Modelos de adquisición de las habilidades sociales

Kelly (1988 y 2009). Señala cómo desde la perspectiva desde la teoría del aprendizaje social, las habilidades sociales son conductas aprendidas y hay distintos mecanismos que podrán explicar su adquisición y mantenimiento. Entre ellos: el reforzamiento directo de las habilidades, las experiencias de aprendizaje vicario u observacional, la retroalimentación interpersonal recibida y el desarrollo de expectativas cognitivas respecto a las situaciones interpersonales.

Se puede afirmar que en el Entrenamiento en Habilidades Sociales una técnica esencial es modelado que junto con el ensayo de conducta (role-playing) conforma una parte esencial del procedimiento de intervención.

Reforzamiento positivo

A lo largo del desarrollo del individuo las conductas sociales se ejecutan y mantienen por sus consecuencias reforzantes. Ya en la primera infancia se aprenden rápidamente las conductas que generan consecuencias positivas en el ambiente y conductas tales como sonreír, balbucear e ir adquiriendo habilidades motoras generan respuestas físicas y atencionales de los mayores. Posteriormente, el repertorio de conductas interpersonales del niño va siendo mucho más elaborado, variado y verbal. En el propio desarrollo, a medida que distintos tipos de situaciones sociales inducen consecuencias positivas tanto para el niño como posteriormente para el adulto resultarán reforzadas e incluidas en el repertorio interpersonal.

Experiencias de aprendizaje vicario u observacional
Kelly (1987). La exposición a un modelo suele conllevar alguno de estos efectos:
– El observador adquiere una nueva conducta que no emitía anteriormente.
– La exposición al modelo hace que el observador emita con más frecuencia una conducta que ya existía (efecto desinhibitorio).
– El observador reduce la frecuencia de emisión de una conducta que era frecuente antes de la observación del modelo (efecto inhibitorio).

La adquisición de habilidades no requiere la ejecución directa de la conducta. La observación de un modelo que exhibe una determinada conducta y la posterior ejecución de esa conducta por parte del observador, (que realiza procesos de atención, retención, reproducción motora y reforzamiento) es uno de los mecanismos explicativos fundamentales de la adquisición de las habilidades sociales.

Retroalimentación interpersonal

En los contextos sociales, la retroalimentación es la información por medio de la cual otra persona nos comunica su reacción ante nuestra conducta. Cuando esta retroalimentación es positiva, fortalece ciertos aspectos de la conducta social tanto conductuales como cognitivos mientras que si es negativa debilita aspectos particulares de la conducta. Así, por ejemplo, cuando a una persona su interlocutor le dice «me gusta mucho lo que le has dicho al jefe», o «lo que le has dicho a la tipa que estaba acosando a una persona migrante en el metro me estimula «, esa conducta será fortalecida por la reacción producida en la otra persona. Por el contrario, si ante una determinada conducta, por ejemplo, una verbalización del jefe que es percibida como agresiva, el interlocutor dice «a mi no me vuelvas a hablar así» esa conducta con gran probabilidad se debilitará. Esta retroalimentación ayuda a mantener y moldear la conducta social y constituye otra de las técnicas importantes del Entrenamiento en Habilidades Sociales.

Desarrollo de las expectativas cognitivas con respecto a las situaciones interpersonales
Rotter (1954). Postula que un predictor de la conducta social es la expectativa cognitiva que el sujeto tenga de desenvolverse con éxito dentro de una situación dada. De esta formulación se desprende que una persona será capaz de mostrar las habilidades necesarias para afrontar una situación de forma efectiva si ha desarrollado por experiencia la expectativa cognitiva de que será capaz de lograrlo. Rotter también resalta la noción del valor subjetivo de un reforzador de forma que en función de ese valor la persona emitirá o no la conducta que conduzca a él.
Bandura (1987). Postula las expectativas de autoeficacia determinan si la persona se va a exponer o no a determinadas situaciones sociales en función de cómo piensa que las podrá afrontar.

Las expectativas cognitivas son creencias o predicciones sobre la probabilidad percibida de afrontar con éxito una determinada situación. Por ejemplo, si una persona sabe que en la playa la gente puede hablar con desconocidos sin ningún problema, y eso le gratifica porque conoce a gente interesante, lo más probable es que cuando vuelva a acudir a la playa siga manteniendo esa conducta.

Referencias
  • Díaz García, et al. Manual De Técnicas y Terapias Cognitivo Conductuales. Desclée De Brouwer : Universidad Nacional De Educación a Distancia, 2017.

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