Determinadas características del paciente influyen en la selección de las habilidades terapéuticas necesarias para el tratamiento. Sin embargo, estas características deben contextualizarse en relación con las propias del terapeuta. Las mismas palabras y gestos pueden tener diferentes matices dependiendo del terapeuta que los utilice.
| PACIENTE | TERAPEUTA |
|---|---|
| Edad | Edad |
| Sexo | Sexo |
| Nivel cultural | Experiencia terapéutica |
| Familia | — |
| Cultura | Cultura |
| Relaciones sociales | Habilidades sociales |
Muchos estudios han investigado los factores que pueden influir en el establecimiento de una buena relación terapéutica entre terapeuta y paciente. En las últimas décadas, numerosas investigaciones se han centrado en identificar los factores que explican la mejora de los pacientes. Uno de los factores determinantes para la eficacia de la terapia es la calidad de la relación terapéutica y las habilidades interpersonales (Anderson y col., 2009; Anderson y col., 2016; Corbella y Botella, 2003; Norcross y Lambert, 2011, 2018; Schöttke y col., 2017).
Nienhuis y col. (2018) encontraron que la empatía y la autenticidad del terapeuta son cruciales para construir una sólida alianza terapéutica con el paciente. Otros autores (Anderson y col., 2009; Wampold y col., 2017) han identificado ciertas características y habilidades de los terapeutas que resultan efectivas:
- Formación de alianzas y capacidad de reparar rupturas en la alianza.
- Fluidez verbal.
- Calidez y empatía.
- Expresión emocional.
- Optimismo.
- Desarrollo de un tratamiento convincente.
- Enfoque del problema.
- Persuasión.
- Autocrítica y dedicación a mejorar continuamente.
Por su parte, Ackerman y Hilsenroth (2003) identificaron otras características del psicoterapeuta que favorecen la alianza terapéutica:
- Flexibilidad: Acepta y adapta su forma de comunicar según la situación y el paciente.
- Honestidad: El paciente lo percibe sincero y honrado.
- Respeto: Muestra respeto por los valores y formas de comunicación del paciente.
- Lealtad: Es digno de confianza.
- Seguridad en sí mismo: El paciente percibe que sabe lo que hace.
- Interés: Muestra interés por el paciente y sus problemas.
- Atención: Está pendiente de lo que ocurre en la sesión, tanto verbal como no verbalmente.
- Cercanía: El paciente lo percibe cercano.
- Mentalidad abierta: Es comprensivo con otros puntos de vista.
Las discrepancias surgen al analizar cómo influyen estas características dependiendo de variables como la edad del terapeuta y del paciente, el género de cada uno, o la experiencia del terapeuta. La literatura científica presenta datos contradictorios en este aspecto (Gavino, 2008; Norcross y Lambert, 2011, 2018; Orlinsky, 2014).
Según el estudio de Eider y col. (2006), existen al menos dos aspectos del paciente que pueden complicar la relación terapéutica: el tipo de problema del paciente y sus conductas problemáticas. Los pacientes con dolor crónico, múltiples patologías físicas, adicciones, trastornos psicológicos o trastornos psiquiátricos son generalmente percibidos como más complejos durante el proceso terapéutico. Además, ciertas conductas del paciente, como no asumir la responsabilidad del cambio, realizar demandas diversas en cada sesión, utilizar la manipulación, tener objetivos diferentes a los del terapeuta, entre otras, también complican la relación terapéutica (Evans, 2009; Labrador, 2011).
Koekkoek y col. (2006) clasificaron a los pacientes complicados en tres tipos según sus conductas:
- Pacientes con poca motivación para recibir tratamiento.
- Pacientes ambivalentes entre querer cambiar o mantener su situación por los beneficios que les aporta.
- Pacientes demandantes que usan estrategias como la agresividad o la intimidación para conseguir sus objetivos.
Actualmente, se reconoce la importancia de las características del terapeuta en los resultados del tratamiento, aunque no existe información definitiva sobre las ventajas e inconvenientes de combinaciones específicas entre variables (Gavino, 2004). A comienzos del siglo XXI, estudios interesantes investigaron el papel de diferentes factores en los resultados de los tratamientos psicológicos. Por ejemplo, se encontró que técnicas como el feedback al paciente sobre el tratamiento y ciertas formas de comunicación, en las que las habilidades terapéuticas son cruciales, mejoran significativamente la eficacia del tratamiento y reducen el número de sesiones necesarias (Whipple y col., 2003).
Recientemente, las investigaciones se han centrado en aspectos más específicos, como el papel de las habilidades terapéuticas en cada fase del proceso terapéutico, el tipo de trastorno o problema psicológico del paciente, y la cultura de procedencia. Estos estudios buscan mejorar la relación terapéutica para garantizar el éxito de la terapia. En resumen, el esfuerzo en los últimos años se ha enfocado en identificar las habilidades terapéuticas necesarias en situaciones cotidianas dentro de las sesiones, en relación con la cultura de ambos participantes y con el problema o trastorno del paciente.
Referencias
Aurora GAVINO, Lidia COLMENERO, Ainhoa OTAMENDI. Habilidades Terapéuticas. En Vallejo Pareja, Rodríguez Muñoz and Becoña Iglesias (2023) Lecciones de terapia de conducta. 3rd & #170; (pp. 21-46) edn. Madrid: Dykinson (Dykinson-Psicología).