Las personas asignan probabilidades subjetivas tal y como se establece sino en base a atajos cognitivos, aunque estos sean erróneos. Pronto la evidencia empírica y los resultados experimentales mostraron que los axiomas se violaban repetidamente. Se expone un ejemplo de que no se cumple el axioma de la transitividad donde A >B y B > C, entonces se prefiere A sobre C. Según Tversky se da dentro de un entorno cotidiano la decisión no correcta: Estudiante que quiere completar sus estudios y debe elegir entre psicología, sociología y antropología.
Descubriendo que ha de inscribirse rápidamente por pocas plazas considera inicialmente su preferencia hacia la psicología con mayor calidad de enseñanza. Mientras espera piensa que su mayor interés es la sociología y podría obtener calificación mayor. Parece mejor optar por esta alternativa, pero sigue pensando y considera que el curso de antropología tiene calidad mayor, con posibilidad de calificación mejor, por lo que definitivamente opta por esta. Aún así sigue pensando en su elección inicial…
Esta descripción de la violación de la transitividad en las elecciones se presenta a menudo incluso en casos simples como el expuesto. Slovic y Tversky (1974) encontraron que los sujetos eran inconsistentes en sus preferencias ante situaciones de elección semejantes a la conocida paradoja de Allais:
Las cantidades de dinero son las mismas en las 2 situaciones, pero las probabilidades de la situación 2 se han dividido. Según la utilidad esperada, aquellos que elijan la alternativa A deberían elegir la C, y si eligen la B, luego debían optar por la D. La mayoría (78%) prefería la alternativa A en la situación 1, al elegir esta opción mostraban aversión al riesgo porque preferían ganar 30 $ sin riesgos que ganar más con un riesgo de 0,20 o no ganar nada. En la segunda situación la mayoría (58%) elegían la alternativa D donde mostraban que preferían ganar 45 $ con un riesgo de 0,80 que 30 $ con un riesgo de 0,75, demostrando lo indicado por Allais con el axioma de independencia de la teoría de la utilidad esperada. Lo denominaron “efecto de la certeza” porque la reducción de una ganancia segura a una ganancia con una probabilidad de 0,25 tiene mayor impacto, que la correspondiente reducción de una probabilidad de 0,80 a 0,20.
Otros resultados, también discrepantes con la teoría de la utilidad esperada muestran la violación del principio de invarianza. Este es un supuesto básico implícito para la coherencia sustentada por los axiomas. Establece que la relación entre las preferencias no debe depender de la descripción de las alternativas o del procedimiento utilizado para hacer la elección. A continuación vamos a ver los resultados de dos estudios que muestran cómo las personas muestran una actitud diferente ante el riesgo según se presenten los problemas en términos de ganancias o pérdidas (Tversky y Kahneman, 1981 ). Las situaciones de elección que se presentaron a los sujetos fueron las siguientes:
En términos de la utilidad esperada, ambos problemas son idénticos. Las dos situaciones plantean una elección entre 400$ seguros o 500 $ y 300 $ con una probabilidad de 0,50. Los resultados mostraron que la mayoría (72%) elegía la alternativa A en la situación 1 y la alternativa D (64%), en la situación 2. El valor esperado es igual, pero se encuentra que cuando el problema se formula en términos de ganancias, los sujetos muestran actitud aversiva al riesgo. Y cuando se presenta en términos de pérdidas, se muestra una preferencia por el riesgo. Este efecto es conocido como el efecto del marco (framing effect) o de la inversión de las preferencias sin limitarse a aspectos monetarios.
En otro estudio de Tversky y Kahneman (1981), se planteaba la elección entre dos programas saniarios:
Los programas A y B tienen el mismo valor esperado (salvar 200 frente a 400) y los programas C y D son idénticos a los programas A y B, (400 muertes frente a salvar 200 vidas). En la 1ª situación la mayoría (72%) elegía opción A, mostrando la aversión al riesgo y el efecto de certeza. En la 2ª situación, la mayoría (78%) eligieron el D, mostrando una preferencia por el riesgo y evitando una pérdida segura. Un claro ejemplo de la inversión de las preferencias (framing effect) para las ganancias y las pérdidas puesto que las dos situaciones son idénticas y de la violación del principio de invarianza. Este nos recuerda que las elecciones no deberían cambiar en función de la descripción de la situación o de la formulación de los problemas, siempre que contengan la misma información.
En otro estudio de Tversky, Sattah y Slovic (1988) relacionado también con la violación el principio de invarianza. Las preferencias manifestadas no deberían cambiar si cambia el método por el cual se obtienen. Siguiendo este principio, los autores partieron del supuesto de que, si los sujetos prefieren una determinada alternativa en una tarea de elección, entonces también deberían preferir esa misma alternativa cuando en otra tarea se les pide asignarle un coste. En este estudio se describía la siguiente situación:
A un grupo se le pedía elegir entre los dos programas y la mayoría (67%) opto por el programa X. Preferían salvar 70 vidas que ahorrar 43 millones. A un segundo grupo se le presentaba lo mismo, pero sin indicar costo del programa Y (12 millones) y debían estimar el coste que considerasen necesario para que las dos alternativas fuesen atractivas por igual.
El coste de Y debería ser menor que en el programa X pues morían más. Si se tiene en cuenta solo el coste, será preferible la alternativa más barata y podemos inferir qué prefieren los sujetos a partir de la cantidad asignada para igualarlas. Si establecen el coste superior a 12 millones significa que prefieren el programa X porque la diferencia entre ambos se reduce. Si lo establecen menor, prefieren el Y dado que la diferencia se incrementa. Cuando se pedía este tipo de respuesta se prefería el Y en su mayoría (96%). Los autores lo explican por la importancia relativa a los atributos (vidas salvadas) pero pierden peso cuando se trata de tasar o poner precio. Concluyen este estudio sugiriendo que las personas mostrarán su apoyo a una iniciativa pública de forma diferente según se pregunte en las encuestas por sus preferencias o por su opinión sobre la cuantía de sus costes.
Esta violación del principio de invarianza también se presenta cuando la persona toma una decisión de elección de una alternativa y cambia por la decisión de rechazarla. En una decisión binaria no debería influir la elección o el rechazo: si A se prefiere a B, entonces se rechazará B frente a A. Shafir (1993) encontró que los atributos positivos son más importantes cuando se trata de una elección y los negativos cobran importancia cuando se trata de un rechazo. En este estudio se pedía a un primer grupo de sujetos que tomaran la decisión de concederle la custodia a uno de los dos progenitores y a un segundo grupo la decisión de denegarla. Para poder tomar la decisión se presentaban datos relacionados con el estatus económico, social y emocional de ambos progenitores.
Como se puede apreciar, la información correspondiente al progenitor A es una información media, sin atributos que destaquen en lo positivo o negativo. Sin embargo, en la información sobre el progenitor B hay una combinación de atributos que sobresalen en ambos sentidos. Los resultados mostraron que la mayoría de los sujetos elegían tanto otorgarle la custodia como denegarle su concesión al progenitor B. Esta discrepancia muestra cómo dos tareas que en principio son lógicamente equivalentes dan lugar a dos elecciones distintas.
Las personas no atienden únicamente a la utilidad de los componentes de cada alternativa para decidir sobre la utilidad global. Prefieren la alternativa cierta cuando se ofrece ganancia y prefieren arriesgarse cuando se trata de pérdidas de la misma magnitud. No siguen leyes lógicas de transitividad o independencia, en muchas ocasiones las preferencias dependen de alguna variable del contexto y de la tarea. Aún cuando parecen ajustarse a la lógica, no significa que traten de maximizar el valor o la utilidad de las alternativas. Por tanto, hay que considerar los aspectos subjetivos o propios de la persona.
Referencias
- RESUMEN M. GORETTI GONZÁLEZ
- GONZÁLEZ LABRA, M., SÁNCHEZ BALMASEDA, P., & ORENES CASANOVA, I. (2019). PSICOLOGÍA DEL PENSAMIENTO. MADRID: SANZ Y TORRES.