Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

Borkovec et al. (1993). En el TAG el paciente responde a señales internos cognitivas y/o somáticas y a señales externos de amenaza muy sutiles y de un amplio rango de contenidos.

En otros trastornos de ansiedad como las fobias específicas, el trastorno de ansiedad social, la agorafobia, o el TP, la sintomatología se asocia a ciertas situaciones externas (fobias), a sensaciones corporales (pánico y agorafobia), o a la separación de los padres (ansiedad de separación). Sin embargo, en el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) la ansiedad no se limita a ninguna situación particular, sino que ocurre de forma crónica, sin que la persona sea capaz de discriminar qué situaciones producen exactamente sus síntomas.

La preocupación ansiosa: el trastorno de ansiedad generalizada no es un trastorno residual

Borkovec et al. (1991). Constataron que los pacientes con excesiva preocupación y ansiedad, así como las personas con preocupación crónico subclínica, presentaban reacciones de activación autónoma mucho más modestas que el resto de pacientes con ansiedad.
Ruscio et al. (2001). La preocupación se ha tendido a ver de forma categórica (p. ej, normal vs. patológica), siendo la patológica la que se relaciona con el TAG. Sin embargo, la preocupación parece darse de forma dimensional.
Montorio et al. (2017). Las formas de preocupación adaptativa y desadaptativa también parecen diferir en otros aspectos, siendo superior en esta última la variedad de temas de preocupación, le facilidad y rapidez para cambiar de uno a otro tema, y el grado de preocupación por cosas menores.

El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) fue descrito por primera vez en el DSM-III (APA, 1980) como un trastorno residual de ansiedad básica. Sin embargo, a lo largo de los años se ha visto que el TAG puede ser conceptualizado como una entidad propia e independiente de otros trastornos de ansiedad, y su característica principal es la presencia de preocupación no realista relacionada con al menos dos temas. El DSM-IV (APA, 1994) depuró los criterios diagnósticos del trastorno, manteniendo la preocupación como característica principal para el diagnóstico. El TAG se caracteriza por una preocupación excesiva, afectando diversas facetas de la vida y siendo incontrolable. Las personas se diferenciarían en preocupación cuantitativamente pero no cualitativamente. La preocupación consiste en una anticipación aprensiva y se relaciona con pensamientos repetitivos sobre posibles amenazas futuras, catástrofes imaginadas, incertidumbres y posibles riesgos.

Diagnóstico y características clínicas

Criterios para el diagnóstico del Trastorno de ansiedad generalizada según el DSM-5 (APA, 2013)
Criterio A. Ansiedad y preocupación excesiva (anticipación aprensiva), que se produce durante más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar).

Criterio B. Al individuo le es difícil controlar la preocupación.

Criterio C. La ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado ausentes durante los últimos seis meses):

✅Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
✅Facilidad para fatigarse.
✅Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.
✅Irritabilidad.
✅Tensión muscular.
✅Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).

Nota: En los niños solamente se requiere un síntoma.

Criterio D. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Criterio E. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidismo).

Criterio F.La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad o preocupación de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valoración negativa en el trastorno de ansiedad social (fobia social), contaminación u otras obsesiones en el trastorno obsesivo-compulsivo, separación de las figuras de apego en el trastorno de ansiedad por separación, recuerdo de sucesos traumáticos en el trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en la anorexia nerviosa, dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave en el trastorno de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias delirantes en la esquizofrenia o el trastorno delirante).
Características diagnósticas

El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente acerca de una variedad de circunstancias de la vida, incluyendo responsabilidades laborales, financieras, familiares y de salud, entre otras. Esta preocupación es desproporcionada en relación a la probabilidad o al impacto real del suceso anticipado y es difícil de controlar. Además, la ansiedad y la preocupación se acompañan de una serie de síntomas físicos y psicológicos, como inquietud, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y trastornos del sueño.

Las preocupaciones asociadas con el trastorno de ansiedad generalizada son más penetrantes, pronunciadas y angustiosas que las preocupaciones de la vida cotidiana, y tienen una mayor duración. También son más frecuentes y no tienen desencadenantes específicos. Las personas con trastorno de ansiedad generalizada experimentan malestar subjetivo debido a la preocupación constante y al deterioro de las áreas sociales, ocupacionales o de otras áreas importantes del funcionamiento.

Es importante destacar que las preocupaciones de la vida cotidiana no son excesivas y se perciben como más manejables. Además, se asocian con mucha menos frecuencia a síntomas físicos.

Diagnóstico diferencial

Debe descartarse que la ansiedad y la preocupación no dependan del trastorno de ansiedad debido a una condición médica o al consumo de sustancias o medicamentos. Respecto al diagnóstica diferencial con otros trastornos, la ansiedad y preocupación no debe relacionarse:(1)exclusivamente con una posible evaluación social (trastorno de ansiedad social). (2)con los pensamientos obsesivos característicos del TOC en el TAG las preocupaciones se refieren a problemas futuros, y lo habitual es que estas sean excesivas, mientras que en el TOC las obsesiones son ideas inadecuadas (son pensamientos, impulsos o imágenes intrusivas y no deseados). (3)con las síntomas asociados a un trauma (no debe diagnosticarse el TAG si la ansiedad y preocupación se explican mejor como síntomas del TEPT) o a un factor estresante (trastorno de adaptación: aquí la ansiedad se produce en respuesta a un agente estresor). (4)con las características clínicas de un trastorno depresivo, bipolar o psicótico (si la preocupación sólo aparece durante el curso de alguno de estos trastornos, no debe diagnosticarse TAG).

Aspectos epidemiológicos

♀️Prevalencia

EL TAG es un trastorno relativamente común, y su prevalencia varía en función de diversos aspectos, incluidos la edad y el sexo. La mayor tasa de prevalencia suele darse en la edad media de la vida, disminuyendo en edades más avanzadas. Como en varios trastornos de ansiedad, la mujer tiene el doble de probabilidad que el hombre de ser diagnosticada de TAG. Así mismo, el trastorno es más prevalente en los países desarrollados que en los países poco desarrollados.

FuentePrevalencia anualPrevalencia vitalPrevalencia puntual
en atención primaria
Wittchen et al. (1991) entre el 3,7% y el 13,4%
DSM-5 (APA, 2013)
Población adolescente EE.UU
0,9%
*DSM-5 (APA, 2013)
Población adulta EE.UU
2,9%
**Stevens et al. (2014)media del 5%, variando entre el 4,2% y el 12,7%
*En otros países las tasas de prevalencia anual han variado entre el 0,4% y el 3,6%. **Se basa en datos de los proyectos epidemiológicos NCS, NOS-R y NESARC.
Inicio y curso clínico

Muchas personas que han sido diagnosticadas con TAG reportan haber experimentado ansiedad y nerviosismo a lo largo de toda su vida (APA, 2013). Aunque la edad media de inicio de los síntomas de TAG es de 30 años, esta puede variar en un amplio rango de edades y es más tardía que en cualquier otro trastorno de ansiedad. Cuando los síntomas de ansiedad y preocupación aparecen en edades tempranas, suelen manifestarse como un temperamento ansioso. Aunque el TAG puede diagnosticarse en niños, raramente se inicia antes de la adolescencia. El curso del TAG suele ser crónico, y las tasas de remisión completa son muy bajas. Los síntomas del TAG tienden a mantenerse relativamente constantes a lo largo de la vida, y los contenidos de la preocupación suelen ser apropiados para la edad del paciente. Por ejemplo, un adolescente suele preocuparse más por el rendimiento académico y deportivo, mientras que un adulto de mediana edad se preocupa más por la salud, el trabajo o el bienestar de la familia. Una persona de edad avanzada, por otro lado, tiende a preocuparse más por motivos de seguridad, como las caídas o el olvido. El inicio temprano del trastorno es un marcador de peor curso, lo que significa que es más probable que el trastorno tenga una mayor comorbilidad y un mayor deterioro. Según Durham (2007), existen algunos factores generales que se han asociado a un peor pronóstico a largo plazo en los pacientes con TAG. Estos factores incluyen la comorbilidad con otros trastornos de ansiedad y depresivos, la comorbilidad con trastornos de la personalidad, la gravedad elevada de los síntomas, los niveles altos de neuroticismo, el ajuste social pobre, el nivel socioeconómico bajo y estar sin trabajo.

Comorbilidad
Stevens et al. (2014). Algunos individuos con diagnóstico de TAG también reúnen los criterios para el diagnóstico de trastornos de la personalidad, especialmente el trastorno de personalidad límite, el evitativo y el obsesivo-compulsivo.

El TAG tiende a presentarse junto a otros trastornos como los de ansiedad y/o depresión. Esto se debe a que el TAG está asociado con elevados niveles de neuroticismo, que es una característica común en otros trastornos de ansiedad. Cuando la comorbilidad es mayor, los pacientes con TAG suelen tener mayores niveles de gravedad clínica y mayor grado de discapacidad o perturbación.

Interferencia

El TAG suele interterir de forma muy significativa en la vida del paciente. La preocupación patológica consume mucho tiempo y energía. Asi mismo, los síniomas asociados como el nerviosismo, lo tensión muscular el cansancio, la dificultad para concentrarse, y los problemas del sueño contribuyen a incrementar el deterioro en las diversas áreas de funcionamiento del individua (personal, social, laboral, etc.) El TAG se asocia a discapacidad y distrés significativos, independientes del posible efecto producido por los trastornos comárbidos (APA, 2013).

Etiología

Barlow (2002). El neuroticismo posee una base de perturbación neurofisiológica y se caracteriza psicológicamente por presentar elevadas expectativas de impredecibilidad e incontrolabilidad respecto a los sucesos negativos.
Fisher (2007). La heredabilidad estimada del TAG varía entre el 30-40 %, bastante más baja que para el trastorno depresivo mayor (70%).

n el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), al igual que en otros trastornos de ansiedad, la etiología está determinada por la influencia de factores genéticos y ambientales. Se estima que un tercio del riesgo de sufrir TAG es de origen genético, y que los factores genéticos se solapan con el riesgo de neuroticismo, y son compartidos con otros trastornos de ansiedad, especialmente con el trastorno depresivo mayor. La heredabilidad estimada del TAG es del 30-40 %, bastante más baja que para el trastorno depresivo mayor. Los factores ambientales, como las experiencias tempranas de estrés y traumas (por ejemplo, el maltrato infantil), los estilos de apego y las prácticas de crianza de los padres también son importantes en el desarrollo del TAG.

Los factores constitucionales son el resultado de la interacción entre ambos tipos de factores (genéticos y ambientales) y juntos conforman la vulnerabilidad constitucional. Esta es una vulnerabilidad psicobiológica que para los trastornos de ansiedad viene dada por el afecto negativo o neuroticismo y la inhibición conductual. Según algunos autores, como Barlow et al. (2014), el efecto de la vulnerabilidad constitucional es particularmente influyente en la etiología del TAG. El neuroticismo, por ejemplo, puede ser suficiente para el desarrollo del TAG, ya que posee una base de perturbación neurofisiológica y se caracteriza psicológicamente por presentar elevadas expectativas de impredecibilidad e incontrolabilidad respecto a los sucesos negativos.

Los diversos factores ambientales relacionados con la etiología del TAG también influyen en otros trastornos de ansiedad, como las experiencias tempranas, los estilos de apego y las conductas de crianza de los padres. Por ejemplo, un apego inseguro con los padres durante la infancia puede favorecer que el niño se convierta en una persona más vigilante respecto a posibles amenazas, tanto hacia sí mismo como hacia sus padres, y favorecer el desarrollo del TAG. Las experiencias tempranas traumáticas, tales como haber sufrido maltrato infantil (por ejemplo, abuso físico o sexual) o prácticas negativas de crianza, se han asociado con la frecuencia de trastornos de ansiedad, y en particular el TAG.

Aunque el conocimiento sobre la etiología del TAG es menor que respecto a otros trastornos como las fobias específicas o el trastorno de pánico, en las últimas décadas se han elaborado algunos modelos dirigidos específicamente a dilucidar los mecanismos etiopatogénicos de este trastorno, aunque su aportación es aún limitada. El modelo original, desarrollado por el grupo de Borkovec, se centra en la preocupación como mecanismo de evitación cognitiva. Otros modelos posteriores son sobre todo extensiones o correcciones al modelo de evitación cognitiva de Borkovec y proporcionan información adicional para el conocimiento de la etiología del TAG.

Modelo de aprensión ansiosa
Barlow (1988, 2000). Propuso un modelo sobre la etiología del TAG sugiriendo que se trataba del trastorno de ansiedad «básico».
Barlow, 2000, 2002). Sugiere que las personas con TAG aprenden a estar hipervigilantes hacia posibles amenazas externas o internas y tienden o interpretar la información ambigua como amenazante. También enfatiza que utilizan la preocupación como mecanismo de evitación del malestar emocional, aunque tal mecanismo solo le lleva a un círculo vicioso (la supresión de las imágenes amenazantes genera más ansiedad y más preocupaciones).
Fisher (2007). Es importante indicar que la evitación conductual (de estímulos de contextos situacionales que disparan lo ansiedad) parece ser bastante común en el TAG, especialmente de los estímulos relacionados con situaciones de tipo social.

El modelo propuesto por Barlow sobre la etiología del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) sugiere que la aprensión ansiosa es el componente central de este trastorno, caracterizado por una estructura cognitivo-afectiva difusa con un elevado afecto negativo que se asocia a muchos tipos de amenazas. Los principales componentes psicopatológicos de la aprensión ansiosa son las elevadas expectativas de impredecibilidad e incontrolabilidad, asociadas a un esquema cognitivo de hipervigilancia, y se caracteriza por activación de los circuitos del sistema de inhibición conductual.

Según el modelo, los individuos con elevado efecto negativo responden a los estímulos negativos con percepción de elevada incontrolabilidad y activación fisiológica, lo que lleva a la activación de sesgos cognitivos e hipervigilancia hacia la amenaza, que da como resultado que el individuo intente afrontar la ansiedad mediante la evitación conductual o la preocupación. Sin embargo, la evitación conductual solo genera más ansiedad y preocupaciones, lo que lleva a un círculo vicioso.

Aunque este modelo no proporciona mecanismos etiológicos específicos del TAG, ha incorporado elementos de otros modelos, como la evitación cognitiva basada en la preocupación y la intolerancia a la incertidumbre, para explicar cómo las personas con TAG aprenden a estar hipervigilantes hacia posibles amenazas y a interpretar la información ambigua como amenazante.

Modelo de evitación emocional basado en la preocupación
Borkovec et al. (1990); Borkovec et al. (2001). Parten de que la preocupación es una actividad del pensamiento de tipo lingüístico-verbal, que inhibe las imágenes mentales vívidas y la activación autónoma y emocional asociadas.
Roemer y Orsillo (2002). Han documentado, por ejemplo, que entre las razones por los que se mantiene la preocupación patológica están la creencia de que la preocupación prepara para resolver el problema, a la creencia supersticiosa de que se evita la ocurrencia de los sucesos negativos.
Fisher (2007). La función final de la preocupación es la de prevenir la exposición a material más estresante emocionalmente, tal como el relacionado con problemas de la infancia. El modelo, por tanto, sugiere que los pacientes con TAG parecen estar eligiendo preocuparse por aspectos menos salientes emocionalmente en lugar de pensar en aspectos más significativos.
Behar et al. (2009). Los programas de intervención basados en este modelo suelen centrarse en aspectos relacionados con la reducción de la preocupación y la tensión generalizada, tales como la monitorización de preocupaciones específicas, el control gradual de estímulos, la relajación, la reestructuración cognitiva, la focalización de la atención en el momento presente, etc.

Borkovec y sus colegas proponen que la preocupación puede ser una forma de evitar el procesamiento emocional del miedo, lo que a su vez puede mantener y perpetuar la ansiedad. Según este modelo, la preocupación se convierte en un hábito aprendido que se activa automáticamente en respuesta a cualquier situación o pensamiento ansioso. La preocupación constante y excesiva puede generar aún más ansiedad y preocupación, lo que resulta en un ciclo de ansiedad perpetua.

Borkovec también propone que la intolerancia a la incertidumbre es un factor importante en el mantenimiento del TAG. La intolerancia a la incertidumbre se refiere a la falta de capacidad para tolerar situaciones inciertas o ambivalentes, lo que a menudo se asocia con una necesidad excesiva de controlar y predecir el futuro. Esta intolerancia a la incertidumbre puede llevar a la preocupación excesiva, ya que las personas con TAG tienden a preocuparse por todo lo que podría salir mal en el futuro.

El grupo de Borkovec (Meyer et al, 1990) desarrolló el Penn State Worry Questionnaire (PSWO), un cuestionario de autoinforme diseñado para evaluar la preocupación patológica, el cual ha tenido una gran repercusión internacional por su utilidad en la psicología clínica y psicopatología del TAG.

El modelo de Borkovec et al. sugiere que la preocupación en el trastorno de ansiedad generalizada es un proceso de evitación cognitiva que busca reducir la activación emocional y somática asociada a las imágenes mentales vívidas de sucesos negativos o a problemas emocionales más profundos. Este proceso de evitación cognitiva se refuerza negativamente porque reduce la ansiedad y la sensación de incertidumbre y se refuerza positivamente porque los individuos con TAG creen que la preocupación les ayuda a resolver el problema y a evitar sucesos negativos (los individuos con TAG predicen sucesos que tienen muy poca probabilidad de ocurrir, por lo cual la preocupación suele reforzarse de forma supersticiosa).. Como resultado, la preocupación se convierte en un patrón de pensamiento excesivo e incontrolable que no permite el procesamiento emocional del miedo y la habituación y extinción de las respuestas de ansiedad.

Esquema simplificado del modelo de evitación emocional basado en la preocupación sobre el trastorno de ansiedad generalizada, Las líneas continuas indican un efecto positivo, y las discontinuas un efecto negativo o un efecto reducido. Tomado de Borkovec et al. (2004).

En los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada (TAG), la preocupación se vuelve patológica y excesiva, y se focaliza en aspectos interpersonales, lo que refuerza aún más la preocupación y la evitación cognitiva. La función final de la preocupación en el TAG es evitar la exposición a material más estresante emocionalmente, como el relacionado con problemas de la infancia. Por lo tanto, el modelo de Borkovec et al. sostiene que la preocupación es una forma de evitación cognitiva que impide el procesamiento emocional del miedo y la ansiedad, lo que a su vez mantiene los síntomas de ansiedad crónicos.

El modelo está apoyado por abundante evidencia empírica sobre la naturaleza de lo preocupación ansiosa. En este sentido se han demostrado los siguientes aspectos:

  1. En la preocupación hay una preponderancia de diálogo interno de tipo verbal, mayor que centrado en ta imaginación.
  2. Hay un efecto inhibitorio de la preocupación sobre el procesamiento emocional de material relacionado con amenazas.
  3. Existe una asociación significativa entre el TAG y los factores interpersonales.

Los programas de intervención basados en este modelo suelen centrarse en aspectos relacionados con la reducción de la preocupación y la tensión generalizada, tales como la monitorización de preocupaciones específicas, el control gradual de estímulos, la relajación, la reestructuración cognitiva, la focalización de la atención en el momento presente, etc. (Behar et al., 2009).

Modelo de intolerancia a la incertidumbre
Dugas et al. (1995, 1998, 2004). Su modelo gira en torno al concepto de intolerancia a la incertidumbre, el cual desempeña un papel central en el desarrollo y mantenimiento del TAG; el modelo se basa, no obstante, en el modelo de evitación emocional de Borkovec centrado en la preocupación (el modelo también integra algunas ideas de la teoría de Barlow sobre la aprensión ansiosa y los conceptos de impredecibilidad e incontrolabilidad).
Robichaud y Dugas (2006). La intolerancia a la incertidumbre actúa como elemento causal activador de la cadena de preocupación, de la orientación negativa hacia el problema y de la evitación cognitiva. Por ello, las terapias derivadas de este modelo suelen poner especial énfasis en incrementar la tolerancia y aceptación de la incertidumbre.
Esquema simplificado del modelo de intolerancia a la Incertidumbre sobre el trastorno de ansiedad generalizada. Tomado de Dugas et al. (1998).

El modelo propuesto por Dugas et al. (1995, 1998, 2004) se centra en el papel de la intolerancia a la incertidumbre en el desarrollo y mantenimiento del trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Según este modelo, las personas con TAG poseen una elevada intolerancia a la incertidumbre, lo que las lleva a percibir las situaciones ambiguas como estresantes y experimentar preocupación crónica en respuesta a ellas. Esta preocupación y la ansiedad que suele acompañarla llevan a una orientación negativa hacia el problema y a la evitación cognitiva, lo que perpetúa y agrava la preocupación y la ansiedad.

Las terapias derivadas de este modelo suelen poner especial énfasis en incrementar la tolerancia y aceptación de la incertidumbre para ayudar a reducir los síntomas del TAG. Esto puede incluir técnicas como la exposición gradual a situaciones inciertas o ambivalentes, la práctica de mindfulness y la identificación y cuestionamiento de creencias irracionales sobre la preocupación. En general, el objetivo de estas terapias es ayudar a las personas con TAG a aprender a tolerar y manejar mejor la incertidumbre para que puedan reducir sus niveles de preocupación y ansiedad.

Modelo metacognitivo
Wells (1999, 2004). Propone en modelo metacognitivo sobre el TAG. Partiendo de la distinción entre dos formas de preocupación (tipos 1 y 2). La preocupación Tipo 1 se refiere a preocupaciones cotidianas, tales como el dinero, el bienestar de lo pareja, situaciones sociales, etc.. así como también preocupaciones sobre sucesos internos no cognitivos como los síntomas físicos. Se propone que las razones por las que las personas llevan a cabo este tipo de preocupaciones radican en creencias «positivas» sobre la necesidad de continuar preocupándose para afrontar el problema más eficazmente (meta-creencias positivas). En contraste, la preocupación Tipo 2 se focaliza en la naturaleza y ocurrencia de los propios pensamientos (p. ej, preocuparse de que la preocupación puede llevar a la locura).

Este modelo sobre el TAG fue propuesto por Wells (1999, 2004) partiendo de la distinción entre dos formas de preocupación (tipos 1 y 2). La preocupación Tipo 1 se refiere a preocupaciones cotidianas, tales como el dinero, el bienestar de lo pareja, situaciones sociales, etc.. así como también preocupaciones sobre sucesos internos no cognitivos como los síntomas físicos. Se propone que las razones por las que las personas llevan a cabo este tipo de preocupaciones radican en creencias «positivas» sobre la necesidad de continuar preocupándose para afrontar el problema más eficazmente (meta-creencias positivas). En contraste, la preocupación Tipo 2 se focaliza en la naturaleza y ocurrencia de los propios pensamientos (p. ej, preocuparse de que la preocupación puede llevar a la locura). La preocupación Tipo 2 es básicamente preocuparse acerca de la preocupación(o «metapreocupación»), se activa por las creencias negativas (metacreencias negativas) sobre la incontrolabilidad y peligrosidad de la preocupación. El modelo parte de la asunción de que diversos formas anormales de preocupación, tales como las que se observan en las personas con TAG, corresponde a una elevada incidencia de preocupaciones de Tipo 2, mediante las cuales estas personas evalúan negativamente la actividad de preocuparse. Estas evaluaciones negativas, o preocupaciones de Tipo 2, reflejan creencias negativas que tienen los pacientes sobre la preocupación. El modelo se articula en torno a los conceptos de metacreencias
(positivas y negativas) y preocupación (Tipos 1 y 2), los cuales se relacionan con respuestas emocionales (ansiedad) y de afrontamiento (conductas y cogniciones desadaptativas).

META-CREENCIAS POSITIVASMETA-CREENCIAS NEGATIVAS
✅La preocupación me ayuda a afrontar el problema.
✅El preocuparme me ayuda a resolver problemas.
✅Si me preocupo, siempre podré estar preparado.
✅No haría nada si no me preocupara.
✅ Si me preocupo, puedo evitar que ocurran cosas malas.
❌El preocuparme puede hacerme daño,
❌Mis preocupaciones son incontrolables.
❌Las preocupaciones podrían volverme loco.
❌Mis preocupaciones continuarán siempre.
❌Mis preocupaciones tomarán las riendas y me controlarán.
Tomado de Wells (1999, 2004).

En resumen, el modelo de Wells describe cómo la preocupación se mantiene en las personas con TAG a través de creencias positivas sobre la necesidad de preocuparse y creencias negativas sobre las consecuencias de la preocupación. Estas creencias negativas generan preocupaciones Tipo 2, que intensifican la ansiedad y pueden llevar a conductas de evitación y estrategias cognitivas ineficaces. Estas estrategias de evitación y distracción pueden impedir que la persona se enfrente a la evidencia desconfirmatoria que demuestra que la preocupación no es peligrosa, lo que perpetúa las creencias negativas y las preocupaciones Tipo 2. Por lo tanto, el modelo de Wells sugiere que el tratamiento de la TAG debería centrarse en la modificación de las creencias metacognitivas negativas y en la exposición gradual a situaciones que generen preocupación para desconfirmar las creencias negativas y promover la adaptación cognitiva y emocional.

Otras aportaciones teóricas sobre el TAG
Roemer y Orsillo (2002). Propusieron extender e integrar la conceptualización del TAG, integrando el mindfulness y otros enfoques basados en la aceptación emocional con los modelos cognitivo-conductuales del TAG (fundamentalmente con los modelos de evitación emocional y de intolerancia a la incertidumbre)
Mennin et al. (2004). LLevaron a cabo una conceptualización del TAG basada en la regulación emocional modelo de desregulación emocional.
Newman et al. (2013). Han propuesto una modificación al modelo de evitación emocional del grupo de Borkovec, que han denominado como modelo de evitación del contraste. Los autores sugieren que las personas con TAG llevan a cabo preocupación crónica debido a que prefieren vivir un estado prolongado de distrés como forma de estar preparado emocionalmente ante lo peor que pudiera ocurrir.

otro modelo teórico que ha aportado información complementaria sobre la etiología del TAG es el modelo de sensibilidad a la ansiedad propuesto por Barlow (2002). Este modelo se centra en la hipersensibilidad que presentan las personas con TAG hacia las señales internas de ansiedad, lo que puede generar una mayor preocupación y miedo a experimentar síntomas físicos relacionados con la ansiedad. Estos individuos pueden interpretar de forma errónea las señales corporales normales como amenazantes, lo que contribuye a la perpetuación de la ansiedad y la preocupación.

En resumen, los modelos teóricos más relevantes sobre la etiología del TAG se centran en la preocupación crónica como mecanismo de afrontamiento, la evitación emocional, la sensibilidad a la ansiedad y la presencia de creencias negativas sobre la preocupación. Cada uno de estos modelos ofrece una perspectiva diferente y complementaria para entender el TAG y puede ser útil para desarrollar tratamientos más eficaces.

Es cierto que el modelo de Mennin et al. (2004) no aporta novedades específicas sobre la etiología del TAG, ya que se centra más en la regulación emocional en general y podría ser aplicable a otros trastornos de ansiedad. Sin embargo, es importante destacar que este modelo enfatiza la importancia de la regulación emocional en el TAG y destaca la necesidad de abordar las estrategias ineficaces de manejo emocional utilizadas por los individuos con TAG. En este sentido, la terapia enfocada en la regulación emocional podría ser útil para tratar el TAG, especialmente si se combinara con otras terapias que aborden la preocupación crónica y las creencias negativas asociadas.

Roemer y Orsillo (2002) propusieron ampliar e integrar la conceptualización del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), incorporando el mindfulness y otros enfoques basados en la aceptación emocional a los modelos cognitivo-conductuales del TAG (especialmente los modelos de evitación emocional e intolerancia a la incertidumbre). El modelo propuesto por estas autoras (modelo basado en la aceptación) hace hincapié en los siguientes componentes: (a) relaciones problemáticas con las experiencias internas (sentimientos, sensaciones corporales, pensamientos), como reaccionar de manera negativa a estas experiencias; (b) la evitación experiencial (concepto similar a la evitación emocional; por ejemplo, la preocupación patológica sobre posibles sucesos cotidianos o futuros para evitar pensamientos más traumáticos); y (e) la restricción conductual (similar a la evitación conductual, pero limitada a situaciones culturalmente valoradas; por ejemplo, pasar tiempo con familiares). El enfoque se centra en la preocupación y en la aceptación y tolerancia de la incertidumbre (por ejemplo, aceptar la imposibilidad de prever lo que pueda ocurrir). Este modelo, como indican las propias autoras, está dirigido principalmente al tratamiento y no tanto al conocimiento de la etiología del TAG.

Se han sugerido otras contribuciones con respecto a la etiología del TAG, como las alteraciones en el procesamiento de la información, como los sesgos en la interpretación de información ambigua de naturaleza amenazante (WacLeod y Rutherford, 2004), los procesos de aprendizaje (Mineko et al., 2002), las influencias familiares y ambientales (Newman et al., 2013) y los mecanismos neurobiológicos, como el exceso de reactividad de la amígdala (Porta-Casterás et al., 2020).

Referencias

  • Belloch, Sandín, Ramos Campos, and Sandín, Bonifacio. Manual De Psicopatología. 3ª edición. Madrid [etc.]: McGraw-Hill Interamericana De España, 2020. Print.
  • Española De Psicología Clínica, A., Sandín, B., Chorot, P., Valiente, R. M., & Lostao, L. (2009). VALIDACIÓN ESPAÑOLA DEL CUESTIONARIO DE PREOCUPACIÓN PSWQ: ESTRUCTURA FACTORIAL Y PROPIEDADES PSICOMÉTRICAS. Semanticscholar.org. https://pdfs.semanticscholar.org/c0a9/2c5c633d75e07bf83afeead7e63de6ae5b73.pdf
  • ChatGPT

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