Modelos y realidad clínica

Maltzman (1987). Asumimos, siguiendo la idea de Brentano (1874-1973), que un concepto mental es intencional, siempre se refiere a un objeto y consiste en actos. La presencia de términos intencionales en una teoría psicológica caracteriza la teoría como cognitiva. Estos términos, no obstante, no suelen ser definidos o explicados; son empleados de forma que el autor asume que todos conocemos su significado. Usar los términos intencionales de esta forma es nocivo y perjudicial para el avance del conocimiento científico, independientemente de su estatus en filosofía.
Willerman y Cohén (1990). Cada modelo teórico de la psicopatología en realidad es un conjunto de enunciados que explican algunos pero no todos los aspectos de la anormalidad. Usar un solo modelo para explicar la psicopatología es como tratar de explicar un cilindro basándose únicamente en una de las sombras que puede proyectar.
Franks (1991). Parecería que hubiéramos entrado en un dique seco en lo que a la innovación teórica se refiere, incluso aunque sigan ocurriendo avances tecnológicos. El comienzo de la cuarta década de la terapia de conducta trae consigo desarrollos alentadores. En primer lugar se encuentra el progresivo interés en una vuelta a nuestras bases teóricas y conceptuales. Hasta ahora, quizás porque los reforzadores del éxito profesional son más potentes que los que conlleva el progreso del conocimiento, la mayoría de los terapeutas de conducta se encuentran intelectual y emocionalmente comprometidos con el aspecto profesional.
Rapee (1991). A veces se han separado los procesos del condicionamiento y los cognitivos sobre la base de conceptos como no consciente y consciente, automático y controlado, involuntario y voluntario, etc. Sin embargo, este tipo de diferencias no solo han resultado inútiles en este sentido, sino, sobre todo, irreales.
Rapee (1991). Los términos cognitivo y condicionado han sido utilizados durante muchos años con un sentido eminentemente político. Mientras que las connotaciones políticas pueden tener un papel en algunas esferas, presumiblemente este no es el caso en la escena científica. La investigación conductual (tal como la naturaleza de la formación de asociaciones) tiene mucho que ofrecer al conocimiento futuro de la psicopatología. Ciertamente, si abandonamos las inclinaciones políticas respecto al condicionamiento versus cognición y utilizamos orientaciones (E-E) más contemporáneas, entonces ciertos fenómenos psicopatológicos pueden comenzar a ser comprendidos desde la perspectiva del condicionamiento. Es probable que la futura investigación conductual pueda avanzar nuestro conocimiento sobre la psicopatología una vez que sea adoptado un marco de referencia menos emocional.

Modelos y más modelos han sido la tónica teórica dominante en psicopatología. Modelos médicos, de estrés-afrontamiento, humanistas, existenciales, sociales, culturales, cognitivos, conductuales, etc. Esta multiplicad de enfoques en general ha servido más para crear confusión dentro de la propia psicopatología que para formar una idea coherente sobre el concepto de esta disciplina. Algunos autores, no obstante, opinan no sin razón que las psicopatologías son tan complejas que difícilmente pueden ser explicadas con un solo modelo, sea este cual sea.

Un primer problema que surge ante cualquier planteamiento teórico es que la realidad clínica no parece ajustarse muy bien a los modelos que le respaldan. Un claro ejemplo es lo que ocurre con la aplicación de la terapia de conducta. Como sabemos, en teoría este tipo de tratamiento debe basarse en la aplicación de los principios del modelo conductual. Sin embargo, la realidad es muy diferente; los terapeutas de conducta, como cualquier otro terapeuta, utilizan todos aquellos elementos que consideran de utilidad en un momento o caso particular, es decir, tienden a ajustar la teoría a la práctica clínica en lugar de hacerlo al revés.

Muchos autores asumen que toda terapia de conducta es simultáneamente conductual y cognitiva. Muchos autores que se definen a sí mismos como cognitivistas emplean en mayor o menor grado procedimientos comportamentales y prácticamente todos los manuales de psicopatología describen una serie de modelos o perspectivas teóricas más o menos irreconciliables. En la actualidad tanto los psicopatólogos conductuales como los cognitivos emplean frecuentemente y sin sonrojo en investigación el sistema categorial vigente de clasificación y diagnóstico de la American Psychiatric Association (DSM), fruto del modelo médico.

Existe actualmente un importante cuerpo de evidencia científica en psicopatología que en principio podría englobarse en lo que hemos denominado modelo cognitivo. Sin embargo, una de las principales dificultades con que nos encontramos en el momento presente para asumir que este modelo de psicopatología tiene un estatus cientí­fico claramente diferente del conductual es el gran solapamiento conceptual que existe entre ambos; en concreto entre los conceptos de cognición y condicionamiento. Asimismo, el socorrido recurso a la etiquetación «conductual-cognitivo» contiene información redundante. Muchas de las teorías psicopatológicos que se han propuesto como cognitivas son igualmente conductuales, o al menos incluyen conceptos conductuales fundamentales. Existe, igualmente, una inextricable interrelación entre los procesos conductuales y los denominados cognitivos. Los avances recientes en la teoría del condicionamiento, particularmente el condicionamiento pavloviano, podría aportar una estructura teórica coherente para integrar los enfoques conductual y cognitivo.

El condicionamiento pavloviano (neo-condicionamiento) se entiende actualmente en términos de procesamiento de la información. Por ejemplo, el modelo SOP (standard operating procedures) de Wagner (1981) enfatiza los mecanismos estándar de operación de la memoria a corto plazo, y la representación cognitiva de los estímulos como unidades de información (EC y EI). Esta idea de que el estímulo conlleva información que es procesada, está en línea con el desarrollo de los recientes modelos de condicionamiento definidos en términos E-E en lugar de E-R; una aplicación de estos modelos en psicopatología es, por ejemplo, el concepto de «expectativa de ansiedad». Tales reconceptuaciones también han sido aplicadas al condicionamiento operante (conductas dirigidas a metas).

Ni el condicionamiento se limita a lo involuntario, inconsciente y automático, ni lo cognitivo a lo consciente, controlado y voluntario. Sabemos desde hace bastantes años, por ejemplo, que las fobias pueden adquirirse, aparte de por condicionamiento directo, por aprendizaje vicario. La adquisición de una fobia por este procedimiento ¿es condicionada (no requiere la verbalización) o es cognitivo (no requiere la experiencia directa)? Las señales interoceptivas de miedo en los ataques de pánico ¿son condicionadas o son cognitivas? (ambos aspectos han sido
señalados).

Referencias
  • Belloch, Sandín, Ramos Campos, and Sandín, Bonifacio. Manual De Psicopatología. 3ª edición. Madrid [etc.]: McGraw-Hill Interamericana De España, 2020. Print.

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