y consolidación.

Estadio 3

En este estadio los progresos del bebé van a estar marcados por la aplicación de sus esquemas sensomotores y la adquisición de otros nuevos en relación con los objetos del mundo exterior y no ya centrados en el propio cuerpo, como en el estadio anterior (reacciones circulares secundarias). La importancia de las reacciones circulares secundarias reside en que en ellas se basa la exploración que el bebé realiza del medio ambiente en el que está inmerso y esta exploración está en el origen de importantes desarrollos intelectuales, además de tener un gran valor adaptativo .Esta orientación del sujeto hacia el mundo externo va a permitir la aparición de conductas «casi intencionales».

Estadio 4

En este estadio los bebés son capaces no sólo y de repetir y mantener resultados interesantes conseguidos al azar, sino que van a coordinar sus esquemas secundarios para conseguir un fin determinado, es decir, su conducta será ya plenamente intencional. Esto implica la utilización coordinada de dos esquemas secundarios, uno transitivo, el esquema de apartar el obstáculo, y otro final, el esquema de alcanzar el objeto meta. Ambos esquemas estaban ya en el repertorio de conductas del niño, sólo que ahora es capaz de utilizarlos fuera de su contexto original. No obstante, en esta coordinación de esquemas ya conocidos sólo es nueva la propia coordinación, no existiendo todavía descubrimiento activo de nuevos esquemas.

Para Piaget, este tipo de comportamientos muestran una clara intencionalidad, constituyendo «los primeros actos de inteligencia propiamente dicha» (ibid., p. 170). La acomodación se manifiesta en este estadio. El niño comienza a mostrar una clara conducta de anticipación ante la aparición de determinados indicios. De esta manera, el bebé llora cuando el adulto que estaba sentado a su lado se levanta, anticipando su partida; o cuando ve el frasco de alcohol que había sido utilizado anteriormente para desinfectarle un arañazo. Estas conductas anticipatorias para Piaget no implican todavía una representación propiamente dicha.

Estadio 5

La característica principal de este estadio es la constitución de nuevos esquemas mediante experimentación activa, lo que permitirá la aparición de un tipo superior de coordinación entre
esquemas: la coordinación dirigida por la búsqueda de nuevos medios (reacciones circulares terciarias). La búsqueda activa de lo nuevo que caracteriza a la reacción circular terciaria pone también de manifiesto la existencia de un avance en la orientación hacia los objetos alejándose progresivamente del egocentrismo.

El interés por la exploración de los objetos provocando situaciones nuevas mediante continuas variaciones, conduce a una clara distinción entre la asimilación y la acomodación, algo
que en estadios anteriores no se daba en el mismo grado. Cada modificación que el niño introduce en la situación supone una acomodación del esquema terciario que está aplicando y a cada nueva acomodación le siguen varias asimilaciones que repiten el mismo resultado. La transformación de los esquemas existentes y construcción de nuevos esquemas se convierte en un fin en este estadio y precede a la asimilación.

Estadio 6

El niño logra una nueva forma de conducta intencional. No necesita coordinar esquemas ya conocidos, ya es capaz de realizar combinaciones mentales anteriores a la propia acción, mediante «experimentación interna». Los bebés son ya capaces de construir una representación mental de la tarea y, a partir de la misma, inventar medios que les permitan alcanzar la solución. A partir de este estadio se adquiere la posibilidad de utilizar representaciones internas y no ya únicamente esquemas sensomotores, lo cual le abrirá los caminos del desarrollo del pensamiento lógico y conceptual.

El desarrollo del concepto de objeto

Una de las líneas básicas del desarrollo sensomotor es la que va del sujeto hacia los objetos y conduce del egocentrismo del recién nacido hasta el logro de una adaptación intelectual a los objetos del mundo externo en la que éstos adquieren una existencia independiente. El desarrollo del concepto de objeto es, precisamente, el estudio de esta progresiva construcción mediante la que el sujeto llega a considerar los objetos como entidades en sí mismas, con características permanentes, separados e independientes de la acción que se ejerce sobre ellos y que se localizan en el espacio junto con otros objetos.

Estadios 1 y 2

En estos primeros estadios del desarrollo sensoriomotor, el bebé no tiene todavía la más mínima noción de los objetos externos como algo separado de su propia actividad, son para él imágenes y sensaciones que dependen totalmente de su actividad sobre ellos. «lo que el sujeto reconoce es su propia reacción antes que el objeto como tal. Si el objeto es nuevo y obstaculiza la acción no hay reconocimiento » (Piaget, 1937).

Estadio 3

La coordinación de la prensión, primero con la succión (hacia los 3 meses) y después con la visión (hacia los 6 meses), va a posibilitar un claro progreso en la exploración de los objetos y en la adquisición de la permanencia de los mismos.

Conductas de transición en la adquisición del concepto de objeto, propias del estadio 3 (Piaget, 1937).

  1. Acomodación visual a los movimientos rápidos. Cuando cae al suelo un juguete, el niño se inclina para cogerlo en vez de continuar con la mirada anclada en el lugar en el que estaba antes; es decir, existe ya una anticipación de la futura posición
    de un objeto merced a la extrapolación de la trayectoria de su movimiento.
  2. Presión interrumpida. Al perder un objeto que tenía cogido y desaparecer éste de su campo visual, el niño efectúa toscos intentos de búsqueda que abandona si no consigue su objetivo rápida mente. Vemos aquí un principio de permanencia del
    objeto.
  3. Reacción circular diferida. El niño entregado a una actividad sensomotriz con los objetos, si es distraido durante unos momentos, es capaz de recuperar la actividad previa. La reacción circular diferida pone de manifiesto un rasgo general de este estadio: es la actividad del sujeto la que ha adquirido permanencia y no los objetos.
  4. Reconstitución de un todo invisible a partir de una fracción visible. El niño coge un biberón medio escondido, mostrando un reconocimiento del mismo, pero en cuanto se le oculta completamente, abandona su intento de agarrarlo.
  5. Supresión de los obstáculos que impiden la percepción. Si colocamos una manta o una sábana encima de la cara del niño, éste la retira inmediatamente, pero todavía es incapaz de retirar una pantalla que oculta el lugar a donde ha ido a parar un juguete con el que estaba jugando.

Todas estas conductas tienen en común el que muestran un progreso en la construcción del objeto permanente y en el hecho de que ésta todavía no se ha alcanzado. En palabras de Piaget, «(es) un progreso en grado no en cualidad: el objeto no existe todavía más que en su unión con la acción propia» (ibid., p. 30).

Estadio 4

El niño busca ya activamente los objetos detrás de las pantallas y obstáculos que los ocultan, la búsqueda no está ya limitada al campo perceptivo del sujeto. Esta conducta de búsqueda de los objetos ocultos aparece, según Piaget, hacia los 8-9 meses y muestra que los niños tienen ya una noción de los objetos que incluye su existencia aunque estén fuera del campo visual; es decir, la constancia o permanencia del objeto ha sido adquirida, aunque todavía con limitaciones (error A, no-B), lo que Piaget llama la «reacción típica» de este estadio.

Las conductas de búsqueda del objeto escondido en el estadio 4 de
Piaget. En la primera columna se muestra cómo en el estadio 4 los bebés son
capaces ya de alcanzar y coger un objeto cuando está completamente cubierto
por un pañuelo. En la segunda columna se representa el error típico (A, no-B)
por el que los bebés continúan buscando el objeto oculto donde lo han hecho
previamente, aunque hayan visto que ha sido escondido en otro lugar
(realizado a partir de Bower, 1979).

El «error A, no-B», pone de manifiesto que el objeto depende todavía de la acción que se ha realizado sobre él, no es «una cosa sustancial que sigue estando en el lugar donde ha sido desplazada, sino una cosa «a disposición» allí donde la acción ya la utilizó» (ibid., p. 54).

Estadio 5

El niño resuelve es capaz de resolver el error A. no-B y busca el objeto en el segundo lugar B en el que fue escondido, siendo capaz de tomar en consideración los desplazamientos sucesivos del
objeto de los que ha sido testigo. Esto significa que ya no existe ningún lugar o posición privilegiada y que la información visual recibida por el sujeto es utilizada a la hora de buscar el objeto. Sin embargo,
el niño es todavía incapaz de buscar el objeto cuando ha sido escondido sin que él lo haya visto, es decir, mediante desplazamientos invisibles.

Estadio 6

A partir del año y medio, aproximadamente, el niño es capaz de buscar los objetos que han sido escondidos mediante desplazamientos invisibles; es decir, la primitiva capacidad representacional
propia de este estadio va a permitir al niño imaginarse, inferir que el objeto ha sido trasladado de un lugar a otro, aunque no lo haya percibido directamente. El niño posee, además, los conceptos de espacio, tiempo y causalidad que le permiten lograr una representación coherente y completa
de la realidad en la que él mismo está incluido, y a partir de la cual puede actuar en forma inteligente.

Autoevaluación

Referencias

  • García Madruga, Delval, & Delval, Juan. (2019). Psicologia del desarrollo I (2ª ed. rev. ed., Grado (UNED); 6201201). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • YouTube

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