Actualmente los dos modelos más conocidos son el modelo dual y el de triángulo.
Modelo logogén
Propuesto inicialmente por Morron en 1969, intentaba explicar los datos para el reconocimiento de palabras tanto escritas como habladas. Se trata de un modelo de activación, dado que cada palabra está representada por un mecanismo (logogén) que se activa cuando se corresponde con el estímulo que se está procesando. Así, cuando una persona lee la palabra «corrupción», se activará el logogén correspondiente a esa palabra. Cada vez que se activa un logogén su umbral de activación disminuye, de manera que cuantas más veces se lea una palabra más fácil resulta reconocerla.
Modelo de búsqueda
Propuesto por Forster en 1976, utiliza la metáfora de la biblioteca. De la misma manera que en las bibliotecas hay archivos en los que se encuentran las fichas de los libros por distintos órdenes (alfabético, temático, etc.) y hay estanterías en las que se encuentran los libros, en este modelo hay también unos archivos periféricos donde se encuentran las representaciones de las palabras. Distingue tres tipos de archivos: fonológico para el lenguaje oral, ortográfico para el escrito y sintáctico-semántico. Además, está el archivo general, donde se almacena toda la información referente a la palabra, incluido el significado.
El modelo dual
Coltheart (1978); Coltheart et al. (2001). El modelo dual fue propuesto por Coltheart a partir del modelo logogén, añadiendo nuevos componentes para explicar los datos que iban surgiendo tanto desde la psicología experimental con individuos sanos, como desde la neuropsicología con pacientes que habían sufrido lesiones cerebrales. |
Cuetos y Suárez-Coalla (2009). En un estudio realizado con niños durante los primeros años de aprendizaje de la lectura encontraron que la longitud influía notablemente en los primeros cursos, pero su influencia descendía paulatinamente a medida que se ascendía de nivel. Por el contrario, la frecuencia no influía en los primeros niveles pero sí en los superiores. |
El modelo dual propone dos vías o procedimientos para pasar de la palabra escrita al significado (en el caso de la lectura comprensiva) o a la pronunciación (en el caso de la lectura en voz alta): la vía subléxica, que permite leer las palabras mediante la aplicación de las reglas grafema-fonema, transformando cada letra o grafema en su correspondiente fonema, y la vía léxica, que permite leer directamente las palabras al activar las representaciones que de ellas tenemos en nuestro léxico visual. Esta vía léxica tiene, en realidad, dos variantes: la vía léxica pura, que conecta directamente el léxico ortográfico con el fonológico, lo que permite reconocer las palabras y leerlas en voz alta sin entrar en su significado, y la vía lexicosemántica, que pasa por el sistema semántico. Esta última vía es indispensable para comprender las palabras.
La vía léxica es muy útil porque permite leer de una manera más fluida al reconocer y pronunciar directamente las palabras. Pero sólo se puede utilizar con las palabras familiares que ya se han leído en ocasiones previas para poder tener representación de ellas en el léxico. La vía subléxica, en cambio, se puede utilizar con cualquier palabra, sea familiar o no, e incluso con palabras desconocidas y seudopalabras, porque las reglas grafema-fonema son aplicables a cualquier estímulo, siempre que la pronunciación sea regular. Tanto cuando se utiliza la vía léxica como la subléxica, el primer paso que se ha de realizar es siempre el de identificación de las letras. A partir de ahí ya se puede tomar una de las dos vías (o las dos). Si nunca hemos visto la palabra que tenemos delante, por ejemplo, «golimbro» (aficionado a comer golosinas), entonces no podremos tener una representación de ella en nuestro léxico y la única forma de leerla será aplicando las reglas de conversión grafema-fonema. Sabemos cómo se pronuncian la «g», la «O», la «l», la «i», etc., así que podremos pronunciar todas las letras y leer en voz alta la palabra. Si, por el contrario, la palabra que tenemos delante es conocida pero de pronunciación irregular, esto es, no se ajusta a las reglas grafema-fonema (p. ej., Bollywood) entonces sólo podremos leerla a través de la vía léxica, reconociendo su forma en el léxico visual y recuperando su pronunciación en el léxico fonológico. Cuando se trata de una palabra familiar y regular, se ponen en marcha las dos vías, lo que facilita una lectura rápida y precisa. En cualquier caso, sea cual fuere la palabra, las dos vías se ponen en funcionamiento. Ésta es la razón de que cometamos tan pocos errores en la lectura, porque si falla una de las vías está la otra para sustituirla. Contrariamente a la vía subléxica, que tiene que ser enseñada de manera sistemática, la vía léxica no requiere un aprendizaje sistemático, sino que son los propios niños quienes al leer una y otra vez las palabras terminan formando representaciones de esas palabras. Es lo que Share denomina autoaprendizaje.
El modelo de triángulo
McClelland y Rumelhart (1981). Modelo procesamiento distribuido en paralelo (POP). |
Seidenberg y McClelland (1989). El modelo de triángulo es un modelo conexionista, propuesto por Seidenberg y McClelland a partir del modelo procesamiento distribuido en paralelo (POP), formulado por McClelland y Rumelhart en 1981 . |
de la fonología.
Este modelo propone tres componentes, ortográfico, fonológico y semántico, unidos entre sí mediante conexiones y en el que la velocidad de lectura depende de la fortaleza de esas conexiones. Este modelo no distingue entre vía léxica y vía subléxica, puesto que todos los estímulos, sean palabras familiares, palabras desconocidas o incluso seudopalabras, se leen por el mismo procedimiento. Contrariamente a los modelos simbólicos como el dual, los modelos conexionistas no conciben el sistema de lectura formado por módulos, sino por redes compuestas por un gran número de unidades o nodos conectados entre sí y que funcionan de manera similar a las redes neuronales.
Ventajas sobre el Modelo Dual:
- Los distintos componentes del sistema trabajan en paralelo, por lo que no es necesario que un componente termine de funcionar para que empiece a funcionar el siguiente (algo que también ocurre en el funcionamiento cerebral).
- Se trata de un sistema que mejora con la práctica, por lo que sirve para explicar el aprendizaje de la lectura. Este modelo no incluye reglas de conversión grafema-fonema, sino que la relación entre las letras y los sonidos aparece en el curso del entrenamiento del sistema.
Otros modelos
Ans, Carbonell y Valdois (1998). Propusieron un modelo de lectura de tipo conexionista que sirve para cualquier palabra, corta o larga, familiar o desconocida. De acuerdo con este modelo, el sistema lector cuenta con dos procedimientos que trabajan de manera sucesiva: un procedimiento global, que usa el conocimiento completo de la palabra y permite leer las palabras familiares, y un procedimiento analítico, que se basa en la activación de los segmentos silábicos de las palabras y funciona cuando no se puede reconocer globalmente la palabra. |
Perry, Ziegler y Zorzi (2007). En un intento de aprovechar las ventajas del modelo Dual y el modelo de triangulo elaboraron un nuevo modelo que supone una síntesis de los dos. Parte de los supuestos conexionistas, pero incorpora las vías léxica y subléxica. La lectura es el resultado de ambas vías, que se unen en el almacén de salida fonológica. Gracias a su arquitectura conexionista este modelo es capaz de aprender, lo que lo coloca en ventaja respecto al modelo dual, y gracias a su vía subléxica consigue mejores resultados con las seudopalabras y replica la interacción entre frecuencia y longitud, lo que lo sitúa en ventaja respecto al modelo de triángulo. |
Referencias
- Cuetos Vega, González Álvarez, Vega, and Vega, Manuel De. Psicología Del Lenguaje. 2ª Edición. ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2020.
- PDF Profesor tutor Pedro R. Montoro