La Teoría de los Estados de Expectativas (Berger, Conner y Fisek, 1974; Ridgeway, 1984, 2001) propone que la base principal del estatus en el grupo son las expectativas acerca de cuál será el desempeño de cada miembro en relación con la tarea. Estas expectativas consisten en inferencias que los miembros hacen de cómo cada uno contribuirá a la tarea a partir de ciertas características que muestran los miembros del grupo. Estas características denominadas características de estatus se refieren a atributos en los que la gente difiere y a los que se asocia más o menos valor o competencia (por ejemplo, el mayor o menor nivel educativo, o el tener o no tener capacidad en un determinado campo). Estas características tienen por lo menos dos estados (por ejemplo, tener un título universitario o no, el ser hombre o mujer, joven o mayor) a los que la sociedad asigna una valoración distinta, es decir, que existe un consenso en otorgar más valor a una categoría que a otra.
La teoría distingue entre características de estatus difusas y específicas:
- Las características difusas son aquellas que llevan asociadas expectativas muy generales acerca de la competencia: género, raza, ocupación, y nivel educativo que se asocian con capacidad alta o baja. Así por ejemplo, en un jurado se le supondrá inicialmente más competencia a un médico que a un trabajador manual.
- Las características específicas son aquellas que están directamente relacionadas con la tarea y suponen una expectativa de competencia en un rango muy limitado.
Así por ejemplo, cuando un grupo tiene que llevar a cabo una tarea que implica creatividad y hay personas a las que previamente se ha evaluado como creativas o poco creativas. La creación de esas expectativas de desempeño, a su vez, influye en que se den ciertas desigualdades en la interacción a favor de aquellos que se espera que contribuyan más al grupo. Así se reflejan en la oportunidad que se da a que ciertos miembros participen más que otros, en que de hecho esos miembros participen más y contribuyan más a las metas del grupo, en que se evalúen más positivamente sus contribuciones, en que ejerzan más influencia y en que acepten menos la influencia de los otros. Vemos pues que el proceso tiene un componente de profecía autocumplida: se hace una predicción en relación con las diferencias de competencia de ciertos miembros, para más tarde contribuir a que se produzcan esas diferencias, por ejemplo dando más oportunidades a unos que a otros para que participen y contribuyan a las metas del grupo, o a través de la evaluación más favorable de la misma contribución dependiendo de quien la haga. Hay que destacar que cuanto más relevante para la tarea sea la característica de estatus, como se señalaba en el ejemplo sobre la creatividad, tanto más influirá en la interacción posterior.
Fuente. PSICOLOGÍA DE LOS GRUPOS. Editado por la UNED.
Muy bien explicado.
Gracias