La forma en que los oyentes consiguen pasar de una señal acústica continua y extremadamente variable a representaciones estables y discretas como los fonemas es algo que ha recibido explicaciones distintas desde diversas posiciones teóricas.
Teoría motora
Propuesta por Alvin Liberman, Franklin Cooper y Pierre Delattre en la década de 1950, en un intento de explicar la ausencia de invarianza acústica del habla. Aunque /di/ y /du/ son estímulos sin energía acústica común, los dos comparten el hecho de que se han pronunciado del mismo modo; es decir, los movimientos y las órdenes motoras emanadas del cerebro han sido los mismos básicamente: por unos breves instantes, la lengua obstruye firmemente el paso del aire presionando contra los dientes superiores y lo libera retirándose bruscamente en busca de una nueva posición para producir la vocal siguiente (/i/ en un caso, /u/ en el otro).De este modo, según la teoría motora, el verdadero objeto de la percepción no es la señal acústica en sí, sino los movimientos articulatorios y las órdenes motoras que el cerebro envía a los órganos articuladores para producir el habla (Liberman, 1985).
Algunas de las evidencias a favor de la teoría motora se sitúan en la innegable relación que existe entre los procesos de producción y percepción del lenguaje. Otra evidencia a favor de la unión entre la producción y la percepción es el conocido efecto McGurk. Más recientemente, los estudios con imágenes por resonancia magnética funcional sugieren que el cerebro activa zonas motoras del habla mientras percibe el lenguaje (D’Ausilio et al., 2011; Wilson et al., 2004).
Teoría realista directa
En la década de 1980 se planteó una alternativa a la teoría motora, referida como la teoría realista directa. Esta teoría, desarrollada por Carol Fowler, plantea igualmente que el objeto de la percepción es de tipo articulatorio o motor, pero no supone que el oyente deba tener acceso a su sistema de producción para reconstruir los gestos fonéticos (Fowler, 1996). Asimismo, niega la existencia de un módulo especializado en decodificar el lenguaje.
Su base es la perspectiva ecológica de la teoría de la percepción directa desarrollada por el psicólogo James Gibson. Al contrario que las restantes teorías de la percepción, que presuponen una secuencia de estadios de procesamiento a partir del estímulo de entrada, Gibson considera que la propia estructura del estímulo ya incorpora toda la información necesaria para percibir los objetos y eventos del entorno. Los animales percibimos de forma directa todos los elementos del medio ecológico que son relevantes para nuestra supervivencia. La percepción es un proceso «directo», sin necesidad de pasos intermedios, y no el fruto de una «construcción» o elaboración como propugnan las demás teorías. Fowler entiende que la percepción del lenguaje puede caracterizarse en los mismos términos que, por ejemplo, la percepción visual de las superficies de objetos. Así, la señal acústica es un estímulo proximal que proporciona información sobre los estímulos distales, o gestos artículadores que la han producido. Cuando un oyente escucha el lenguaje capta de forma directa los movimientos articulatorios que lo han producido, pero no gracias a un mecanismo especial para el lenguaje, sino del mismo modo en que percibe el origen de otros sonidos de su entorno.
La principal crítica que ha recibido la teoría realista directa se dirige contra la hipótesis de que los objetos propios de la percepción del lenguaje sean los gestos articulatorios. Por otra parte, muchos autores contraponen ejemplos en los que existe percepción sin conocimiento directo de las causas distales; así, alguien puede escuchar música, percibir la melodía de, por ejemplo, un violín, sin conocer dicho instrumento, su estructura o material del que está hecho.
Teoría auditiva general
Como hemos visto, varios hallazgos pusieron en cuestión la teoría motora de la percepción del habla y la existencia de un mecanismo específico. Los principales hallazgos se han mencionado anteriormente; nos referimos a la evidencia de percepción categórica por parte de animales no humanos (Kuhl y Miller, 1975, 1978), así como a ciertos estímulos de no-habla Pisoni, 1977). Estos y otros autores mantienen que los mecanismos perceptivos generales de la audición son los responsables de la percepción del lenguaje. Para esta teoría, la percepción de la constancia o invarianza no requiere la recuperación de gestos articuladores o el concurso de ningún módulo especial. En apoyo de esta posición teórica, Kluender, Diehl y Killeen (1987) demostraron que los pájaros (sujetos no lingüísticos) también eran capaces de percibir la invarianza o constancia fonética de, por ejemplo, /di/ y /du/.
En contraste con la teoría motora, no se presupone la existencia de mecanismos específicos o de un módulo decodificador especial. Se asume como hipótesis de trabajo que los sonidos del lenguaje se perciben y dependen del sistema general de audición y de los principios del aprendizaje perceptivo; los mismos que han evolucionado en los seres humanos para manejar otras clases de sonidos del entorno.
Una derivación de la teoría general es la hipótesis de la potenciación auditiva, según la cual, los sistemas de sonidos de las distintas lenguas se han adaptado para convertirse en robustas señales que explotan las características generales del sistema auditivo. De esta manera, las lenguas desarrollan un inventario de fonemas que optimiza la distintividad fonética entre ellos, de acuerdo con las capacidades auditivas generales.
Referencias
- Cuetos Vega, González Álvarez, Vega, and Vega, Manuel De. Psicología Del Lenguaje. 2ª Edición. ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2020.
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