D E M O C R A T O P I A

TRASTORNOS DEL LENGUAJE ESCRITO

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Dislexias

Los trastornos de lectura se denominan dislexias y se distinguen dos tipos: dislexias evolutivas, cuando se refieren a dificultades en el aprendizaje de la lectura, y dislexias adquiridas, cuando
son producidas como consecuencia de una lesión cerebral. En la escritura también se distingue entre evolutivas y adquiridas. En el caso de las evolutivas, dislexias y disgrafias suelen aparecer juntas, puesto que lectura y escritura es el mismo proceso pero en orden inverso:

  • Lectura: grafemas ? fonemas.
  • Escritura: fonemas ? grafemas.
  • Agrafia pura. Trastornos de escritura, manteniendo la lectura intacta.
  • Alexia pura. Trastornos de lectura pero pueden escribir.

Las dislexias y disgrafias adquiridas pueden darse independientemente, puesto que dependen de áreas cerebrales diferentes. Las dislexias adquiridas han sido muy investigadas. No en vano el enfoque de la neuropsicología cognitiva comenzó con este tipo de trastornos, debido a que desde hace años se dispone de modelos de lectura muy precisos que permiten explicar cualquier tipo de trastorno disléxico. Por otra parte, los trastornos disléxicos se han utilizado como argumento en la polémica entre los modelos de lectura, principalmente el modelo dual y el modelo de triángulo, y en un principio los tipos de dislexia encontrados parecían apoyar más al modelo dual que tenía una explicación muy clara para los diferentes trastornos, aunque posteriores reformulaciones del modelo de triángulo permitieron a este modelo encajar también los datos.

Dislexias periféricas. En el sistema de procesamiento de la lectura se producen una serie de procesos perceptivos destinados a la identificación de las letras y las palabras. Pues bien, cuando la lesión cerebral afecta a las áreas responsables de esos procesos, se producen las denominadas dislexias periféricas, que en algunos casos afectan no sólo a la lectura, sino también a la percepción visual de los objetos. Entre estas dislexias periféricas se incluyen: dislexia por negligencia, dislexia atencional, dislexia visual, y la más conocida alexia pura o lectura letra a letra.

Dislexia por negligencia. El paciente comete errores de lectura porque no prestan atención a una parte de la palabra.

Dislexia atencional. El paciente parece incapaz de atender a todas las letras ya que identifican bien las letras individuales pero cometen errores cuando tienen que leer palabras.

Dislexia visual. El síntoma principal reside en los errores de tipo visual (p. ej., «camino» por «canino»).

Alexia pura o lectura letra a letra. Recibe el nombre de alexia pura porque suele presentarse sin ningún otro tipo de trastorno lingüístico, ni siquiera de escritura. Lesión en el lóbulo occipital y el temporal en el hemisferio izquierdo, en torno al área de la «forma de la palabra». El paciente identifica bien las letras pero no puede leer la palabra completa, realiza una lectura serial de letra a letra de izquierda a derecha. En los casos más graves debe leer en voz alta las letras de las palabras para poder entenderlas («jamón» dirían: «jota, a, eme, o, ene… jamón»). Esto hace que su lectura sea muy lenta y trabajosa, especialmente con las palabras largas, con las que pueden tardar varios minutos.

Cuando la lesión afecta a los procesos de reconocimiento de palabras se habla de dislexias centrales. Estos pacientes no tienen ningún tipo de trastorno perceptivo y, de hecho, identifican perfectamente las letras, siendo los problemas de tipo lingüístico. Los tres tipos de dislexias centrales más conocidas son fonológica, superficial y profunda.

Dislexia fonológica. Vía afectada: vía subléxica. Se caracteriza por la dificultad que tienen los pacientes para leer palabras desconocidas y pseudopalabras. No presentan problemas con las palabras familiares, pero a medida que disminuye la familiaridad de las palabras se reducen las probabilidades de leerlas correctamente. Errores más frecuentes:

  • Errores visuales: confunden las palabras por su parecido visual, p. ej., «trompa» por «trampa».
  • Lexicalizaciones: cuando leen pseudopalabras las transforman en palabras, p. ej. pueden leer «caballo» donde dice «catallo».

De acuerdo con el modelo dual, la dislexia fonológica se produce porque la lesión daña la vía subléxica, que es fundamental para la lectura de palabras de baja frecuencia y palabras desconocidas. En consecuencia, los pacientes sólo pueden utilizar la vía léxica, que es útil para las palabras familiares, pero no les sirve para aquellas palabras de las que no disponen de representaciones ortográficas. En su intento de leer las palabras desconocidas activan las representaciones ortográficas de otras palabras parecidas, produciéndose los errores visuales, si se trata de palabras, o las lexicalizaciones, si se trata de pseudopalabras. El grado de alteración lectora que presentan los disléxicos fonológicos depende de:

  • Número de reglas grafema – morfema dañadas, pueden estar afectadas unas pocas o todas ellas.
  • Experiencia lectora antes de la lesión, cuando más experto se es, más palabras tendrá representadas en su léxico y podrá acceder directamente a ellas. Un lector poco experto tendrá pocas representaciones ortográficas, entonces su lectura se basa en las reglas grafema-fonema, si sufre una lesión que daña ese mecanismo subléxico, tendrá muy afectada su lectura.

Desde el Modelo Conexionista se interpreta en que se ha dañado la conexión entre las unidades ortográficas y fonológicas, con lo cual sólo pueden leer a través de la semántica que, de nuevo, sólo es útil para las palabras familiares

Dislexia superficial. Vía afectada: vía léxica. Dificultad para leer las palabras irregulares. Los disléxicos superficiales no tienen problema con las palabras de ortografía regular, sean familiares o desconocidas, ni tampoco con las pseudopalabras, pero no consiguen leer las palabras que no se ajustan a las reglas de conversión grafema—fonema. Errores más frecuentes:

  • Regularización. La pronunciación que le dan a la palabra no se corresponde con ella y, por lo tanto, no la comprenden. Uno de los casos más extremos de dislexia superficial en inglés es el del paciente K.T., descrito por McCarthy y Warrington (1986), que sólo era capaz de leer el 47 % de las palabras irregulares, mientras que leía correctamente el 100 % de las regulares de la misma frecuencia.

En castellano, la dislexia superficial suele pasar inadvertida debido a que no existen palabras con ortografía irregular; únicamente se detecta con las palabras extranjeras de uso cada vez más común y en las que se mantienen la forma y la pronunciación, por ejemplo, ‘Hollywood’, ‘Google’, ‘facebook’ o ‘Peugeot’. También se observa cuando, además de la precisión, se tienen en cuenta las latencias de lectura, ya que sus tiempos son considerablemente más lentos, sobre todo cuando se trata de leer palabras largas.

Para el modelo dual la dislexia superficial se produce porque se encuentra afectada la vía léxica y, en consecuencia, el paciente trata de leer las palabras por la vía subléxica, que funciona con las palabras regulares, pero no con las irregulares. Una prueba de que los pacientes leen por la vía subléxica es que la longitud de las palabras influye considerablemente sobre sus latencias de lectura: cuanto más larga es una palabra, más tiempo tardan en leerla. Esto se debe (según el modelo dual) a que la aplicación de las reglas de conversión grafema-fonema se realiza de manera serial de izquierda a derecha y, cuantas más letras tiene una palabra, mayor número de reglas hay que aplicar y los tiempos se van acumulando.

Desde el Modelo Conexionista (triángulo): La vía dañada es la vía semántica y, por lo tanto, según este modelo, todos los disléxicos superficiales tienen también problemas semánticos.

Dislexia profunda. Es más compleja y la más grave de las tres formas de dislexias centrales. Los dos síntomas principales son incapacidad para leer tanto pseudopalabras como palabras desconocidas. Son muy llamativos los errores semánticos consistentes en sustituir la palabra que tienen que leer por otra con la que no guarda ninguna relación visual pero sí semántica, por ejemplo, leen «cuerpo» por «vida» o «monte» por «valle». Otros síntomas que también suelen caracterizar la dislexia profunda son una mayor dificultad para leer:

  • Palabras abstractas, frente a palabras concretas.
  • Palabras funcionales, frente a palabras de contenido.
  • Verbos, frente a nombres.

Además de los errores semánticos, que son los más llamativos, también cometen errores visuales (p. ej., «tráfico» en vez de «trágico» o «caliente» en vez de «cliente»).

Para el modelo de doble ruta, los síntomas de la dislexia profunda se producen porque está totalmente dañada la vía subléxica, lo que impide leer las seudopalabras, y parcialmente dañada la vía lexicosemántica, lo que origina los restantes síntomas (mayor dificultad con las palabras funcionales que con las de contenido, porque carecen de representación semántica, o con las abstractas que con las concretas, por la menor riqueza de las conexiones semánticas). En cuanto a los errores semánticos, se producen porque a veces el paciente no consigue activar la palabra exacta pero logra activar otra relacionada y generalmente de mayor frecuencia (p. ej., «perro» en vez de «lobo»). Esos errores no se producirían si funcionase la vía subléxica, porque la información procedente de esta vía permitiría al paciente darse cuenta de su error. De hecho, los errores semánticos sólo se producen cuando los pacientes tienen completamente dañada la vía subléxica, como indica su total incapacidad para leer seudopalabras.

Para el modelo de triángulo es la conexión ortografía-fonología la que ha resultado dañada por la lesión y, parcialmente, la representación semántica.

Subtipos de dislexia profunda (los síntomas son similares en los tres casos, pero por razones diferentes):

  • Dislexia profunda de input, cuando el daño afecta al léxico visual. Problemas en el reconocimiento de las palabras, y si no se reconoce la palabra, difícilmente se puede acceder a su significado. Fallan en la tarea de decisión léxica.
  • Dislexia profunda central, cuando afecta al sistema semántico. Problemas en el sistema conceptual semántico. Dificultades en cualquier tarea que exija acceder al significado de las palabras sea de forma escrita u oral.
  • Dislexia profunda de output, cuando afecta al léxico fonológico. Daño en el léxico fonológico: los pacientes reconocen la palabra que están leyendo, pero acceden a una pronunciación que no les corresponde. Muchas veces se dan cuenta de que la están leyendo mal (ante la palabra escrita «miércoles» un paciente decía «jueves,… pero no»). Son asimismo afásicos, puesto que su trastorno se produce en el léxico fonológico, en la capacidad para recuperar las palabras.

Disgrafias

También las disgrafias adquiridas se dividen en dos grupos: disgrafias centrales, cuando el trastorno afecta al procesamiento léxico, y periféricas, cuando afecta a los componentes posléxicos y motores (Ellis, Young y Flude, 1987).

  • Disgrafias Centrales. Afecta al procesamiento léxico.
    • Fonológica
    • Superficial
    • Profunda
  • Disgrafias Periféricas. Afectan a los componentes postléxicos y motores.

Disgrafia fonológica. Dificultades para escribir al dictado pseudopalabras y palabras desconocidas. Escriben bien las palabras familiares. Cuanto más frecuente es una palabra, más posibilidades existen que el paciente la escriba correctamente. No es un trastorno de tipo motor, porque aparece en la escritura manual y por ordenador. Errores más frecuentes:

  • Lexicalizaciones. Convertir una pseudopalabra en palabra (se le dicta bropa y escribe broma).
  • Errores en los grafemas. Se les dicta malfena y escriben maldena. Algunos pacientes cometen pocos errores y sólo con determinados grafemas, mientras que otros cometen numerosos errores. Ambos tienen en común es que cometen muchos más errores con las pseudopalabras que con las palabras. Un paciente descrito por Shallice (1981) escribía correctamente el 94 % de las palabras y sólo el 18 % de las pseudopalabras.

La explicación de la disgrafia fonológica desde el modelo dual de escritura es que se ha producido un daño en la vía subléxica que impide el funcionamiento del mecanismo de conversión fonema-grafema. En consecuencia, el paciente únicamente puede utilizar la vía léxica, pero ésta sólo sirve para aquellas palabras de las que el paciente tiene representación léxica, de ahí que sólo pueda escribir las palabras frecuentes.


Disgrafia superficial. A los pacientes con disgrafia superficial, les ocurre lo contrario que a los pacientes con disgrafia fonológica, escriben bien las palabras regulares, sean palabras y desconocidas e incluso las pseudopalabras, pero tienen dificultades con las palabras de ortografía arbitraria. Un paciente descrito por Beauvois y Derouesné (1981) escribía correctamente el 99 % de las pseudopalabras y sólo el 36 % de las palabras irregulares. Los errores que generalmente cometen son de tipo ortográfico.

Desde el modelo dual de escritura se interpreta este trastorno como afectación de la vía léxica, por lo que los pacientes pueden seguir utilizando el mecanismo de conversión fonema-grafema que funciona en las palabras regulares, pero no en las irregulares que requieren el acceso al léxico. En castellano, al ser una idioma con un sistema ortográfico transparente, la dislexia superficial puede pasar inadvertida en la lectura, porque existe una gran regularidad en las reglas de conversión grafema – fonema. Pero en la escritura no hay tal regularidad, puesto que varios fonemas se pueden escribir con grafemas diferentes (b/v, g/j, y/ll, etc.), por lo que muchas palabras sólo podrán escribirse correctamente si se dispone de representación ortográfica (abeja, oveja, hoja, yate, ahorro, etc.). Y, ciertamente, se han descrito algunos casos de disgrafia superficial.

Disgrafia profunda. Es la más grave de todas, ya que los pacientes son incapaces de escribir pseudopalabras y cometen numerosos errores con las palabras, especialmente con las de baja
frecuencia, con las abstractas y con las funcionales (preposiciones, conjunciones, etc.). El síntoma principal y más llamativo son los errores semánticos. Se les dicta «luna» y escriben «estrella» o «tío» cuando se les dicta «sobrino».

La interpretación de este trastorno desde el modelo de doble ruta es que se ha dañado completamente la vía subléxica, razón por la que son incapaces de escribir seudopalabras, y parcialmente la vía léxica, lo que explica su dificultad con ciertas palabras, principalmente las de poco contenido semántico (abstractas, funcionales, etc.). En todos los trastornos en los que los pacientes cometen errores semánticos (en repetición en la disfasia profunda, en lectura en la dislexia profunda y en escritura al dictado en la disgrafia profunda) siempre aparece completamente dañada la vía subléxica, debido a que esta vía es la que impide los errores semánticos.

Disgrafias periféricas. Respecto a las disgrafias periféricas, también se distinguen varios tipos en función del mecanismo dañado, puesto que desde que se selecciona la representación ortográfica de la palabra hasta que se representa su forma concreta en el papel, la pizarra o la pantalla del ordenador aún quedan varias operaciones por realizar y todas ellas susceptibles de ser afectadas.

  1. Seleccionar los grafemas que forman las palabras y retenerlos en la memoria a corto plazo mientras se están escribiendo.
  2. Transformar los grafemas, que tienen un formato abstracto, en alógrafos concretos, es decir, indicar si se van a escribir en mayúscula o minúscula, es cursiva o en script, etc.
  3. Activación de patrones motores encargados de realizar los movimientos correspondientes para representar esos alógrafos, que serán diferentes según se escriba a mano o en el ordenador.

En las disgrafias centrales desempeñan un importante papel las variables lingüísticas, como la lexicalidad, la frecuencia, la categoría gramatical, etc., en la ejecución de los pacientes. En las disgrafias superficiales las variables lingüísticas no tienen un papel relevante. Cuando un paciente presenta dificultades para escribir alógrafos, dichas dificultades se producen tanto en las palabras como en las seudopalabras y tanto en las palabras de contenido como en las funcionales. Las variables determinantes en estos casos son de tipo más superficial, como la forma de las letras, la frecuencia de los alógrafos o la longitud de las palabras.

Disgrafia grafémica. Se produce en la selección de grafemas y su retención mientras se escribe, puesto que al escribir una palabra necesitamos mantener activos en la memoria todos sus grafemas y en el mismo orden en el que aparecen en la palabra. Si el paciente no es capaz de retener los grafemas en este almacén grafémico, no podrá escribir la palabra o se equivocará en algunos de los grafemas. Los síntomas más comunes de este trastorno son los errores de omisiones, sustituciones e intercambios de grafemas, y la variable más determinante de su ejecución es la longitud de las palabras, ya que cuantos más grafemas tiene una palabra, más posibilidades hay de que se olvide de alguno. Este trastorno se produce tanto en la escritura a mano como con el ordenador, e incluso en el deletreo oral, puesto que para poder decir las letras de una palabra hay que retenerlas momentáneamente en la memoria de la misma forma que si fuésemos a escribirla

Otro tipo de disgrafia periférica se produce en la selección de los alógrafos, es decir, en la selección del tipo concreto de letra que se va a utilizar. Cuando se escribe a mano es importante decidirse por un tipo de letra u otro (p. ej., utilizamos diferente tipo de letra cuando rellenamos un formulario y cuando escribimos una carta), pero sobre todo es importante saber cuándo hay que utilizar mayúsculas (al comienzo de la escritura, después de un punto, con los nombres propios).
Algunos pacientes tienen dificultades para seleccionar los alógrafos adecuados y a veces mezclan mayúsculas y minúsculas en una misma palabra. Otras veces pierden un tipo de alógrafos
concreto, por ejemplo las minúsculas, y tienen que escribir todas las palabras con mayúsculas.

Disgrafia apráxica. Es una disgrafia motora. Se produce por una lesión que daña los programas motores que controlar la formación de las letras. Sólo afecta a la escritura manual. Los pacientes escriben al teclado o deletrean oralmente las palabras, debido a que dependen de otros mecanismos neuronales (aunque también existe el caso contrario de pacientes que pueden escribir a mano pero han perdido la habilidad de escribir en el ordenador). Recibe el nombre de disgrafia apráxica, porque en realidad es una apraxia que afecta al sistema de escritura. Algunos pacientes pueden escribir, aunque la letra está muy deformada.

Disgrafia aferente. Disgrafia producida por alteraciones en los procesos perceptivos, más que en los motores. La escritura a mano es una tarea de coordinación visual y motora muy compleja que exige constante información sobre los movimientos que se están realizando con la mano para poder ir guiando y corrigiendo la ejecución sobre la marcha. Algunos pacientes tienen trastornos perceptivos que les impiden realizar esa necesaria coordinación visuomotora, por lo que su escritura aparece deformada. Los dos síntomas principales de este trastorno son la tendencia a omitir o duplicar rasgos de las letras (escribir la «E» con cuatro líneas horizontales o la «m» con cuatro o cinco líneas verticales) y la dificultad para mantener la escritura en la línea horizontal (comenzar un renglón y terminarlo tres o cuatro renglones hacia arriba o hacia abajo).

Referencias

  • Cuetos Vega, González Álvarez, Vega, and Vega, Manuel De. Psicología Del Lenguaje. 2ª Edición. ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2020.
  • PDF Profesor tutor Ángel J. Pozo García

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