La tarea de selección de Wason (1966) ha sido utilizada en numerosas investigaciones para estudiar los efectos del contenido y el desarrollo de teorías y modelos con componentes sensibles a este contenido. Es una prueba paradigmática del condicional que ha demostrado ser especialmente útil para analizar la toma de decisiones y el razonamiento humano.
El experimento de Wason en el que se presentaban 4 tarjetas con letras por una cara y números por la otra, acompañadas de un enunciado condicional, fue diseñado para evaluar la capacidad de los participantes para realizar inferencias lógicas a partir de información condicional. Los resultados obtenidos en este experimento son sorprendentes, ya que revelan que la mayoría de las personas no somos capaces de realizar correctamente la tarea al primer intento. Esto sugiere que la toma de decisiones basada en la lógica y el razonamiento humano no es tan racional como se pensaba inicialmente.
Sin embargo, esto no significa que las personas seamos completamente irracionales. La toma de decisiones es un proceso complejo que involucra muchos factores, como la información disponible, el contexto, las emociones, los sesgos cognitivos y las preferencias personales. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que los resultados obtenidos en la tarea de selección de Wason no son necesariamente una medida precisa de la racionalidad humana en general.
La tarea de selección de Wason también puede aplicarse al campo de la política, especialmente cuando se trata de la toma de decisiones y la evaluación de políticas públicas. Por ejemplo, imaginemos una situación en la que un gobierno decide implementar una política para reducir el uso de plásticos de un solo uso. Para evaluar si la política ha sido efectiva, se podría aplicar la tarea de selección de Wason.
Se podría presentar a los participantes cuatro situaciones diferentes: una persona que utiliza una botella reutilizable, una persona que utiliza una botella de plástico, una persona que utiliza una bolsa reutilizable y una persona que utiliza una bolsa de plástico. El enunciado condicional podría ser «Si una persona utiliza productos reutilizables, entonces está contribuyendo a reducir el uso de plásticos de un solo uso».
Se pediría a los participantes que indiquen qué tarjetas deben darse vuelta para verificar si la regla es verdadera o falsa. Los participantes que identifican correctamente que se deben dar vuelta las tarjetas de la persona que utiliza la botella de plástico y la persona que utiliza la bolsa de plástico estarían demostrando que entienden la regla y, por lo tanto, que han comprendido la política.
Sin embargo, aquellos participantes que se centran en dar vuelta las tarjetas de las personas que utilizan productos reutilizables, estarían demostrando una falta de comprensión sobre la política. Este tipo de evaluación basada en la tarea de selección de Wason puede ayudar a los responsables políticos a identificar las áreas donde se requiere una mayor comunicación y educación pública para garantizar que se comprendan y se implementen correctamente las políticas.
Como puede verse, de estas cuatro tarjetas, dos presentan letras, una consonante y una vocal (“p” y “¬p”) y las otras dos tarjetas presentan números, un número impar y otro par (“q” y “¬q”). La mayoría de los sujetos seleccionan la tarjeta que se corresponde con el antecedente del condicional, en nuestro ejemplo la letra P, o bien seleccionan las dos tarjetas que se corresponden con el antecedente y el consecuente, la letra P y el número 7. Sin embargo, de acuerdo con el modelo normativo la respuesta correcta sería la elección de la letra P, que permitiría confirmar la regla (modus ponens), y el número 2, que permitiría falsaria (modus tollens). La mayoría eligen las tarjetas que exhiben los dos términos del enunciado. Wason (1966) interpretó estos resultados como un sesgo hacia la confirmación de aquello que venía expresado por la regla. Sin embargo, Evans y Lynch (1973), sostienen que este sesgo está basado en el emparejamiento y cuestionan que ésta sea una tendencia hacia la confirmación basándose en sus resultados con la negación de los términos. Según Evans (1989) el sesgo de emparejamiento pone de manifiesto la relevancia que adquieren los términos expresados en el condicional y las dificultades que tienen los sujetos con la negación lógica y lingüística, mostrando preferencia hacia el procesamiento de información positiva.
Al dotar de contenido a la tarea se encontró que el rendimiento de los sujetos mejoraba significativamente pues estos seleccionan las tarjetas correctas para confirmar y falsar el enunciado condicional. Pronto se puso de manifestó que no era el contenido concreto frente al contenido abstracto el responsable de este efecto de facilitación, sino que este contenido fuera conocido por los sujetos. Su explicación estaba basada en el repertorio de conocimientos del sujeto y el rendimiento correcto se interpretó como un proceso de memoria y no como aplicación de reglas lógicas. No obstante, algunos problemas con contenido concreto, pero no familiar seguían produciendo facilitación. Además, el contexto en el que se formulaba la tarea permitía resolver correctamente los problemas y estos resultados indicaban que la presentación de la misma con contenidos familiares no era suficiente para explicar en todos los casos la facilitación, por tanto, algunas alternativas advirtieron de procesos de razonamiento específicos del dominio de conocimiento y que están marcados por el contexto.
Neurociencia de la Tarea de selección de Wason
Se sabe que la corteza prefrontal izquierda juega un papel importante en las funciones del lenguaje, como la del área de Broca. Para examinar la relación entre la corteza prefrontal izquierda y el lenguaje, Goel, Shuren, Sheesley y Grafman (2004) llevaron a cabo una tarea de selección de Wason que incluía tres tipos de contenidos siguiendo a Cheng y Holyoak (1985).
En el primer contenido abstracto arbitrario, se presentó a los sujetos el enunciado «Si hay una consonante por una cara, entonces hay un número impar por la otra», junto con cuatro tarjetas (P, E, 7, 2) con letras en una cara y números en la otra. Se pidió a los sujetos que dieran la vuelta a las tarjetas necesarias para determinar si la regla era verdadera o falsa. Los resultados indicaron que tanto los pacientes lesionados como el grupo control tuvieron dificultades para responder correctamente a esta tarea, lo que sugiere que esta tarea está relacionada con procesos analíticos asociados con el lóbulo parietal, que ambos grupos tendrían intacto.
Estos resultados cambiaron para las condiciones del esquema de permiso abstracto “Si se va a realizar la acción A, entonces debe satisfacerse primero la precondición B” y concreto “Si una persona bebe alcohol, entonces debe de tener al menos 18 años” donde los pacientes con lesiones en la corteza prefrontal derecha mejoraron igual que el grupo control, mientras que los pacientes con lesiones en la corteza prefrontal izquierda mostraron los peores resultados. Esto sugiere que estos últimos pacientes no se beneficiaron del conocimiento social abstracto o concreto, lo que resalta la importancia de la corteza prefrontal izquierda en la comprensión del lenguaje.
Es importante tener en cuenta que una limitación de este estudio es que el grupo control no tenía ninguna lesión, lo que impide concluir si el efecto observado se debe exclusivamente a la corteza prefrontal izquierda o si otras lesiones podrían provocar efectos similares. No obstante, los hallazgos de este estudio son valiosos para entender la relación entre la corteza prefrontal izquierda y el lenguaje.
Referencias
- GONZÁLEZ LABRA, M., SÁNCHEZ BALMASEDA, P., & ORENES CASANOVA, I. (2019). PSICOLOGÍA DEL PENSAMIENTO. MADRID: SANZ Y TORRES.